“Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio”. Aquel hombre de apenas 1,60 metros de estatura que se definió a sí mismo con una frase lapidaria que quedaría cincelada a fuego en la historia de la literatura universal, ahora tiene quien lo retrate de forma poliédrica, íntima, oral, en un ejercicio admirable de funambulismo literario a cargo de otro ser dotado como pocos para la versatilidad y lo multidisciplinario. George Plimpton (1927-2003), escritor, editor, comentarista, cronista literario, actor y mil cosas más, se embarcó en la aventura de indagar en la vida de uno de los escritores estadounidenses más icónicos e importantes del pasado siglo XX, Truman Capote, del que este 2024 se cumplen cien años de su nacimiento y 40 de su prematuro fallecimiento a los 59 años de edad arrasado por el alcohol.
La arriesgada aventura biográfica en la que se sumerge de lleno Plimpton tiene la dificultad añadida de que se articula con una recapitulación oral y una secuenciación cronológica de las anécdotas contadas por todos aquellos amigos, enemigos, famosos y envididadores profesionales que amaron, odiaron o admiraron a partes iguales al genio de Nueva Orleans, convertido en el perejil de todas las fiestas de la jet y el glamur en la metrópoli de los rascacielos por antonomasia.
Por estas 600 páginas circulan voces de relumbrón que quisieron u odiaron al indomable e irreverente genio con la misma intensidad con la que pudieron disfrutar junto a él de momentos inolvidables
Sin dudarlo apenas un instante, esta edición completa y sin censura, por primera vez en español, de Truman Capote. Remembranzas y confidencias de sus amistades, enemigos, conocidos y detractores, publicada con especial mimo por Libros del Kultrum, con traducción de José C. Vales y prólogo de Víctor Fernández, es claramente la mejor aproximación que se hará nunca al autor de obras inmortales de la literatura universal como Desayuno con diamantes, A sangre fría, El arpa de hierba o Plegarias atendidas, entre otras. Y esto es así por la sencilla razón de que por estas 600 páginas circulan voces de relumbrón en múltiples facetas artísticas que quisieron u odiaron al indomable e irreverente genio con la misma intensidad con la que pudieron disfrutar junto a él de momentos inolvidables aquí registrados por otro ser inclasificable como fue Plimpton.
Lauren Bacall, Gore Vidal, Harper Lee, Kurt Vonnegut, John Huston, Mia Farrow, Frank Sinatra, Paul Bowles… y un larguísimo etcétera aportan comentarios que el autor de esta biografía agrupa en una secuenciación cronológica para que podamos apreciar en toda su dimensión el nacimiento, auge y caída en los infiernos de un escritor excepcional, con una personalidad arrolladora que no dejaba indiferente a nadie.
Tan mentiroso como encantador
Como recuerda Fernández en el prólogo de esta edición en español, Plimpton sabía con qué bueyes araba cuando le pidió al propio Capote que le ayudara a comprender al primer Andy Warhol para su también biografía coral Edie. “Era un mentiroso famoso pero encantador. Siempre pensó que, si no había sucedido de esa manera, tendría que haber sucedido de esa manera”, rubrica Plimpton con cierta sorna. “Y es que a Capote no le interesó nunca la comprobación de los hechos. No usaba grabadora ni libreta de apuntes: prefería memorizarlo todo”, añade Víctor Fernández en el prólogo.
Las remembranzas orales aquí recogidas blanco sobre negro son un admirable ejercicio de aproximación al Capote más real y cercano, al ajeno al boato y las luces de la fama, que hicieron de él en muchas ocasiones poco menos que un bufón de la corte y reino de las vanidades neoyorquina. Sin ir más lejos, estremece este desgarrador pasaje de Andreas Brown, propietario de una famosa librería de Nueva York especializada en archivos literarios, en el que cuenta la relación del escritor con su madre en aquel asfixiante ambiente sureño: “Toda la vida de Capote estuvo marcada por el abandono. Uno es capaz de visualizar a aquel crío precoz y sensible esperando que su madre volviera a su casa, en la Alabama rural, en una de sus escasas y breves visitas, para verla partir ese mismo día o al día siguiente, sin saber cuándo iba a volver a verla. Su madre siempre estuvo interesada en otras cosas: él no era importante para ella y él lo sabía, sin ningún género de dudas. Y, sin embargo, él la necesitaba desesperadamente”. Posiblemente, el Capote chispeante, indomable y al mismo tiempo sumamente frágil y vulnerable se formó definitivamente en aquellas ansiadas esperas a la llegada de su madre.
Estamos, en definitiva, ante la biografía total que un escritor de la talla de Truman Capote necesitaba, sin moralinas de ningún tipo ni artificios por parte del biógrafo, ya que aquí es la coralidad la que da la dimensión de una obra imprescindible para conocer en toda su complejidad a aquel genio plagado de frustraciones.