Europa abre camino a la jornada laboral reducida

El dictamen del CESE impulsa la regulación del tiempo de trabajo como motor de salud laboral, eficiencia económica y cohesión social

30 de Marzo de 2025
Actualizado el 31 de marzo
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Europa abre camino a la jornada laboral reducida
La explotación laboral se está convirtiendo en un fenómeno sistémico | Foto: FreePik

La aprobación del nuevo dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) sobre el tiempo de trabajo marca un hito en el debate continental sobre la organización del empleo. El respaldo a la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial sitúa en el centro del proyecto europeo una transformación que apuesta por un modelo más sostenible, justo y productivo.

Un modelo laboral adaptado al siglo XXI

La reducción del tiempo de trabajo ya no es una utopía, sino una necesidad avalada por datos, experiencias y tendencias socioeconómicas. El dictamen del CESE, aprobado el 26 de marzo de 2025, representa un punto de inflexión. Subraya que trabajar menos horas, con igual salario, tiene efectos positivos tanto para las empresas como para las personas trabajadoras.

En un contexto marcado por la digitalización, el cambio climático y la transformación del empleo, el documento apuesta por una nueva cultura del trabajo que integre productividad, salud mental, conciliación y equidad. No se trata solo de una mejora laboral, sino de una reforma estructural con impacto social y económico. El texto incide en que los Estados miembros deben ir más allá de los acuerdos voluntarios y legislar para garantizar esta evolución de manera inclusiva. Solo así se evitará una transición desigual entre sectores y regiones, y se consolidarán los derechos laborales en clave de futuro.

Evidencias que desmontan el mito de “cuantas más horas, mejor”

Las conclusiones del CESE desmontan uno de los mantras tradicionales del mundo laboral: que trabajar más equivale a producir más. De hecho, la correlación estadística apunta en la dirección opuesta. Países con jornadas más cortas, como Países Bajos, lideran los rankings de productividad, mientras que otros con largas jornadas, como Grecia, obtienen peores resultados económicos. Este patrón se confirma con estudios de organismos europeos como Eurofound y con los resultados de pilotos implementados en media Europa.

Reducir el horario mejora también la salud física y mental, reduce el estrés, y facilita la conciliación. En Portugal, por ejemplo, los experimentos recientes revelan un descenso del agotamiento del 19%, mientras que en Islandia más del 86% de la población trabajadora ya accede a semanas laborales más cortas con claros beneficios.

Transformación justa, regulada e inclusiva

El dictamen europeo respalda expresamente la necesidad de marcos normativos que impulsen esta transformación desde lo público. En este sentido, supone un espaldarazo al proyecto de ley en España que plantea la reducción de la jornada a 37,5 horas semanales. Este tipo de legislaciones buscan homogeneizar derechos laborales y evitar desigualdades que podrían surgir si la medida dependiera exclusivamente de convenios individuales.

Además, la reducción del tiempo de trabajo se alinea con los grandes objetivos internacionales, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Pilar Europeo de Derechos Sociales. No se trata solo de trabajar menos, sino de construir un nuevo equilibrio entre el empleo, la vida personal, la salud colectiva y el rendimiento económico.

Europa abre la puerta a una transformación profunda del modelo laboral. Una jornada más corta, lejos de ser una concesión, es una herramienta estratégica para una economía moderna, humana y resiliente. La pregunta ya no es si es posible, sino cuándo y cómo generalizar esta evolución hacia una organización del trabajo más justa y sostenible.

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