Impulsividad: ese dedo rápido que te lleva a comprar las entradas en un portal de ventas que aparece bajo el epígrafe de lo que realmente buscabas, y cuando te das cuenta, has pagado por esa 5ª fila como si fuéramos la familia completa.
Sí, ya, estaba la opción de revender, pero entonces saltábamos a la 17. La Monicada ya estaba hecha, ahora tocaba preparar maletas.
(Lo que pasó despúes, tendrá su crónica otro día)
Regresamos con una hora de más y, por suerte, ese día vemos las noticias y la peli sobre el concierto de Harlem despierta a mis neuronas, entre lavadoras y maletas, tenemos concierto en Viveros. Aún nos dá tiempo a unas deliciosas tapas rápidas en Café Alameda, y creyendo que llegamos pronto, resultó que se había adelantado hora de inicio (por el Covid, nos dicen, y yo no lo entiendo). Tengo que agradecer al virus el haberme perdido 3-4 canciones.
El último trabajo de Sole Giménez vuelve a ser un homenaje a mujeres anónimas para la mayoría, hasta que ella las rescata del olvido y le dá la vuelta a la historia.
"Muñequita linda" me traía a un Nat King Cole enamorado, cuando resultaba ser el llanto de María Grever, su autora, por la pérdida de su hija de pocos meses.
La de caras B que nos hemos perdido.
Fué tan entrañable recordar los momentos con Presuntos, como ver cantando a mami con su pequeño tesoro, Alba, una preciosa canción de Morgan y aprovechar para dedicarnos una fantástica reflexión a quienes tenemos hijos: que dejen las pantallas y juguemos con ellos.
Pudimos imaginarla en sus comienzos escribiendo "Alma de Blues" en su casa de la avenida del Puerto y ahora, es ella la que pone el foco en una joven promesa valenciana, Laura Sánchez. Sus voces nos transportan unos añitos atrás al Palau de la Música.
Cercana, sencilla, así se nos muestra Sole, capaz con su voz de mover los finos hilos de tu alma.
Bowie sonó mientras el Staff cambiaba escenario y te preparaba para superar la prueba, de no levantarte de la silla con Coque Malla.
Sole se fué como las olas suaves de la Malvarrosa y Coque entró como las de la playa de las Conchas en La Graciosa. Resultó un verdadero esfuerzo no vibrar con todo el cuerpo ya fuera con las nuevas o las "Ronalderas", incluso con las lentas, sentías balancearte.
Coque desprende energía y te sacude desde dentro recordándote que estás viva.
Poeta del rock, pequeño y grande a la vez, elegante como Fred Astaire y sexy como Elvis Presley.
La pantalla envolvió a la banda en una mixtura de energías que convirtieron el escenario en una caja mágica.
Estoy segura de que si ayer había algún soso en el concierto, Coque supo darle el punto de sal que se necesita para vivir.
Y si hubiéramos podido bailar en nuestros sitios, sin apenas tocar a los de al lado, habría sido la leche...
Parece que no bastaba con el gel, la separación de sillas, la mascarilla o la vacunación.
Parece que el éxito del concierto-experimento de Love of Lesbians (27 marzo, Barcelona) no acaba de convencer a algunos.
Parece que tendremos a aprender a bailar sentadas y a reprimir nuestras emociones hasta que la cordura vuelva a nuestras vidas.
Mientras tanto, no podremos olvidar llevar a los conciertos la entrada y el Supergen para pegarnos a las sillas.