Tiene algo mágico, intangible, que se disfruta a cada instante. Cada vez que el helenista, traductor y cineasta Pedro Olalla se embarca en un nuevo proyecto literario, sus seguidores nunca pueden intuir por dónde engarzará esta vez su nueva aventura sobre la antigua Grecia. En Palabras del Egeo, primorosamente editado como siempre por Acantilado, el narrador cuenta a su hijo desde un recóndito lugar del Egeo acodado frente a un mar cristalino todo tipo de aprendizajes sobre las más variadas artes del conocimiento relacionadas con las antiguas civilizaciones griegas, ya sea historia, mitología, antropología, arqueología, lingüística, etimología, geología…
Todo ello entremezclado sabiamente da como resultado una obra luminosa, profundamente erudita y al mismo tiempo cercana, evocadora siempre, con el marchamo propio de un estilo singular de contar historias de un pasado remoto que se nos acerca como por arte de ensalmo, como aquellos ancestrales contadores de historias boca-oreja en torno a la lumbre. Aquella Grecia primigenia es mucho más grande contada por Pedro Olalla, le da una nueva y grandiosa dimensión.
Una obra luminosa, profundamente erudita y al mismo tiempo cercana, evocadora siempre, con el marchamo propio de un estilo singular de contar historias de un pasado remoto que se nos acerca como por arte de ensalmo
Y además en esta ocasión, Palabras del Egeo nos descubre aspectos de la historia y de las últimas investigaciones arqueológicas sorprendentes y en absoluto conocidas, que nos dan la dimensión de la importancia de aquellas primeras civilizaciones avanzadas que expandieron su sabiduría y formas de organización por todo el planeta hasta entonces conocido.
Qué duda cabe que mucho de lo que somos hoy se lo debemos sin duda a aquellos primeros hombres y mujeres que sembraron las primeras semillas de una civilización luminosa y avanzada, que brilla aún hoy en muchos aspectos cotidianos de nuestra vida diaria, la lengua sin ir más lejos. Y Olalla está ahí para transmitírnoslo de forma apasionante y absorbente. Una joya, otra más de este reputado helenista.