La precariedad laboral y el precio de la vivienda, factores clave para la baja natalidad
13
de Agosto
de
2019
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Diez millones de personas en España son jóvenes de entre 16 y 35. Este colectivo es uno de los más castigados por los efectos de la crisis en cuanto a empleo y su correspondiente implicación en las posibilidades de emancipación. Desde 2008, esta precariedad ha provocado que la maternidad se retrase dos años, hasta los 31 años de media.Estos datos demográficos son algunas de las conclusiones que aporta el Informe sobre la “Situación sociolaboral de la Juventud en España 2018-2019”, elaborado por el Departamento Confederal de Juventud de USO.En cuanto al empleo, las cifras del paro han mejorado ligeramente con respecto a 2018 aunque siguen muy lejos de las tasas de 2003, cuando nació el otro límite de esta generación, los jóvenes de 16 años . No obstante, «todas las edades y sexos continúan por encima de la tasa general de paro, salvo los hombres de entre 30 y 34 años. Y son especialmente dramáticas hasta los 24 años, pero sobre todo entre los 16 y 19 años. Ahí, uno de cada dos jóvenes que intenta incorporarse al mundo laboral está en paro, con una cifra mayor para las mujeres», ha explica Pablo Trapero, responsable del Departamento Confederal de Juventud del sindicato.Los menores de 35 años suponen casi el 40% del total de personas en paro. En cifras globales, se ha rebajado desde 2018 en 100.000 personas. Sin embargo, no quiere decir que todas hayan encontrado empleo, pues las generaciones que se incorporan son cada vez menos numerosas que las que pasan a edad plenamente adulta. «De hecho, ha bajado el paro, pero también el número de activos, en un 0,43%, al contrario de la tendencia de los adultos, donde sí aumenta la tasa de actividad. Sí se ha recuperado ligeramente la ocupación, pero en un 1,5%, frente al 2,38% global. La leve recuperación de datos del mercado laboral llega más atenuada a los jóvenes», ha lamentado Trapero.Con respecto a la formación de nuestros jóvenes, «efectivamente, es la generación mejor formada de la historia, pero, aun así, soportan más precariedad que los jóvenes de décadas anteriores, cuyos salarios aún no han superado. Casi todos trabajan en el sector servicios, castigado por norma general con peores salarios y horarios. Y, además, a pesar de estar mejor formados, vemos cómo el paro de los titulados superiores ha subido entre los menores de 30 años, y también los de formación profesional superior entre 25 y 29 años. De todas formas, estar formado otorga mayor oportunidad de encontrar un empleo, como se ve en las altas tasas de paro de quienes no tienen la secundaria», ha expuesto Dulce María Moreno, secretaria de Formación Sindical e Igualdad de USO.
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