En 1983, una escultura que encapsulaba la complejidad del amor gay y el deseo no correspondido se presentó en ARCO Madrid, generando controversia y admiración por igual. Creada por Rodrigo Muñoz, la pieza titulada "Manuel" retrata una relación platónica intensa y profundamente emotiva entre el artista y un hombre al que conoció en la efervescencia de la Movida madrileña. Cuatro décadas después, esta obra vuelve a ser el centro de atención en ARCO 2024, capturando el interés y el corazón de los asistentes.
Es más que una escultura
"Manuel" es más que una escultura; es una narrativa visual de un vínculo especial que, aunque no evolucionó hacia una relación amorosa debido a la orientación heterosexual de Manuel, se mantuvo inquebrantable en la memoria y el arte de Rodrigo. Este encuentro fortuito en una piscina de Casa de Campo en 1977 se transformó en una amistad que trascendió el tiempo, los teatros, los cines, y las discotecas heterosexuales de Madrid, dejando una impresión duradera en quienes fueron testigos de su conexión.
La obra, que inicialmente provocó inquietudes en la entonces directora de ARCO, Juana de Aizpuru, y que enfrentó la censura en plataformas digitales modernas, ha resistido el paso del tiempo, convirtiéndose en un símbolo poderoso de la expresión del amor gay y el arte queer en España. Exhibida en el stand del galerista José de la Mano, "Manuel" destaca no solo por su carga emocional y su relevancia histórica, sino también por su capacidad para desafiar las convenciones sociales y culturales de su tiempo y del nuestro.
Manuel, un cómic que se convirtió en escultura
La escultura captura con pasión el deseo no consumado de Rodrigo, representándose a sí mismo en una pose íntima con Manuel, en un gesto de abrazo y cercanía que va más allá de lo físico para tocar lo esencial del corazón humano. La obra se convirtió en una expresión tangible de su afecto y admiración, primero a través de un cómic y luego en esta conmovedora escultura.
Ahora, con un valor de 80.000 euros, "Manuel" no solo refleja la evolución del mercado del arte y la percepción de la comunidad LGBTQ+, sino también la transformación personal y artística de Rodrigo. La obra, que una vez se encontraba al pie de su cama, simboliza la esperanza de reconocimiento y apreciación en un mundo que ha cambiado, pero que aún enfrenta desafíos en la aceptación y celebración de la diversidad amorosa y de género.
El amor convertido en arte
"Manuel" y su retorno a ARCO no son solo el relato de un amor no correspondido y una amistad perdurable; son un testimonio de la resistencia del arte ante la adversidad y el cambio. La historia de Rodrigo y Manuel, encapsulada en esta pieza, nos invita a reflexionar sobre el poder del arte para trascender las barreras del tiempo, la cultura y la sexualidad, convirtiéndose en un faro de inspiración y diálogo en ARCO 2024.
En un espacio que también rinde homenaje a otros artistas queer y figuras destacadas de La Movida, "Manuel" se erige como un símbolo de la lucha continua por la visibilidad y la aceptación, celebrando la belleza del amor en todas sus formas. La historia detrás de esta escultura y su impacto en la feria de arte contemporáneo nos recuerda la importancia de la empatía, la comprensión y el reconocimiento del otro, principios fundamentales para una sociedad más inclusiva y respetuosa.