Conocer al autor de un libro siempre es un privilegio a la hora de leerlo, porque amén de lo escrito se transparenta tras las palabras la persona; en este caso conozco al autor, o más exactamente lo conocí de niño. Su segundo apellido delata nuestro parentesco: es mi primo hermano, hijo de mi tía Carmiña y mi tío Pedro (el pintor).Ignacio Ayerbe, para mí Nacho, heredó la vena artística de su padre, y nunca olvidaré como a partir de un brick de leche me fabricó un pico de pájaro que necesitaba para la foto de portada de mi tercer libro (fui bastante precoz y Nacho aún más): Aquel anciano pájaro.Al enterarme de que había publicado Atlas mental, el título me pareció fantástico, le llamé -mandé un guasap para ser exactos- pidiéndole que me lo enviara.Es un libro interesantísimo, perfectamente estructurado, y me he enterado que es de lectura recomendada en varios institutos. El texto, como es natural dado que mi primo es doctor en psicología, es preciso y minucioso, pero lo que a mí me ha gustado de modo especial, lo que me ha hecho recordar una vez más al maravilloso niño que era: capaz de fabricar un pico de pájaro con un cartón de un brick de leche, ha sido la parte gráfica. Los gráficos de ATLAS MENTAL son para enmarcarlos: claros y sencillos de comprender, con las masas y los colores adecuada y artísticamente utilizados.Es un buen libro de compañía, también para un profano en la materia como yo; lo tengo en la mesilla, y pasearé por él muchas noches antes de apagar la luz y dejar el control a los sueños: "podemos aspirar al sentimiento de felicidad, a encontrar el equilibrio entre su naturaleza emocional y el carácter racional que le da significado" (pag. 93)
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