BlackRock ha estado bajo el fuego constante de las ONG de defensa del medio ambiente y de las finanzas verdaderamente sostenibles con respecto a las empresas grandes emisoras de carbono incluidas en su cartera.
Poco después de que, en enero de 2021, se revelaran los activos de carbón por valor de 85.000 millones de dólares del gigante de la gestión cartera, BlackRock publicó un memorando dirigido al sector de los combustibles fósiles, pero dejó la puerta abierta de par en par a los inestables objetivos netos cero de las empresas petroleras, de gas y carbón.
En diciembre de 2021, BlackRock finalizó un acuerdo de 15.000 millones de dólares con el gigante saudí Aramco para adquirir el 49% de su subsidiaria de gasoductos. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha dejado claro que para permanecer dentro del objetivo de los 1,5 grados del calentamiento global, es obligatorio que dejar de invertir en nuevas infraestructuras de combustibles fósiles.
Sin embargo, BlackRock superó recientemente la asombrosa cantidad de 10 billones de dólares en activos bajo gestión y es el principal proveedor de fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) en Europa.
La última carta de Larry Fink, titulada «El Poder del Capitalismo», revela que BlackRock es más un obstáculo que una ayuda para el clima. Su argumento oportunista para apoyar el gas fósil como parte de la transición verde se contradice rotundamente con la ciencia del clima, sobre todo el mandato de la AIE contra los nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles y la necesidad de descarbonizar todo el sector energético para 2040 en todo el mundo. Fink, por lo tanto, proporciona cobertura para la construcción de docenas de nuevas plantas de gas, lo que sigue atando a la sociedad a los combustibles fósiles en los años venideros.
Además, su ataque simplista a la desinversión oscurece una lección vital: para tener éxito, el compromiso debe ir acompañado de una demanda clara de detener la expansión de los combustibles fósiles. Dados los enormes intereses de BlackRock en los combustibles fósiles, tal vez esta verdad sea demasiado incómoda para digerir, tanto para la empresa como para los especuladores de sus clientes.
No contento con lo anterior, Fink también reiteró su llamamiento a los gobiernos para que actúen más rápidamente sobre el clima, incluso a través de la regulación. Sin embargo, BlackRock se ha enfrentado a críticas por su intensa actividad de lobby contra la regulación prescriptiva de las finanzas a nivel europeo. Lo que demostraría la carta es que Larry Fink, con quien se reunió Pedro Sánchez en su viaje a Nueva York, quiere acción climática, pero no demasiada.