La restauración de La ronda de noche, una de las obras más emblemáticas de Rembrandt, ha comenzado en el Rijksmuseum de Ámsterdam, marcando una nueva fase en la mayor operación de conservación jamás realizada sobre esta pintura. Desde el 12 de noviembre de 2024, un equipo de conservadores se encuentra trabajando en la retirada de la capa de barniz aplicada en la restauración de 1975-1976, un proceso que será visible para los visitantes en tiempo real. Esta acción no solo implica la preservación de la obra para generaciones futuras, sino que también revela los secretos ocultos bajo capas de historia y restauraciones previas.
El proyecto, denominado Operación La ronda de noche, abarca un extenso estudio e intervención que ha durado más de cinco años, con la colaboración de científicos, restauradores y expertos en múltiples disciplinas. A lo largo de este tiempo, se han empleado avanzadas tecnologías como la imagen digital y la inteligencia artificial para estudiar la pintura, desentrañando detalles que hasta ahora eran desconocidos. En esta nueva fase, los conservadores se han propuesto retirar cuidadosamente el barniz de la obra, un proceso que será visible desde una cámara de vidrio en el interior de la Galería de Honor del museo.
La importancia de la restauración
La retirada del barniz no es solo una intervención técnica, sino una oportunidad única para descubrir más sobre el proceso de trabajo de Rembrandt y la historia de la pintura misma. Taco Dibbits, director del Rijksmuseum, expresó en un comunicado que la restauración marcará el comienzo de una experiencia inédita para los visitantes, quienes podrán seguir en vivo el proceso mientras se desvelan las capas de la historia de la obra. Según Dibbits, "la retirada del barniz revelará la agitada historia de La ronda de noche".
La obra, pintada en 1642 por Rembrandt, ha pasado por varias restauraciones a lo largo de los años, la más significativa en la década de 1970, cuando se aplicó el barniz que actualmente se está eliminando. La pintura, que originalmente fue encargada para el Gremio de los Arcabuceros de Ámsterdam, ha sufrido diversos ataques a lo largo de los siglos, incluidos apuñalamientos y ataques con ácido. A pesar de estos eventos y del paso del tiempo, la pintura ha sobrevivido y se mantiene como uno de los mayores logros del Siglo de Oro neerlandés.
Un proceso meticuloso y público
Lo más fascinante de esta restauración es que, a diferencia de otros trabajos similares que suelen realizarse a puerta cerrada, La ronda de noche se está restaurando de manera completamente visible para el público. Los visitantes del Rijksmuseum pueden observar cómo los conservadores, con mascarillas, guantes y herramientas especializadas, retiran el barniz de la superficie de la pintura. Utilizando un solvente aplicado sobre una tela no tejida, los expertos dejan actuar el producto durante un corto período de tiempo para que el barniz se disuelva. Una vez hecho esto, se utilizan cotonetes y otros métodos bajo microscopio para eliminar cualquier residuo restante.
Este proceso, además de ser técnico, tiene un componente de descubrimiento. La restauradora Ige Verslype, que trabaja en el proyecto, explicó que la pintura se verá "gris y opaca" mientras se retira el barniz, pero una vez aplicada una nueva capa, los colores y detalles brillarán de nuevo. "Es un trabajo de precisión científica, pero también una forma de desvelar los secretos de Rembrandt, de devolverle la vida a su obra", comentó.
Descubrimientos reveladores
La *Operación La ronda de noche* no solo busca restaurar la obra, sino también entender en profundidad las técnicas que utilizó Rembrandt. En los últimos años, el equipo de restauradores ha identificado, gracias a la espectroscopía avanzada, detalles desconocidos sobre la pintura, como el uso de pigmentos de arsénico para crear un brillo dorado en ciertas partes de la obra. Esta revelación proporciona una nueva perspectiva sobre las técnicas innovadoras que Rembrandt empleó para darle vida a sus personajes.
Otro hallazgo importante es el descubrimiento de restos de arsénico y azufre en la vestimenta de uno de los personajes representados, lo que sugiere que Rembrandt pudo haber utilizado pigmentos como el realgar (rojo) y el orpiment (amarillo) para dar profundidad a los colores. Estos descubrimientos están siendo posibles gracias a la colaboración entre diversas instituciones, como la Universidad de Ámsterdam, la Universidad Técnica de Delft y la Galería Nacional de Arte de Washington, entre otras.
La historia de *La ronda de noche*
Originalmente titulada *Compañía de milicianos del distrito II bajo el mando del capitán Frans Banning Cocq*, la pintura adquirió el nombre de *La ronda de noche* en el siglo XVIII debido a la capa oscura de barniz que la cubría, lo que daba la falsa impresión de ser una escena nocturna. Sin embargo, la obra fue pintada para representar un evento diurno en el que los miembros de la compañía de arcabuceros de Ámsterdam se preparan para un desfile. Rembrandt, lejos de seguir las convenciones de la época, creó una composición dinámica en la que los guardias parecen estar en movimiento, listos para la acción, lo que representa una ruptura con las tradiciones de los retratos de grupo de la época.
En la obra, Rembrandt emplea la luz de manera magistral para resaltar detalles específicos, como la mano gesticulante del capitán y la joven que aparece en el fondo, una especie de mascota de la compañía. Esta escena, aunque ficticia, captura la esencia de un momento histórico en el que los guardias no solo cumplían con funciones de seguridad, sino que eran una representación del poder cívico de la ciudad.
Un legado para el futuro
La restauración de *La ronda de noche* no solo es una oportunidad para los expertos en arte y restauración, sino también para el público, que podrá ser testigo del renacimiento de una de las obras más importantes de la historia del arte. Esta intervención, que se extenderá durante los próximos meses, garantizará que la pintura siga siendo accesible para las generaciones venideras y que continúe siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que la contemplen.
El Rijksmuseum, al permitir que los visitantes sigan el proceso de restauración, subraya la importancia de la transparencia en el mundo de la conservación del arte. Como dijo la restauradora Paula Dredge, "es un privilegio absoluto trabajar en la restauración de una obra como esta, y el hecho de que el público pueda ver el trabajo en vivo es una experiencia única que muy pocos tienen".