Los Papeles de Pandora, la última gran investigación periodística del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) es algo más que un elenco de personajes que han utilizado o han sido accionistas de empresas offshore. Los documentos filtrados demuestran cómo empresarios, altos ejecutivos e inversores que se beneficiaban de empresas altamente contaminantes de todo el mundo utilizaron sociedades offshore para multiplicar sus riquezas y evitar inspecciones fiscales.
Pesticidas en India
En febrero de 2021, una explosión en una planta de pesticidas sacudió la ciudad de Jhagadia (India) en plena noche, destruyó gran parte de la planta y rompió ventanas en las aldeas vecinas. Los servicios de emergencia pasaron horas buscando cuerpos atrapados bajo los restos de la planta. Siete trabajadores murieron y 53 más resultaron heridos. Además, se derramaron productos químicos tóxicos en la zona.
Posteriormente, las autoridades identificaron graves fallos en los protocolos de seguridad en la planta, propiedad de la empresa UPL Ltd., uno de los fabricantes de pesticidas más grandes del mundo.
La explosión mortal, causada por un mal funcionamiento en uno de los servicios, según informó la compañía, fue uno de varios incidentes en las plantas de UPL que han despertado preocupación en los últimos años por el impacto medioambiental de las operaciones del fabricante. Por otro lado, la empresa también está siendo investigada por las autoridades indias por acusaciones de evasión fiscal.
Según el ICIJ, los Papeles de Pandora muestran, por ejemplo, que Jaidev y Vikram Shroff, altos directivos de UPL e hijos de su fundador, poseían al menos 10 empresas fantasma en jurisdicciones extraterritoriales. Vikram Shroff, ciudadano del Reino Unido, era propietario de una empresa en las Islas Vírgenes Británicas que poseía un yate por valor de unos 4 millones de dólares. Los registros de incorporación filtrados dicen que estableció la empresa «para fines fiscales».
Por otro lado, la documentación muestra que UPL registró alrededor de dos docenas de subsidiarias en paraísos fiscales, incluidas las Seychelles y Dubai.
A través de sus abogados, los Shroff afirmaron a The Indian Express, uno de los medios que participó en la investigación del ICIJ, que «pagan todos los impuestos adeudados» y que el yate fue utilizado por la familia para fines no comerciales. Los Shroff señalaron, además que «establecieron empresas para cada una de sus inversiones mucho antes de cualquier acuerdo».
Amoniaco ruso
Otros empresarios que aparecen en los Papeles de Pandora son Vladimir Makhlai y su hijo multimillonario Sergey, propietarios de TogliattiAzot, uno de los mayores productores mundiales de amoníaco, un componente de refrigerantes y fertilizantes para refrigeradores. En 2019, un tribunal ruso condenó a padre e hijo, residentes en el Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente, y a otros gerentes de la empresa por malversación fondos de la compañía. Los dos Makhlais fueron condenados in absentia a pesar de haber negado las acusaciones.
También en 2019, una auditoría realizada por la agencia rusa responsable de la aplicación de la seguridad industrial encontró más de 300 violaciones ambientales y laborales en una planta de TogliattiAzot en el centro de Rusia. No era la primera vez que la planta estaba bajo investigación. Las personas que viven cerca han pedido repetidamente a TogliattiAzot que haga reparaciones en la planta envejecida, según señala ICIJ a través de informaciones de los medios rusos. Durante una protesta de 2012, los residentes sostuvieron carteles que decían: «¡Dejen de envenenar a nuestros niños!».
Los Papeles de Pandora muestran que Sergey Makhlai, quien cambió su nombre a George Mack y se convirtió en ciudadano de los Estados Unidos y de St. Kitts y Nevis, poseía al menos siete fideicomisos offshore entre 2000 y 2018 y los utilizó para mantener efectivo y acciones en empresas.
Uno de esos fideicomisos tenía 11,5 millones de dólares en 2013, según los registros fiscales. Otro, llamado Mirror Trust, se utilizó para controlar indirectamente una gran participación en TogliattiAzot. Un tercero, denominado Three Continents, estaba a la cabeza de una compleja estructura financiera que comprendía más de 50 empresas y fideicomisos en siete jurisdicciones, incluidas Santa Lucía, Nueva Zelanda, Belice y Chipre. Las empresas invirtieron en activos inmobiliarios, energía y otros sectores económicos, incluso en una estación de esquí italiana.
En 2018, un abogado que trabajaba con Asiaciti Trust, la firma que ayudó a Sergei Makhlai a establecer estructuras extraterritoriales, presentó un informe a las autoridades financieras de las Islas Cook alertándolas de que un cliente de Asiaciti, «George Mack», poseía siete fideicomisos registrados en la jurisdicción. Los oficiales de Asiaciti indicaron más tarde que estaba siendo investigado por las autoridades fiscales estadounidenses, algo que el IRS no ha desmentido ni confirmado.
Plantas químicas italianas
En 2001, el gigante químico belga Solvay adquirió una empresa química italiana y sus plantas en Italia, Estados Unidos y otros países.
La adquisición, supervisada por Bernard de Laguiche, entonces un alto ejecutivo de Solvay, ayudó a la compañía a competir globalmente con el líder de la industria DuPont y su famoso producto de teflón. Como nuevo propietario, Solvay prometió limpiar el sitio contaminado de una planta envejecida en el norte de Italia. Pero la limpieza se retrasó y la planta continuó filtrando productos químicos tóxicos.
Los Papeles de Pandora muestran que, en 2009, cuando las autoridades italianas acusaron a De Laguiche y a otros gerentes de contaminar los suministros de agua, el empresario y su familia transfirieron acciones de Solvay y otros activos por valor de, al menos, 57 millones de dólares a fideicomisos y empresas fantasma en Singapur y Nueva Zelanda. Posteriormente fue absuelto de los cargos.
De Laguiche dijo que no trasladó riqueza al extranjero en respuesta a la investigación italiana o para evitar impuestos. Solvay negó haber actuado mal y remitió un comunicado al ICIJ afirmando que la empresa está «comprometida en mantener los más altos estándares de operaciones seguras y sostenibles».
Sin embargo, a principios de 2021, un tribunal comercial internacional dijo que la empresa italiana que vendió a Solvay la planta en el norte de Italia había manipulado las condiciones ambientales del lugar.
En febrero, las autoridades italianas abrieron una nueva investigación sobre la unidad italiana de Solvay después de que descubrieron que los productos químicos tóxicos producidos en la planta se filtraban al suministro de agua local. La investigación está en curso.