Carlos Cuerpo, ministro de Economía del Gobierno de Pedro Sánchez, ha formalizado su candidatura para presidir el Eurogrupo, el foro informal que reúne a los ministros de Finanzas de los países del euro. Se trata de un movimiento ambicioso en un contexto político poco favorable para los socialistas europeos. Aunque cuenta con experiencia, respaldo en el sur de Europa y una agenda que encaja con los desafíos actuales, el camino hacia la presidencia no será fácil.
El actual presidente, el irlandés Pascal Donohoe, del Partido Popular Europeo (PPE), ya ha manifestado su intención de renovar el cargo, y lo hace con ventaja: buena parte de los gobiernos de la eurozona están actualmente en manos de fuerzas conservadoras, lo que complica las aspiraciones del ministro español.
Un foro sin voto, pero con mucho peso
Aunque el Eurogrupo no tiene capacidad legal para tomar decisiones vinculantes —estas se adoptan en el Consejo de la UE— su influencia es enorme, especialmente desde la crisis de 2008, cuando se convirtió en una pieza central en la arquitectura económica del continente. Su presidencia, por tanto, es más que un cargo simbólico: quien la ostenta coordina posiciones clave en materia fiscal y financiera y tiene capacidad para marcar el ritmo de debates estratégicos como la reforma del Pacto de Estabilidad o el impulso de una unión fiscal más robusta.
Cuerpo ya ha iniciado contactos con sus homólogos y asegura contar con el aliento del propio Pedro Sánchez. Sin embargo, el recuerdo de fracasos anteriores como el de Luis de Guindos, que se retiró antes de tiempo, o el de Nadia Calviño, que perdió ante el propio Donohoe en 2020 pese al apoyo de Francia y Alemania, pesa sobre las expectativas. La elección se decidirá en una votación en julio.
Las cuentas no salen… ¿o sí?
El mayor obstáculo para la candidatura española es el actual equilibrio político dentro de la UE. El PPE, reforzado tras las elecciones europeas, domina el Consejo con la mitad de los gobiernos y ha logrado colocar a Alemania —la locomotora europea— bajo su influencia. A eso se suma un argumento recurrente: España ya tiene una presencia destacada en instituciones clave.
En apenas seis meses, Sánchez ha logrado colocar a Teresa Ribera como vicepresidenta primera de la Comisión Europea con la cartera de Transición Ecológica, y a Calviño al frente del Banco Europeo de Inversiones. ¿Puede España permitirse otra silla relevante sin despertar recelos? Algunos Estados, especialmente del norte, podrían verlo como un desequilibrio excesivo.
No obstante, existen factores que podrían jugar a favor de Cuerpo. En primer lugar, el sur de Europa ha ganado peso político en los últimos años, y hay voluntad de equilibrar la balanza geográfica. En segundo lugar, algunos gobiernos de coalición, como el de Alemania, tienen sus carteras económicas en manos de socialdemócratas, lo que podría generar afinidades ideológicas. Además, el ministro español ha sabido moverse con discreción, cuidando sus alianzas y proyectando una imagen técnica y dialogante.
Presento mi candidatura a presidir el Eurogrupo.
— Carlos Cuerpo (@carlos_cuerpo) June 27, 2025
Un paso al frente para dar impulso renovado a una institución que debe jugar un papel clave en la agenda política europea y lograr resultados tangibles en materia de crecimiento, competitividad, estado de bienestar e integración🇪🇺 pic.twitter.com/1SglnughPa
Un perfil técnico con ambición política
Carlos Cuerpo no es un político de perfil mediático. Economista de carrera y con experiencia en instituciones europeas, ha evitado los focos y las declaraciones grandilocuentes. En sus intervenciones, insiste en que lo importante es fortalecer el euro y avanzar en reformas estructurales que consoliden la estabilidad financiera, la competitividad europea y la integración económica. Todo ello en un momento marcado por la guerra en Ucrania, la inflación y el debate sobre las nuevas reglas fiscales.
Una carta firmada por las cinco grandes economías del euro —Alemania, Francia, Italia, España y Países Bajos— ha puesto sobre la mesa la necesidad de relanzar el papel del Eurogrupo ante los desafíos del presente. Aunque no supone un respaldo explícito a su candidatura, sí sintoniza con el discurso del ministro.
La hora de la verdad
La votación para la presidencia del Eurogrupo tendrá lugar en julio, pero las negociaciones clave se están produciendo ahora, en los pasillos de Bruselas y en las capitales. Si Cuerpo logra reunir suficientes apoyos, será la primera vez que España presida esta institución. De lo contrario, el intento servirá para reforzar el perfil internacional del ministro y su papel en futuras negociaciones comunitarias.
Sea cual sea el resultado, la candidatura de Cuerpo evidencia una ambición legítima: colocar a España en el centro de las decisiones económicas de Europa. Ahora le toca convencer a quienes reparten las cartas en un juego donde la política, las alianzas y los equilibrios pesan tanto como la preparación técnica.