La naturaleza como mito y metáfora: 'Entre Caos y Cosmos' ilumina la Antigua Grecia

Una exposición única revela la compleja relación de los griegos con el entorno, entre magia, mito y realidades ecológicas

02 de Diciembre de 2024
Actualizado a la 13:22h
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Detalle sobre naturaleza alterada y naturaleza mecánica en la exposición
Detalle sobre naturaleza alterada y naturaleza mecánica en la exposición

El Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid, en colaboración con Acción Cultural Española (AC/E), presenta una exposición que invita a descubrir las múltiples dimensiones de la naturaleza a través del lente de la Antigua Grecia. ‘Entre Caos y Cosmos. Naturaleza en la Antigua Grecia’, no es solo una muestra de arte, sino una ventana al imaginario mítico que los antiguos griegos construyeron en torno a su entorno natural. A través de cerámicas, estatuas y reliquias, la exposición ofrece una reflexión profunda sobre cómo la naturaleza fue vista como un espacio de caos primigenio y orden divino, y cómo este vínculo con el medio ambiente se entrelazaba con sus mitos, creencias y preocupaciones cotidianas.

Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

Un recorrido por el caos, el cosmos y la domesticación

La exposición, que podrá ser visitada hasta el 30 de marzo de 2025, comienza con un concepto esencial para los griegos: el caos. La visión griega del origen del mundo no empieza con un estado de orden, sino con el caos primordial, un vacío donde no existían las leyes naturales, pero donde ya se gestaban las semillas del cosmos, la estructura ordenada del universo. En este entorno salvaje y primitivo, los dioses del panteón griego comenzaron a modelar el mundo, creando las fuerzas de la naturaleza, la tierra, el mar y los animales, que para los griegos eran tanto elementos de veneración como de temor.

Copa de Aison 420 a. C. Museo Arqueológico Nacional.Foto Fernando Velasco Mora
Copa de Aison 420 a. C. Museo Arqueológico Nacional.Foto Fernando Velasco Mora

A medida que avanzamos en el recorrido, nos encontramos con la domesticación de la naturaleza por parte de los seres humanos, un paso que les permitió pasar de ser meros observadores a conquistadores del medio ambiente. A través de la domesticación de animales y plantas, los griegos no solo aseguraron su sustento, sino que también empezaron a entender la naturaleza como un ente que podía ser controlado y moldeado a su favor.

Cratera de Heracles en los conflnes del mundo. Cerámica, figuras rojas. Pintor Nikias. Ática, Grecia. 410 400 a. C.Antikensammlungen und Glyptothek (Munich)
Cratera de Heracles en los conflnes del mundo. Cerámica, figuras rojas. Pintor Nikias. Ática, Grecia. 410 400 a. C.Antikensammlungen und Glyptothek (Munich)

La tríada mediterránea (trigo, vid y olivo) se convierte en símbolo de esta relación de interdependencia entre los seres humanos y su entorno. Además, el mar Mediterráneo, representado como una fuente de alimento, pero también como un lugar de misterio y peligro, es fundamental en la exhibición, destacando su papel esencial en el comercio y la cultura.

Plato de pescado 350 320 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Plato de pescado 350 320 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

Los seres híbridos y la magia de la naturaleza

Uno de los aspectos más fascinantes de esta muestra es su exploración de los “seres híbridos” que habitan la mitología griega. Sirenas, centauros y otras criaturas mitológicas son presentadas no solo como figuras míticas, sino como representaciones de una naturaleza alterada, donde los límites entre el ser humano y el animal se disuelven. Estos seres, que a menudo servían como mensajeros de los dioses, nos invitan a reflexionar sobre el concepto de la alteración y la transformación en el mundo natural. A través de estas representaciones, los griegos no solo daban forma a sus mitos, sino que también cuestionaban los límites de lo posible y lo imposible, una reflexión que resuena incluso en la actualidad.

Detalle de la exposición, Museo Arqueológico Nacional.6
Detalle de la exposición, Museo Arqueológico Nacional.6

Además de los seres híbridos, la exposición dedica una atención especial a la magia y el misticismo que los griegos atribuían a ciertos aspectos de la naturaleza. En particular, se exploran los jardines y las plantas, considerados espacios de disfrute sensorial y, a la vez, asociados a la magia y el poder de transformación. El dios Eros, responsable de la creación continua de vida, se presenta como una figura central en la concepción griega de la naturaleza. Asimismo, las pócimas y brebajes, dominio de las mujeres, quienes eran las guardianas del conocimiento de las hierbas y las raíces, son tratados en la exposición como un ejemplo del poder oculto de la naturaleza.

Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

Un viaje al Más Allá y el vínculo con el presente

La exposición no se limita a la representación del mundo terrenal; también abarca el Más Allá, un espacio fundamental en el imaginario griego. La vida después de la muerte era un concepto tan presente como el mundo físico, y la exposición lo refleja con la ayuda de la mitología, que presenta a los difuntos viajando al Hades con la ayuda de animales como los delfines, considerados guías hacia el otro mundo. Este simbolismo de la muerte y la transición se entrelaza con las concepciones griegas sobre el equilibrio natural, que no se limita solo a la vida en la Tierra, sino que también se extiende al orden cósmico.

Didracma de Cirene 308 277 a.C.Museo Arqueológico Nacional. Foto Alberto Rivas Rodríguez
Didracma de Cirene 308 277 a.C.Museo Arqueológico Nacional. Foto Alberto Rivas Rodríguez

La muestra incluye más de un centenar de piezas, muchas de las cuales provienen de las colecciones del Museo Arqueológico Nacional y de destacados préstamos internacionales, como los del Museo del Louvre, el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y el Antikensammlung de Berlín. Estos préstamos enriquecen la exposición, proporcionando una visión más amplia de la visión griega de la naturaleza, desde el arte hasta las prácticas cotidianas.

Fíale con escena de caza 310 300 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Fíale con escena de caza 310 300 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

Reflexiones sobre la extinción y el medio ambiente

Uno de los aspectos más actuales de la exposición es su reflexión sobre la extinción de especies y la explotación de recursos naturales. Un ejemplo claro de ello es el silfio, una planta que se representa en una moneda de Cirene, en la actual Libia. Este recurso, muy apreciado por sus propiedades medicinales, se extinguió debido a su sobreexplotación, un paralelo inquietante con las preocupaciones medioambientales actuales. Este tema, que resuena con los problemas de sostenibilidad y conservación del medio ambiente que enfrentamos hoy en día, hace que la exposición no solo sea una mirada al pasado, sino también un punto de partida para reflexionar sobre nuestro propio vínculo con la naturaleza.

Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Detalle de la exposición. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

En resumen, ‘Entre Caos y Cosmos. Naturaleza en la Antigua Grecia’ es mucho más que una exposición arqueológica: es una invitación a reflexionar sobre el profundo lazo que une al ser humano con su entorno natural, un lazo que sigue vigente hoy en día, tan relevante como en la época de los dioses griegos. Con sus obras maestras, su contenido educativo y sus actividades complementarias, esta muestra ofrece una experiencia única para los visitantes, invitándolos a explorar no solo el pasado, sino también a cuestionar el futuro de nuestro propio cosmos natural.

Aplique funerario con Aqueloo 500 450 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe
Aplique funerario con Aqueloo 500 450 a. C. Museo Arqueológico Nacional. Foto Ariadna González Uribe

 

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