El escrutinio regulatorio estadounidense sobre la gran banca internacional ha vuelto a golpear a Santander. Mientras en España la entidad actúa con total impunidad, apenas ocho meses después de que la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) sancionara a la entidad con 4 millones de dólares, la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC) impuso una segunda multa, esta vez de 500.000 dólares, por el uso de canales de comunicación no autorizados en su filial de banca de inversión en Estados Unidos.
La sanción, anunciada esta semana, responde a prácticas que se remontan a 2021, cuando empleados del banco utilizaron aplicaciones de mensajería y teléfonos personales para tratar asuntos profesionales con colegas y clientes. Un análisis interno llevado a cabo por Santander, a instancias de los reguladores, examinó durante seis meses los dispositivos personales de alrededor del 5% de la plantilla estadounidense. El resultado fue concluyente: todos los empleados incluidos en la muestra habían infringido las normas internas al recurrir a canales informales de comunicación.
Cooperación a cambio de clemencia
El importe de la multa refleja tanto la gravedad de la infracción como la actitud del banco. La CFTC destacó la “cooperación ejemplar” de Santander durante el proceso, lo que permitió reducir la sanción al mínimo permitido. Entre las medidas adoptadas, el banco español reforzó sus políticas de cumplimiento y revisó de manera exhaustiva los procedimientos de control, con el objetivo de alinear sus operaciones con las exigencias regulatorias estadounidenses.
En un comunicado, la entidad insistió en su compromiso con la normativa: “Hemos cooperado de manera amplia con la CFTC y otros reguladores en la revisión de este asunto y hemos realizado mejoras considerables en nuestras políticas y procedimientos. Nos complace que este asunto haya quedado completamente resuelto”. Según fuentes de la propia entidad, el coste de la sanción ha sido provisionado y no tendrá impacto relevante en los resultados.
Práctica extendida en la banca
Santander no está solo en el banquillo. El mismo paquete de sanciones de la CFTC afectó también a otras entidades internacionales. SMBC Capital Markets y Bank of New York Mellon recibieron sanciones idénticas a la de Santander, mientras que UBS afrontará un pago de 5 millones de dólares y Citi, 1,5 millones, por fallos en sus sistemas de comunicación y control. En total, las multas impuestas por la CFTC a distintos bancos ascienden a 8,3 millones de dólares.
El problema es recurrente en el sector financiero: la dependencia de canales de mensajería instantánea —más ágiles y directos que los sistemas corporativos— ha chocado con las exigencias regulatorias de trazabilidad y registro en los mercados de capitales. Para los supervisores, la incapacidad de monitorear adecuadamente esas comunicaciones crea un agujero en la cadena de control que podría facilitar prácticas irregulares o dificultar investigaciones futuras.
Señal a los mercados
Aunque la multa de 500.000 dólares tiene un impacto marginal para un grupo que genera miles de millones de euros en beneficios anuales, el episodio revela la presión regulatoria creciente en Estados Unidos. Tras la crisis de 2008 y los sucesivos escándalos financieros, los supervisores han endurecido sus estándares, especialmente en materia de transparencia y comunicación interna.
Para Santander, el caso subraya un desafío más amplio: combinar la escala de un grupo global con los requisitos locales de cumplimiento en los mercados donde opera. Y para la industria bancaria en su conjunto, el mensaje es claro: la era de la “mensajería informal” en las finanzas internacionales está llegando a su fin.