La majestuosa sede del Palazzo Reale en Milán acoge hasta el próximo 20 de julio de 2025 una de las exposiciones más esperadas de este año: Io Sono Leonor Fini, un tributo a la vida y obra de esta enigmática artista argentina. Con un legado marcado por su rebeldía, Fini es una de las figuras más transgresoras y misteriosas del siglo XX. A través de esta muestra, el público tiene la oportunidad de sumergirse en un universo único donde la pintura, la moda, el teatro y la ilustración se entrelazan, desafiando las convenciones sociales y artísticas de su tiempo.

Leonor Fini nació en Buenos Aires en 1907, pero su vida y obra estuvieron marcadas por un carácter profundamente internacional, con una conexión constante con las vanguardias europeas. Su camino artístico comenzó en la Italia de los años 30, cuando su madre la trasladó a Trieste, lejos de un padre posesivo que amenazó con secuestrarla. Fue entonces cuando la pequeña Fini, disfrazada a menudo de niño para pasar desapercibida, comenzó a forjar una identidad de artista independiente. A lo largo de su vida, esta necesidad de subvertir las expectativas sociales sería una constante, tanto en su arte como en su vida personal.
A diferencia de muchas artistas que se sumaron al surrealismo, Fini nunca aceptó las limitaciones impuestas por los hombres del movimiento, como André Breton, quien veía a las mujeres solo como musas. Fini se rebeló contra esta visión reduccionista y construyó su propia iconografía, donde las mujeres no son objetos de deseo, sino sujetas de su propio poder y deseos. En sus cuadros, las mujeres se transforman en diosas, esfinges, hechiceras y criaturas mitológicas, desafiando las convenciones de su tiempo. Con una notable capacidad para explorar la androginia, la artista representaba a hombres como figuras pasivas y andróginas, mientras que las mujeres se presentaban como figuras fuertes y empoderadas, cuestionando los roles de género tradicionales.
Fini también fue pionera en la representación del erotismo y la sexualidad como elementos liberadores y sin restricciones. En sus cuadros, no había tabúes, ni moral religiosa que limitara la expresión de los deseos. La artista abordó temas como el sadismo, el masoquismo, el fetichismo y el poliamor, rompiendo con las convenciones de la época y abriendo un espacio para la reflexión sobre la identidad sexual y los límites del deseo. En sus propios términos, Fini describía la pintura como un acto erótico en sí mismo: "Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene necesariamente que estar en el tema, puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue", decía la artista.

La exposición Io Sono Leonor Fini ofrece una visión completa de su carrera, que abarca más de cinco décadas de creación. En sus salas se pueden ver desde sus primeras obras surrealistas, hasta los diseños de vestuario que realizó para ballets y óperas, sin olvidar su trabajo como ilustradora y diseñadora de objetos. Un aspecto fundamental de la exposición es la exploración de la relación de Fini con la moda, un campo que abrazó con entusiasmo. Entre sus creaciones más famosas destaca el icónico frasco de perfume Shocking para la diseñadora Elsa Schiaparelli, que se convirtió en un símbolo de la transgresión y la libertad de la mujer. Además, su colaboración con Christian Dior, quien le ofreció su primera exposición individual en París, consolidó su lugar en la historia del arte y la moda.
En la exposición se destacan varias piezas de gran valor histórico, como los autorretratos de Fini, donde la artista se representa a sí misma como una esfinge, una figura misteriosa que juega con los límites entre la vida y la muerte. Estos autorretratos son una de las claves para entender la obsesión de Fini por la transformación, la mutación y el poder de la autoexpresión. En ellos, la artista desafía las convenciones de belleza y poder, subrayando su independencia frente a los modelos tradicionales impuestos por la sociedad y el arte de su tiempo.

En cuanto a su vida personal, Fini fue igualmente una mujer de convicciones firmes. Rechazó las expectativas convencionales de matrimonio y familia, eligiendo vivir en una relación poliamorosa con los hombres Stanislao Lepri y Constantin Jeleński, quienes compartieron su vida durante más de tres décadas. Esta "comunidad" no solo fue un refugio para su vida emocional, sino también una base para su creatividad. Los tres trabajaron juntos en distintos proyectos artísticos, combinando pintura, escritura y diseño de escenografías. La libertad que Fini experimentaba en su vida se reflejaba en su arte, que nunca aceptó limitaciones ni definiciones rígidas.
Las vanguardias
A través de su participación en movimientos vanguardistas, su colaboración con intelectuales como Georges Bataille, Jean Cocteau y Jean Genet, y su constante enfrentamiento a las normas establecidas, Fini se ganó un lugar destacado en la historia del arte. Su trabajo no solo es relevante en el contexto del surrealismo, sino que también anticipó las discusiones sobre género, sexualidad y poder que hoy siguen siendo centrales en las prácticas artísticas contemporáneas.

La muestra del Palazzo Reale ofrece un vistazo a una de las artistas más subestimadas y revolucionarias del siglo XX. Fini fue una mujer que, a través de su arte y su vida, desafió las normas establecidas, construyendo un legado que sigue siendo fuente de inspiración para generaciones de artistas y pensadores. Esta exposición representa una oportunidad única para redescubrir a una mujer cuya obra sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en su tiempo, recordándonos que la transgresión, la libertad y la creatividad no tienen límites.