Verstappen golpeando el volante furioso después de un Pitt Stop de seis segundos.
¡Esto no puede estar pasándome a mí!
Pero sí, Max, te está pasando a ti, a pesar de que en ningún momento estás fallando como piloto y lo haces todo bien.
Todo empezó con tu padre y tu jefe pegándose más gritos de lo que es civilizado e inteligente. Luego fue la operación derribo contra Horner. Pero el primer punto máximo de inflexión y la razón fundamental por la que estás perdiendo la ventaja en el Mundial se llama Adrian Newey.
Te abandonó.
El pulso de Newey en teoría era contra su equipo, Red Bull, y especialmente contra Christian Horner; tú solo eras un daño colateral.
Duele ser triple campeón del mundo y ser sólo un daño colateral para el mejor ingeniero que probablemente ha conocido nunca la historia de la Fórmula 1.
Si McLaren estuviese cuidando a Norris como Red Bull te cuida a ti el británico estaría sólo cuarenta puntos por detrás. Pero en McLaren cuidan a su Sergio Pérez -a Óscar Piastri- tanto como a su primer piloto; podría ser que en el fondo lo prefieran como en Red Bull te han preferido siempre a ti.
No hay mucho que puedas hacer, Max. No importa que seas el piloto más dotado y más constante, si tu máquina no está a la altura el rezar y ponerle buena voluntad no suele servir.
Porque así es la Fórmula 1 actual. En la época del Marqués de Portago, por citar a mi piloto favorito, las manos eran la pieza clave. Por supuesto en la actualidad ya no es así. (Mira a Fernando Alonso).
Todavía puedes llegar a ganar este campeonato. 62 puntos de ventaja son muchos puntos. Aunque para conseguirlo tendrás que hacer volatines y vuelos de trapecista. Porque cuando nos quitan el suelo de debajo de los pies es imposible simplemente correr.
Tigre Tigre