Los dos mejores jugadores de tenis que ha tenido España nunca. Juntos. Contentos de estar juntos. Orgullosos de estar juntos. Felices y divertidos por la alianza. Seguros de sí mismos. ¿Cómo podía nadie en el mundo derrotar a Alcaraz y Nadal? Era imposible. Y sin embargo.
Quizá el cansancio de Carlitos, que apenas un par de horas antes había dado por finalizado, con éxito pero no sin dificultad, su duelo contra Safiulin. Dos partidos en un mismo día. Y el segundo teniendo que estar a la altura de Rafa Nadal. Ambos estaban preocupados y fuera de punto al principio del encuentro contra los americanos. Dos break en el primer set era demasiada derrota, algo casi absurdo que de ningún modo nadie se esperaba.
En el segundo set Nadal se echó el dúo a la espalda y tiró hasta donde pudo, pero Carlitos siguió sin “estar”. Y empezó a ponerse nervioso, a agobiarse, a sentirse culpable y pensar en el partido de horas antes, en “que no se encontraba”. Y aún así hubo dos oportunidades de break, pero no les llegaron ni la energía ni la magia para lograrlas aprovechar.
El resultado sin duda pesará también sobre Alcaraz cuando tenga que celebrar su próximo partido individual, ya en cuartos de final, viendo el oro redondo de la medalla brillar no tan lejos. Ojalá sea capaz de sobreponerse. Por él mismo, por supuesto, pero también por Nadal, como homenaje, y por todos los millones de seguidores que tiene en el mundo, seguidores que en muchas ocasiones llevan vidas difíciles y durísimas, personas para quienes la victoria de sus ídolos es el mejor lenitivo al que pueden aspirar. Más tristes que Nadal y que Carlitos habrá hoy muchas, muchísimas personas, que ya no pueden soñar con ese doble oro, con que se les vaya a dibujar en la cara una sonrisa tan feliz y traviesa y optimista como la que tenían los dos tenis españoles al final del partido anterior.
En cualquier caso gracias por los buenos momentos. Siempre con vosotros, deportistas magníficos. Don Rafael. Don Alcaraz.
Tigre tigre