Con la llegada de septiembre, los estudiantes vuelven a enfrentarse a uno de sus mayores retos: encontrar alojamiento a precios razonables. Los pisos compartidos y las habitaciones destinadas a universitarios sufren incrementos que, según datos recientes, pueden llegar hasta un 24% respecto al resto del año. Un 74% de los propietarios admite subir los precios cada año, y cerca del 18% lo hace más de una vez antes del inicio de clases.
La razón principal es la demanda: a medida que se acercan los exámenes de ingreso y el inicio de clases, muchos alumnos todavía no tienen alojamiento y los propietarios aprovechan la oportunidad para ajustar los precios a última hora. Aunque estas subidas suelen suavizarse en periodos vacacionales como verano o Navidad, fuera de esos picos, el aumento de los precios se mantiene constante.
Preferencias de los propietarios
El 42% de los arrendadores prefiere alquilar a estudiantes que permanezcan al menos seis meses, mientras que el alquiler de un año es más habitual que contratos más largos. Esto les permite disponer de los pisos durante los periodos vacacionales y optar por el alquiler turístico, que ofrece una mayor rentabilidad. Entre las ventajas de alquilar a estudiantes destacan la puntualidad en los pagos, la alta demanda y la posibilidad de ajustar precios según el mercado.
El precio condiciona la elección universitaria
La situación empieza a afectar decisiones académicas. Estudiantes con excelentes calificaciones, que podrían acceder a universidades de su preferencia, se ven obligados a replantearse su elección por el alto coste del alojamiento. Plataformas especializadas detectan incrementos de hasta un 14% en ciudades como Madrid o Barcelona, y casi la mitad de los estudiantes cambia de ciudad en función del precio de la vivienda.
Actualmente, la media de una habitación de estudiante se sitúa en 600 euros al mes en Barcelona y 550 en Madrid, con incrementos cercanos al 10%. En València sube un 14%, hasta 400 euros, y Alicante registra los mayores incrementos, del 23% en un año. Incluso hay anuncios en la Ciudad Universitaria de Madrid que superan los 1.000 euros por habitación.
Residencias y soluciones a corto plazo
El déficit de plazas en residencias y colegios mayores hace que los precios suban aún más. España recibe cada año casi 150.000 estudiantes internacionales, cuya elección depende tanto de la calidad universitaria como del coste del alojamiento. Julián Salcedo, presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios, advierte sobre el “gran perjuicio” que esto genera: faltan plazas y las existentes son caras.
El Gobierno ha anunciado que no autorizará nuevas universidades privadas o escuelas de negocios sin garantizar plazas de alojamiento, pero crear nuevas plazas lleva tiempo. Las residencias se presentan como una solución: el precio medio de una habitación compartida con pensión completa ronda los 897 euros, aunque algunas opciones se pueden encontrar entre 600 y 750 euros.
Perspectivas para el mercado
A pesar del panorama preocupante, hay motivos para la esperanza. Añaños considera que este será el último año con subidas tan pronunciadas. Tres factores pueden estabilizar los precios: la inversión creciente en residencias de estudiantes, la preferencia de los propietarios por alquileres de temporada frente a pisos turísticos y las políticas de control del alquiler turístico que limitan la competencia sobre la vivienda convencional.
El desafío sigue siendo garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a un alojamiento digno y asequible, condición clave para preservar la movilidad académica, la igualdad de oportunidades y el atractivo internacional de las universidades españolas.