El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza abre sus puertas a una de las exposiciones más esperadas de este año: Gabriele Münter. La gran pintora expresionista, que se podrá visitar hasta el 9 de febrero de 2025. Esta muestra ofrece una visión única de la vida y obra de Münter, una artista adelantada a su tiempo, cuya relevancia histórica ha sido injustamente opacada por su relación con Wassily Kandinsky, su pareja y compañero de arte. A través de más de 140 piezas, entre pinturas, dibujos, grabados y fotografías, la exposición pone de manifiesto la enorme aportación de Münter al movimiento expresionista y, por ende, al arte del siglo XX.
El inicio de una carrera vanguardista
Münter nació en 1877 en Berlín y, a lo largo de su carrera, demostró una visión artística profundamente original que le permitió destacarse como una de las figuras más prominentes del expresionismo alemán. Fundadora de El Jinete Azul (Der Blaue Reiter), un grupo vanguardista de artistas con sede en Múnich, su estilo característico —de trazos decididos y colores vivos— desafió las convenciones de su época. En sus obras, la artista reducía los sujetos a su forma esencial, transformando lo cotidiano en algo único, cargado de significado y emoción.
La exposición arranca con un interesante análisis de sus primeros trabajos, marcados por su experimentación con la fotografía, un medio que la artista utilizó de manera autodidacta. Esta etapa es clave para comprender su posterior evolución pictórica, pues la fotografía, con su capacidad para captar lo inmediato y lo efímero, influyó directamente en su desarrollo como pintora. El recorrido de la exposición va más allá de lo técnico, sumergiéndonos en su vida personal, política y social, en una época convulsa en la que las mujeres, aún más en el arte, luchaban por encontrar un espacio propio.
El Jinete Azul
A lo largo de la muestra, el público podrá observar cómo las primeras obras de Münter, realizadas durante sus viajes por Europa y el norte de África junto a Kandinsky, muestran una mujer inmersa en la búsqueda de su identidad como artista. Pero es con El Jinete Azuldonde su carrera se dispara, consolidándose como una de las figuras claves del movimiento expresionista. La exposición dedica una sección amplia a este periodo, con algunas de sus obras más célebres y una muestra de su relación con otros miembros del grupo, como Franz Marc, Paul Klee o August Macke.
Münter vivió una etapa llena de cambios, marcada por su exilio en Escandinavia durante la Primera Guerra Mundial, periodo en el que desarrolló nuevas formas de expresión. El paisaje de los países nórdicos, con su luz especial, transformó la paleta de la pintora, quien encontró en estos paisajes una vía para experimentar con la abstracción y la simplificación de las formas. A través de la exposición, se puede comprobar cómo la artista no dejó de innovar, manteniendo siempre un espíritu inquieto y en constante búsqueda de nuevas formas de expresión, independientemente de las adversidades.
La redención de una artista olvidada
La importancia de esta exposición radica en que, hasta hace pocos años, Gabriele Münter era una artista ampliamente reconocida en Alemania, pero casi desconocida en el resto de Europa. Su participación en El Jinete Azul quedó a menudo eclipsada por la figura dominante de Kandinsky, y su propio nombre fue relegado a un segundo plano en la historia del arte. Con esta muestra, el Museo Thyssen rectifica este olvido y reivindica a una mujer cuyo talento fue tan crucial como el de sus compañeros masculinos. Con esta retrospectiva, el museo no solo reivindica la figura de Münter como pintora, sino que también abre un debate sobre el lugar que las mujeres han ocupado en la historia del arte y cómo su obra ha sido percibida y valorada.
Un enfoque feminista en el arte
Uno de los aspectos más destacados de la exposición es cómo Münter abordó la representación del amor y las relaciones, desafiando las convenciones del amor romántico que prevalecían en la época. Lejos de presentarlo como un ideal inalcanzable, Münter representó el amor de una manera más honesta y realista, dotando a sus figuras de autonomía y profundidad emocional. Esta postura refleja también el contexto feminista de su vida, pues en una sociedad donde las mujeres eran relegadas al segundo plano, ella nunca permitió que su obra o su vida personal fueran definidas por su relación con Kandinsky. Su lucha por la independencia, tanto profesional como personal, se plasma en cada uno de sus trabajos.
La influencia de Münter no solo se limitó al ámbito artístico, sino que fue un motor de cambio en las normas de género y en la forma en que el amor y la identidad femenina fueron representados en el arte. Su capacidad para redefinir el rol de la mujer artista es una de las claves de su legado. A través de sus trabajos, la pintora alemana demostró que una mujer podía ser creadora y tener voz propia en un mundo dominado por el patriarcado artístico y social.
Una exposición imprescindible
Este redescubrimiento de Gabriele Münter se presenta como un paso más en la labor de revalorización de las artistas olvidadas que, a lo largo de la historia, han sido opacadas por el prisma patriarcal. La exposición no solo ofrece una oportunidad para admirar la calidad de su obra, sino también para reflexionar sobre el contexto histórico y social en el que vivió y cómo, a pesar de los obstáculos, logró forjar su propio camino en el arte.
Con Gabriele Münter. La gran pintora expresionista, el Museo Thyssen-Bornemisza nos invita a adentrarnos en un mundo lleno de color, emoción y valentía, el de una mujer que, con su talento y determinación, desafió las convenciones de su tiempo y dejó una huella imborrable en la historia del arte. Una exposición imprescindible para todos aquellos interesados en descubrir el poder transformador del arte expresionista, así como en reivindicar el lugar que corresponde a las mujeres en la narrativa artística.
