Es raro todo, desde la iluminación a las circunstancias, pasando por la forma de repartir los premios.
Es raro todo y también es raro el sabor de boca que nos ha dejado el interesantísimo encuentro, batalla implacable a raquetazos, de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz.
Sinner había dicho que necesitaba el dinero...
Sinner sabía que iba a perder y Alcaraz sabía que iba a ganar. Esa era la sensación que transmitían ambos antes de que comenzase la final del Open de Beijing. Y así lo escribí en la libreta que siempre llevo conmigo cuando veo un partido de tenis o una carrera...