En un escenario económico internacional marcado por la incertidumbre, los aranceles y las tensiones comerciales, España se ha convertido en una de las grandes excepciones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado sus previsiones de crecimiento para casi todas las grandes economías del mundo… menos para España. Nuestro país no solo evita la rebaja, sino que mejora su pronóstico hasta alcanzar un crecimiento del 2,5% en 2025, superando ampliamente la media de la zona euro, que se queda en un modesto 0,8%.
El nuevo informe Perspectivas de la Economía Mundial del FMI, publicado esta semana, deja clara la magnitud del frenazo internacional. Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Canadá o Alemania sufren un claro deterioro de sus expectativas por culpa del nuevo conflicto comercial impulsado por la administración Trump. En cambio, España consigue mantenerse a flote e incluso avanzar con paso firme.
Un caso excepcional en medio de la tormenta
La previsión para España en 2025 supone una revisión al alza de dos décimas con respecto a la actualización anterior del FMI. Según el organismo, este impulso obedece tanto a unos datos de crecimiento mejores de lo esperado en 2024 como al efecto de reconstrucción económica tras los episodios de inundaciones. En 2026, el PIB español también crecerá, aunque de forma más moderada: un 1,8%.
La resistencia de España contrasta con los retrocesos de países como Estados Unidos, que ve rebajada su previsión de crecimiento al 1,8%, o China, cuyo avance será del 4%, la cifra más baja desde 1990. Japón, por su parte, se desploma hasta el 0,6%, mientras que Reino Unido y Canadá también sufren fuertes recortes.
El informe del FMI subraya varias veces el "dinamismo" de la economía española, y la califica como un ejemplo dentro de la eurozona. "La actividad de servicios sigue siendo el principal motor de crecimiento, y España, que depende especialmente de este sector, ha sabido aprovecharlo mejor que otros países como Alemania", señala el documento.
¿Por qué España resiste mejor?
Uno de los factores clave que explican este comportamiento es la limitada exposición comercial de España a Estados Unidos. A diferencia de Alemania, cuyo sector industrial se ve muy afectado por los aranceles de Trump, la economía española depende en menor medida del comercio exterior con Norteamérica. Además, el turismo, los servicios digitales, y ciertos sectores de infraestructuras están tirando de la economía.
El FMI también destaca que, dentro de la eurozona, solo Malta, Croacia y Lituania superarán el crecimiento de España. Nuestro país estará empatado con Chipre y será el primero entre las grandes economías avanzadas. Ni Francia, ni Italia, ni Alemania pueden decir lo mismo: sus economías siguen estancadas, con cifras cercanas al 0,5% o incluso menores.
Las consecuencias de la guerra comercial de Trump
El nuevo escenario económico está claramente marcado por la política comercial de Estados Unidos. Donald Trump ha impuesto nuevos aranceles a productos clave, como los procedentes de China, que ahora pueden enfrentarse a impuestos de hasta el 145%. También ha establecido un mínimo del 10% para muchas importaciones y ha penalizado sectores estratégicos por motivos de "seguridad nacional".
Según el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, estas medidas están suponiendo un "shock negativo" para el crecimiento mundial. “La incertidumbre es tan alta que muchas empresas no saben en qué país invertir ni dónde buscar sus suministros”, ha afirmado en una entrevista. “Esto paraliza decisiones importantes y frena el crecimiento”.
De hecho, el FMI ha rebajado en medio punto su previsión para el crecimiento mundial en 2025, hasta el 2,8%. Y advierte de que si no se pone fin pronto a esta guerra comercial, podría haber consecuencias más graves: desde el aumento de la inflación hasta el estancamiento económico, pasando por un posible repunte de la deuda en muchos países con poca capacidad de respuesta fiscal.
Luces y sombras del modelo español
Aunque las cifras de crecimiento son positivas, el FMI también señala algunas debilidades de la economía española. La inflación se mantendrá en niveles moderados (2,2% en 2025 y 2% en 2026), pero el desempleo seguirá siendo un problema estructural. España será el único país de la UE con paro en dos cifras, con una previsión del 11,1% este año y del 11% el próximo.
También hay retos por delante relacionados con el envejecimiento de la población, el gasto en pensiones y sanidad, y la necesidad de mantener la sostenibilidad fiscal. En este sentido, el FMI recomienda priorizar las políticas de inversión productiva y contener el déficit público para evitar tensiones futuras.
Una oportunidad que no se debe desaprovechar
En un momento en que las grandes economías del planeta recortan sus expectativas, España tiene una ventana de oportunidad. El FMI insiste en la importancia de ofrecer estabilidad, reglas claras y un entorno predecible para atraer inversiones. Nuestro país, gracias a su resiliencia, puede capitalizar esta ventaja relativa… pero necesita hacerlo con inteligencia y a largo plazo.
La economía mundial está entrando en una nueva era. Las reglas de juego cambian, y con ellas las posiciones de los actores. España, por ahora, se ha ganado un lugar destacado en esta nueva fotografía. Pero mantenerlo requerirá reformas estructurales, acuerdos amplios y una visión de país que combine ambición con responsabilidad.