Néstor Martín-Fernández de la Torre, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1887, fue un artista que trascendió los límites de la pintura, marcando con su obra un hito en la historia del arte modernista y simbolista europeo. Desde joven, se destacó como un pintor, escenógrafo y diseñador con una sensibilidad única por la identidad cultural canaria. No solo construyó un estilo inconfundible, sino que también se dedicó a teorizar sobre la cultura local, proponiendo conceptos como el "tipismo" o la arquitectura "neocanaria", un legado que, a pesar de su relevancia, sigue siendo olvidado por muchos.

En una familia de gran prestigio intelectual, Néstor se formó en un ambiente artístico desde sus primeros años. Su tío, Néstor de la Torre y Comminges, un barítono de renombre internacional, y su primo Claudio de la Torre Millares, precursor de la literatura isleña, marcaron el camino hacia la creatividad y el arte. La influencia de su hermano, Miguel Martín-Fernández de la Torre, arquitecto racionalista de renombre, también fue fundamental en su desarrollo artístico. Juntos compartieron proyectos y una visión común de reivindicar la cultura canaria desde un prisma innovador.
Su formación
A lo largo de su vida, Néstor se formó bajo la tutela de grandes maestros, como el pintor impresionista Eliseo Meifrén Roig. Gracias a esta influencia, comenzó a crear marinas y paisajes que reflejaban la esencia de su tierra natal. En 1901, Néstor se trasladó a Madrid con una beca del Ayuntamiento de Las Palmas, donde se sumergió en el mundo del arte y la cultura española. Posteriormente, su itinerario artístico lo llevó por ciudades clave como Londres, París, Bruselas y Barcelona, donde fue reconocido como un referente en el arte modernista.
Pero más allá de su destreza en la pintura, Néstor fue un hombre polifacético que también se dedicó a la escenografía y al diseño de vestuarios y joyas. Uno de sus logros más notables fue la creación de la escenografía para el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas, que marcó un antes y un después en la estética teatral canaria. Durante su estancia en Barcelona, en 1907, se hizo un nombre en los círculos artísticos de la ciudad, donde su participación en exposiciones internacionales consolidó su reputación. Sin embargo, fue en Madrid, en 1920, cuando alcanzó el mayor reconocimiento, trabajando junto a otros artistas de la época.

Su creación
A lo largo de su carrera, Néstor se interesó por la creación de obras que reflejaran su amor por Canarias y su identidad cultural. Así nacieron sus icónicas series "Poema del Atlántico" y "Poema de la Tierra", dos conjuntos pictóricos que aún hoy se consideran el alma de su obra. Influenciado por la poesía modernista de Tomás Morales, Néstor plasmó en sus lienzos la belleza de la naturaleza canaria, fusionando el simbolismo, la sensualidad y la riqueza de los elementos locales. Los cuadros de estas series, como "Pleamar" y "Borrasca", reflejan la intensa conexión entre el hombre, la mujer y la naturaleza, en un estilo que desafiaba las convenciones de la época.
Sin embargo, el artista canario falleció en 1938, antes de poder completar sus proyectos más ambiciosos. La Guerra Civil española interrumpió su vida y su trabajo, pero no su legado. A pesar de la admiración que su obra generó en su época, Néstor nunca fue completamente reconocido en su tierra. Su obra fue desatendida durante años, y su museo, el Museo Néstor, ha permanecido cerrado durante más de siete años debido a la falta de inversión y la lentitud de las administraciones.

El Museo Néstor
La situación del Museo Néstor, que alberga la mayor parte de su legado artístico, es un reflejo de la desidia cultural que ha acompañado a la figura del pintor. A pesar de su relevancia en el panorama artístico europeo, el museo de Las Palmas de Gran Canaria, dedicado a su figura, ha estado cerrado desde 2017 por problemas de conservación y falta de financiación. El proyecto de rehabilitación se ha visto paralizado por la burocracia y la falta de compromiso institucional, lo que ha generado una enorme frustración entre los expertos en su obra, como el director del museo, Daniel Montesdeoca, quien ha denunciado la falta de infraestructura y personal para preservar el legado de Néstor.

Es paradójico que, mientras el Museo Néstor sigue cerrado, su obra haya llegado finalmente al Museo Reina Sofía de Madrid en una exposición titulada "Néstor reencontrado", la primera dedicada al pintor en más de 100 años. Esta exposición ha sido posible gracias al esfuerzo del comisario Juan Vicente Aliaga, quien ha subrayado la importancia de Néstor como un artista que rompió las convenciones y se atrevió a mostrar deseos y sensibilidades que, en su época, eran difíciles de comprender. Su obra desafió las normas morales de su tiempo, y su sensualidad y erotismo fueron objeto de controversia, pero también de admiración.

Néstor Martín-Fernández de la Torre es un genio incomprendido que, a pesar de su corta vida, dejó una huella profunda en el arte moderno y simbolista. Su legado no solo abarca la pintura, sino también la escenografía, el diseño y la arquitectura, campos en los que también destacó por su creatividad y originalidad. Sin embargo, su nombre aún sigue siendo desconocido para muchos fuera de las islas Canarias. Es urgente que las administraciones públicas tomen conciencia de la importancia de su obra y se comprometan a preservar su legado, tal como lo han hecho otros países con artistas de renombre mundial.

El olvido de Néstor no solo es un desaire hacia su figura, sino también una pérdida para la cultura canaria y española. La historia de Néstor Martín-Fernández de la Torre es un ejemplo de cómo los genios del arte pueden ser ignorados y relegados al olvido, a pesar de su capacidad para transformar y enriquecer la cultura de su tiempo.
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