Los mayores, la gran oportunidad para la economía española

30 de Septiembre de 2023
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El impacto del cambio demográfico en nuestra economía y modelo productivo ha centrado el debate de la cuarta sesión del VI Encuentro de Economía Senior, moderado por el periodista Manuel Campo Vidal. ¿Existen indicios de una economía de la longevidad?

Economía senior

Los datos aportados por Iñaki Ortega, profesor de la UNIR y autor del libro “La revolución de las canas”, así lo corroboran: uno de cada cuatro euros de la economía española proviene de los bienes y servicios (residenciales, salud, ocio, turismo) que se producen y proveen para los mayores de 55 años; más de la mitad del gasto tiene su origen y destino en los mayores, y la mitad del patrimonio está en sus manos. Es un mercado que, además, va a crecer inevitablemente porque vivimos más años.

Es evidente la necesidad de potenciar la economía del envejecimiento o silver economy. Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide, es necesario cambiar la perspectiva de la sociedad hacia el envejecimiento. “Siempre terminamos hablando de la sostenibilidad de las pensiones y la tensión intergeneracional, pero, independientemente de que sea necesaria la reflexión sobre estos temas, hay que centrarse en lo positivo, cambiar de mentalidad y concienciar a la sociedad de que una persona de 65 años puede seguir aportando y mejorando la competitividad de las empresas”.

Indudablemente, el aumento tan significativo de la esperanza de vida en un período corto de tiempo lleva a poner el foco en las tensiones. Iñaki Ortega corrobora la necesidad de centrarse en lo positivo: en que podemos cumplir años con salud en un país como España, en el que “se dan unas condiciones que pueden hacernos líderes en economía plateada”.

La alta esperanza de vida

La alta esperanza de vida, un sistema sociosanitario óptimo, la dieta mediterránea, vivimos hacia el exterior por el buen clima, somos abiertos al mundo y destino turístico con las infraestructuras necesarias para recibir gente, y existe una buena percepción de España como país para vivir. “Todo esto debería convertirse en un plan de país para conseguir compensar los aspectos negativos o gastos que pueda suponer la edad con los ingresos de crear una industria del envejecimiento.

Portugal ya lo está haciendo con algunas medidas como beneficios fiscales que permiten a los seniors tener mayores ingresos con los que pueden invertir en inmuebles y permitirse una serie de prestaciones que se cubren con una emergente industria de la longevidad que les presta servicios. Es un ejemplo que España no debería desaprovechar”.

Para Manuel Hidalgo, el sostenimiento de la economía del envejecimiento no debe provenir de las transferencias que vengan de la contribución de los trabajadores a través de las pensiones, ya que “estaríamos sustituyendo una demanda por otra, reduciendo el consumo del segmento de la población joven. Es necesario que los mayores sigan activos y generando valor para que la industria que se desarrolle se mantenga por sí sola sin necesidad de detraer recursos de otros segmentos de la población”. Es decir, la cuestión de la economía senior involucra intergeneracionalmente a toda la sociedad.

Por ello, una de las principales conclusiones de la mesa de debate fue la necesidad de trabajar más; más años y más personas, porque solo así la economía será más dinámica. “Pero trabajamos menos que nuestros pares europeos en número de personas, en número de horas y en porcentaje por edades. Nuestros vecinos del norte de Europa están 20 puntos por encima en porcentaje de personas mayores de 50 años que trabajan”.

Se aportaron algunos datos, grosso modo, del mercado laboral español: 40 millones de personas mayores de 16 años que pueden trabajar, de los que solo trabajan 21 millones. De los 19 millones que no trabajan, unos 8 o 10 millones son pensionistas, pero el resto son personas que pudiendo y queriendo trabajar, no pueden hacerlo. “Tenemos que generar oportunidades e incentivos para que puedan trabajar, ya que así conseguiremos un país mejor”, indicó Iñaki Ortega.

Para Alicia Coronil, la polarización actual impide poner el foco en el largo plazo y hacer pedagogía respecto a los retos a afrontar y las fortalezas como país para crear el crecimiento económico necesario. “En definitiva, repensar todo el estado del bienestar que se diseñó para una población que vivía algunos años más allá de los 65, con unos gastos sanitarios y de pensiones menores. Pero al mismo tiempo hay un aspecto positivo, que es que los avances tecnológicos nos permiten ser más eficientes en el gasto”.

