Goldman Sachs predice un crecimiento económico espectacular en España una vez que pase la pandemia

12 de Noviembre de 2020
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Lo ha dicho Goldman Sachs, el buque insignia de la inversión y los negocios en Estados Unidos: España será uno de los países del mundo que más crecerán una vez que la vacuna esté en el mercado y se haya superado la pandemia. La noticia es importante no solo por lo que se dice sino por quién lo dice, que en este caso no es un agente del oscuro comunismo internacional sino el gran emblema del capitalismo mundial. Según los arúspices de GS, nuestro país crecerá hasta un 7,1 por ciento en 2021 y un 6,4 en 2022, unos datos potentes que de confirmarse colocarían a España entre las naciones con mejores perspectivas de crecimiento. El economista Gonzalo Bernardos ha ratificado las expectativas de Goldman Sachs al asegurar que “no tiene la menor duda” de que el despegue español será espectacular, tal como ya ha ocurrido en crisis anteriores.

Eso sí, para situarnos en la plataforma de lanzamiento, España debe hacer bien los deberes, como proteger y relanzar al máximo la hostelería, un sector totalmente hundido por los sucesivos confinamientos y estados de alarma a causa del coronavirus. Para ello, el Gobierno no debe escatimar en inversión y en gasto público, es decir, debe disponer de ingentes cantidades de dinero en ayudas a fondo perdido, aunque para ello tenga que disparar el déficit de los próximos años, una deuda pública que “ya se pagará si tiene que pagarse”, alega Bernardos. Aunque los planes de futuro del Ejecutivo Sánchez van en la dirección de lograr una transformación radical del sistema productivo que supere el actual modelo basado en el turismo de sol y playa −apostando por la investigación, la transición ecológica y las energías renovables−, el sector de la hostelería seguirá siendo estratégico, ya que diferencia a la economía española del resto de países europeos. Cuando la pandemia forme parte del pasado como una lejana pesadilla, lo más probable es que se produzca una gran explosión de turismo internacional, las Bolsas subirán, el optimismo se desbordará otra vez y España volverá a recuperar el terreno perdido, ya que posee una de las mejores infraestructuras hoteleras, así como una poderosa red de bares y restaurantes superior a la de todos los países de nuestro entorno.

Los informes de Goldman Sachs consideran que, superado el agente patógeno, España crecerá más y mejor que sus principales socios de la UE. Así, el incremento del PIB francés rozará el 7 por ciento el próximo ejercicio, el italiano el 6 y el alemán el 3,7. Pero el tránsito hacia la normalidad (esta vez sí) no será fácil. A España le espera todavía unos meses de cruda recesión que le llevarán a perder hasta un 11,9 por ciento de su producto interior bruto. Luego llegará la deseada recuperación que tal como ya avanzaron algunos representantes del Gobierno como Nadia Calviño o Yolanda Díaz podría ser en forma de V simétrica, es decir, una crisis rápida y profunda como la que está dejando la pandemia seguida de una brusca elevación de la curva en la gráfica de recuperación. Aunque ambas ministras, dos pesos pesados del Ejecutivo, coinciden en que España tiene fuerza suficiente para salir de esta crisis, lo cierto que estos días están mostrando sus discrepancias sobre las medidas a adoptar, unas diferencias que amenazan con fracturar aún más el Consejo de Ministros bicéfalo. Socialistas y podemitas afrontan el trance más importante de la legislatura, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, y el apoyo de Bildu al borrador está dando munición a las derechas.

Ciudadanos ha prometido retirarse de la negociación de las cuentas públicas si Bildu es considerado socio preferente, de modo que está en juego algo todavía más trascendental que la ley de presupuestos: la estabilidad del propio Ejecutivo de coalición. Calviño y Díaz representan a la perfección las dos almas del gabinete Sánchez: la socialista a la que le repugna cualquier tipo de pacto con los herederos de ETA y la morada representada por Pablo Iglesias, que no tiene reparos en pactar con quien sea necesario con tal de sacar adelante el plan económico para los próximos años que contempla fuertes inversiones públicas y ayudas sociales. Así, mientras el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, asegura que ver al partido de Arnaldo Otegi jugar un papel “clave para decidir” sobre las cuentas del Estado le produce una “sensación muy dolorosa”, líderes de Unidas Podemos como Pablo Echenique celebran el apoyo de los independentistas vascos. El proyecto de Presupuestos se antoja una pieza fundamental de cara a las buenas perspectivas de crecimiento para nuestro país a medio plazo. Es evidente que si se aprueba con el mayor grado de consenso político todo irá mejor. La negociación con los agentes sociales será más fluida y Bruselas ya no mirará con tanta desconfianza hacia el gallinero español, al que ha llegado a reprochar su “política tóxica” que le está llevando al suicidio colectivo y al Estado fallido. Ahora mismo el país tiene todas las cartas a su favor para superar el drama del covid-19. Pero las derechas, en especial PP y Vox, no van a detenerse en su intento de torpedear una recuperación de la que, sin duda, Sánchez saldría como líder victorioso.

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