Rompedor y sin concesiones para el preciosismo, el escritor Montero Glez (Madrid, 1965) ha decidido jugar, y lo hace verdaderamente bien con escritores, pintores, artistas en general, más o menos amigos todos, cuando de convertirlos en personajes de su nueva novela se trata. Porque La vida secreta de Roberto Bolaño (Navona) es un salto de calidad para dejar atrás la manida autoficción y ofrecer algo más refrescante, en una obra donde pululan cantaores como Agujetas, pintores de la talla de Claramunt, Ceesepe y Miquel Barceló, o novelistas como Marsé, Vila-Matas, el mismísimo Hemingway o el que recibe el honor de aparecer en el título del libro. El engaño gana adeptos conforme nos adentramos poco a poco en sus páginas, y finalmente nos gana la partida.
El puñado de artistas (pintores, escritores, cantaores, diseñadores… todos hombres, por cierto) que exhibe a modo de ¿homenaje? en estas cinco historias, ¿los elige porque aúnan todos ellos el marchamo de malditos, o esta selección tiene un significado más complejo?
El significado es mi relación con ellos. Se quedó fuera del libro una mujer, mi admirada Emma Suárez, y no se quedó fuera por ser mujer, por favor, sino porque no supe encontrar el tono, el estilo, para contar su historia. Espero poder encontrarlo algún día, pues es una historia muy literaria. De momento no estoy a la altura.
Su nueva propuesta narrativa, ¿es literatura dentro de la literatura para disfrutar de la literatura en toda su amplia dimensión o es simplemente un ajuste de cuentas con compañeros artistas más o menos queridos, rechazados o admirados?
Es literatura dentro de la literatura. Los ajustes de cuentas los hago a la cara, por favor.
Ni que decir tiene que el narrador de su libro no tiene en demasiada buena estima al Roberto Bolaño novelista… ¿Ha usado la ficción literaria para desquitarse personalmente?
Para conseguir la distancia, la voz de la envidia del narrador hacia Roberto Bolaño lo que hice fue fijarme en el narrador de El Perseguidor, un crítico de jazz que manifiesta sus celos hacia el saxofonista Johnny Carter trasunto de Charlie Parker.
Preguntar a estas alturas qué hay de realidad y qué de ficción en La vida secreta de Roberto Bolaño, ¿es reducir la verdadera intención literaria de su libro?
Sí, claro, porque la verdad en la vida y la verdad en la literatura son verdades diferentes.
“El artista es caótico o no es artista. El orden para los policías”
Vista la selección que hace de artistas, no es descabellado aseverar que Juan Marsé es el más ‘centrado’ de todos los elegidos, donde el malditismo planea sobre ellos. ¿No lo ve así?
Si atendemos a la prosa, a mi prosa, Juan Marsé es mi padre putativo. Qué menos que revivir aquella tarde paseando con él por Barcelona.
Exprimida hasta la extenuación la autoficción como subgénero literario, ¿qué nos va quedando de la evolución natural de la novela actual?
Las teleseries han venido a tomar su relevo. Puede decirse que Los Soprano se cargaron la novela.
Tánger sirve de nexo geográfico de unión entre sus historias interconectadas y también reserva un destacado protagonismo al escritor marroquí Mohamed Chukri. ¿Qué significado aportan ambos al desarrollo de su historia?
Tánger es una ciudad que siempre te está esperando y el Chukri era su escritor y su amante.
Ese ‘desmadre artístico’ que todos los artistas elegidos exudan en sus obras y sus trayectorias vitales, ¿es un rara avis en extinción en el mundo de la creación actual en general?
El artista es caótico o no es artista. El orden para los policías.