Los datos definitivos de la inflación, IPC del mes de diciembre, publicados hoy por el INE, muestran una tasa anual de aumento de los precios del 5,7%, siendo el valor más bajo observado en todo 2022. De esta forma, el conjunto del año cierra con un promedio de las tasas anuales del 8,4%, un valor muy superior a los registrados en las últimas cuatro décadas. Por su parte, la variación mensual ha sido del 0,2%.
la inflación subyacente se dispara por el precio de los alimentos
En lo concerniente a la inflación subyacente, que no incluye los productos energéticos y los alimentos no elaborados, este mes se ha producido un aumento de su tasa anual hasta el 7,0%, siete décimas más que en noviembre. De esta forma, alcanza su máximo en todo el año y cierra el conjunto de 2022 con un promedio de sus tasas anuales del 5,2%.
El INE señala que las causas del descenso de la tasa anual del nivel general de los precios se encuentran mayoritariamente en la evolución de los precios de la electricidad y de los carburantes, frente al comportamiento que se observó en diciembre de 2021. Por su parte, es preocupante que el grupo con mayor influencia al alza en la evolución de la tasa anual haya sido el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, que cifra su tasa anual de variación en el 15,7%, el valor más alto en su serie histórica, que comenzó en enero de 1994.
Subida de salarios
Estos datos coinciden con la publicación, esta semana, de la variación salarial en convenio, que refleja que, de media, en 2022 aumentaron los salarios apenas un 2,8%, 5,6 puntos menos que lo que lo hicieron los precios. Esto supone una grave pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras, que concatena dos años seguidos con una pérdida de poder de compra tras atravesar la recesión provocada por la pandemia y, en 2022, el shock generado por la invasión rusa de Ucrania.
Para los sindicatos, la subida de los salarios resulta urgente y necesaria. Si no se evita la pérdida de capacidad adquisitiva de las personas trabajadoras, la evolución de la economía española se podría ver comprometida al reducir considerablemente la posibilidad de consumir para una buena parte de los hogares.
Es imprescindible que los salarios reales no se reduzcan y que la política fiscal y monetaria respondan con decisión y coherencia a una coyuntura colmada de incertidumbre.
La guerra de Ucrania ha acelerado el aumento de los precios en 2022
La guerra en Ucrania ha sido un factor clave que explica en buena medida la fuerte aceleración que tuvo la inflación a principios del año, algo que se puede constatar viendo la escalada de la tasa anual del IPC tras el inicio del conflicto hasta llegar a superar en varios meses el 10%. No obstante, este hecho ha servido también de coartada para que muchas empresas aprovechen para ampliar sus márgenes de beneficios y agravar aún más la situación para las personas trabajadoras.
Tras un 2022 con un nivel de los precios que ha impactado fundamentalmente en los productos básicos, como los productos energéticos (29,5% en media) o los alimentos (11,9% en media), el problema se vuelve mayor para las personas trabajadoras con rentas bajas, cuyos presupuestos incluyen en mayor proporción estos productos. Estas personas, que constituyen mayoritariamente el conjunto de perceptores del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), necesitan de una subida salarial hasta los 1.100 euros para 2023 que les permita recuperar parte de la capacidad adquisitiva perdida durante los últimos años.