Los árabes, el dinero y Sinner y Alcaraz

20 de Octubre de 2024
Actualizado a las 17:44h
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Alcaraz Sinner

Es raro todo, desde la iluminación a las circunstancias, pasando por la forma de repartir los premios. 

Es raro todo y también es raro el sabor de boca que nos ha dejado el interesantísimo encuentro, batalla implacable a raquetazos, de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.

Sinner había dicho que necesitaba el dinero y que por eso acudía al torneo. Daba la impresión de que era el único de los seis tenistas, de los seis Reyes del Slam (Slam rima con Islam), que en verdad "necesitaba" ganar. 

Dicen las malas lenguas que se está viendo obligado a ser muy generoso para que el asunto de los dopajes, dos, no le saque del mundo profesional ATP. 

Él sabrá.

A nosotros la iluminación sí nos ha gustado mucho, daba a la pista de tenis un toque de ring de boxeo. Y por otra parte el público de Riad no estaba demasiado interesado en salir por la televisión. 

Sinner, el dopado, se ha llevado en un solo partido a tres sets tanto dinero como si hubiese ganado los cuatro Grand Slam de la ATP.

La raqueta de oro que le entregaron a Nadal por su cuarto puesto tras ser derrotado por un excelente Novak Djokovic. 

La falacia de calificar el torneo como una exhibición de tenis. 

Interesante, pero extraño, raro, como hemos dicho más arriba. Claro que no nos parecería tan raro si hubiese ganado nuestro deportista estrella: Carlos Alcaraz. 

Tanto derroche de dinero, tanto demostrar que prácticamente todo se puede comprar si la cantidad que se pone sobre la mesa es tan desorbitante y brutal. 

Siete millones y medio de euros, mil doscientos cincuenta millones de las antiguas pesetas, se ha llevado Jannik Sinner por jugar tres partidos al mejor de tres sets. 

El extraño sabor de boca que nos ha quedado, tardará en pasar. 

Tigre Tigre

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