“ATTIS Mar es un albariño que crece mecido por las frías aguas de la ría de Arousa, adquiriendo poco a poco una expresividad singular y matices atlánticos”Si la bodega toma su nombre de Attis, el conductor del carro de Cibeles y amante de la diosa, y con él bautiza la mayoría de sus vinos acogidos a la D.O. Rías Baixas, SITTA por el contrario da nombre a aquellos vinos de la casa que por sus variedades o su método de elaboración prescinden de la D.O.En el caso de los ATTIS, se trata de blancos monovarietales de albariño y de caiño blanco, y mezcla de variedades autóctonas. En cuanto los tintos, la bodega está muy comprometida con la recuperación y difusión de uvas de la tierra muy escasas en la D.O., como son la Pedral, Caiño, Espadeiro y Sousón.DesdeGenio y Figura, el albariño más desenfadado de la casa, con alma moderna y entrada muy agradable, hasta la elegancia y complejidad de ATTIS Embaixador, un vino de terroir, en esta bodega no hay vinos mejores o peores, solo diferentes –mucho-, y decididos a sorprender a los paladares más curiosos. También son muy marineros, pues no en vano el Atlántico se infiltra hasta el último rincón de esta bodega de tierra y mar.Los propios Robustiano y Baldomero vienen cuidando desde chavales de la explotación de bateas de mejillón de la familia. Y allí mismo, anudada a una de sus cuerdas, cobra cuerpo ATTIS Mar, un albariño que madura mecido por las frías aguas de la ría de Arousa, adquiriendo poco a poco una expresividad singular y palpables matices marinos. Este vino supone, sin duda, la mejor expresión de esa comunión tierra-mar de esta bodega atlántica.Cada vez más presentes en hostelería y con buena distribución en tiendas especializadas, la compra de estos vinos a través de la página web de la bodega resulta especialmente ágil y cómoda, y con un poco de suerte, podemos llevarnos la sorpresa de probar algunas de las conservas que también elaboran en la casa, aunque por el momento no comercializan.
Al hablar de vinos, la tradición es siempre una baza importante, pero no la única. A veces, incluso, llega a ser un lastre. Por eso cuando se da la combinación ganadora de experiencia heredada y mirada en el futuro, pueden salir grandes proyectos de una bodega. Y en el caso de ATTIS, además de grandes, salen muchos.Hasta 19 vinos elaboran en esta bodega de Dena, en Pontevedra, cada uno de ellos con una personalidad única y genuino espíritu atlántico. La culpa de tanta etiqueta es de Robustiano Fariña, tan inquieto e impulsivo en sus cavilaciones como tranquilo y entrañable en su trato. “¿Por qué no intentamos…?” Esa pregunta no deja de resonar en la cabeza de Robus, siempre con algo nuevo por probar.Junto a su hermano Baldomero ha desarrollado este proyecto bodeguero que mira hacia el futuro desde la experiencia y la historia de la antigua bodega familiar. Y para llevar a buen puerto los golpes de inspiración, tienen a su lado al enólogo bordelés Jean François Hébrard, hijo y nieto de viticultores y enamorado de las variedades de Rías Baixas. Juntos se ponen manos a la obra para ver si esa nueva ocurrencia de Robus termina embotellada o tachada en una libreta. Prueba error. Y ya van, como decíamos, 19 dianas.La relación de la familia Fariña con el vino de la comarca de O Salnés se remonta varias generaciones. El equipo hoy al frente de ATTIS heredó la responsabilidad sobre la pequeña bodega en la que sus padres elaboraban el vino destinado a la venta en el restaurante familiar. Ahora, los hermanos Fariña no solo gestionan bodega y restaurante, sino que también llevan los vinos de la familia por todo el mundo.A excepción de los albariños, dirigidos a un mercado más amplio, la mayoría de esa veintena de referencias -once blancos, seis tintos y dos dulces- tiene una producción muy pequeña. El SITTA Ancestros, por ejemplo, apenas llegó a las 710 botellas para el 2012. Y no, no es una errata: SITTA.
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