A la hora de formular propuestas o recomendaciones para fortalecer la economía senior se mencionaron tres grandes capítulos: primero, incentivos fiscales para atraer a los seniors de otros países a España; segundo, esto tendrá un arrastre en la creación de una industria de bienes y servicios para los mayores, que requeriría un plan de incentivos atractivo para empresas, emprendedores y profesionales; y la tercera variable es el mercado laboral, donde se pueden dar facilidades a las empresas para que contraten a mayores, hacer un esfuerzo por recualificarlos para que no se queden obsoletos -España es el país de Europa con menos horas de formación continua para los trabajadores mayores-, y desincentivar las prejubilaciones.

Como conclusión de la sesión, se lanzó un mensaje positivo hacia las empresas para que aprovechen el talento, las habilidades y la experiencia de los perfiles senior, y a éstos para que sean corresponsables y participen de forma activa en buscar soluciones a estos retos.

La segunda mesa redonda del Encuentro contó con la participación de Rosa Santos, directora del Departamento de Empleo, Diversidad y Protección Social de CEOE, Íñigo Sagardoy, presidente de Fundación MásHumano, y Elena Cascante, presidenta de la Asociación 50plus y socia directora del Observatorio Generación & Talento.

Naciones Unidas dice que, en el año 2050, el 53% de la población tendrá más de 50 años, por lo que no cabe duda de que las empresas tienen que abordar el reto si quieren ser competitivas y sostenibles. Elena Cascante mencionó el “invierno demográfico de talento “por la falta de profesionales clave con habilidades y conocimientos que ya se están jubilando (la generación baby boomer) y que no podrán ser sustituidos por cohortes más jóvenes en el mismo número. Puso el foco asimismo en el reto de la empleabilidad saludable: es necesario trabajar la salud física, psicológica y social si queremos que los trabajadores den lo mejor de sí mismos. Como tercer reto apuntó a la convivencia intergeneracional.

Para Íñigo Sagardoy el impacto de la longevidad en el modelo productivo es una realidad incuestionable, al igual que el edadismo (la discriminación por motivo de la edad) en España. “Lo positivo es que hay conciencia de ello, por lo que hay que trabajar en que sea algo beneficioso para los propios senior, las empresas y la sociedad en su conjunto. Con un pacto de Estado en favor de los senior se avanzaría mucho”.

Rosa Santos añadió por un lado el reto de la digitalización que ha transformado el modelo productivo y la forma de trabajar, que afecta de manera determinante a la gente de más edad y obliga a una mejora de la formación continua para que los mayores sean empleables. Desde el punto de vista del sistema productivo, el envejecimiento genera el problema de la sostenibilidad de las pensiones y está engordando el gasto público como consecuencia de la necesidad de reforzar el sistema sociosanitario y de cuidados. Y los datos del mercado laboral son preocupantes, con un 28% de jóvenes desempleados y un 30% de personas mayores de 50 años desempleadas y de larga duración.

Las empresas tienen que entender que ya no sirven las respuestas aisladas para minimizar algún efecto concreto del impacto demográfico, sino que deben hacer un diagnóstico profundo para determinar el mapa actual del conocimiento en la organización y el que será necesario en el futuro, y para entender si la cultura, el liderazgo y los valores de la empresa están alineados con la edad. “Es necesario gestionar a las personas en función de su talento y no del coste, y generar una cultura en las empresas que aprecie el talento senior”.

Desde el punto de vista de los trabajadores, es necesario generar en ellos la confianza de que todavía tienen mucho que aportar, pero también tienen que poner los medios para estar en el mercado laboral, mantener su red de contactos actualizada y seguir formándose. A esto ayudan proyectos como el de Generación Savia, con acciones para sensibilizar en los aspectos mencionados y con una plataforma a disposición del talento senior para formación, intermediación y oportunidades laborales. En 5 años de funcionamiento del programa ya hay en la plataforma 450.000 personas.

Como recomendaciones para la Administración, Rosa Santos señaló que a la última reforma del sistema de pensiones le ha faltado una visión integral. Es necesario ensanchar el mercado laboral para que el sistema de pensiones sea sostenible y hay que ayudar a retener al talento de más edad en el mercado laboral. “Es cierto que se han introducido incentivos para quien quiera alargar su vida activa, pero es necesaria una reforma integral de todas las fórmulas de jubilación. Hay que facilitar que se pueda simultanear la pensión con el trabajo y ahora mismo, tal como está regulado, es disuasorio. También es muy importante reformar la jubilación parcial para permitir que los jóvenes vayan relevando al talento senior estableciendo una transferencia de conocimientos, porque en este momento los incentivos existentes se limitan al sector manufacturero”.

Íñigo Sagardoy añadió a lo ya expuesto que estas reformas respecto a la jubilación también son necesarias para los autónomos, que hay incentivos fiscales y de Seguridad Social que pueden tener un mayor recorrido y que se podría crear un tipo de contrato específico para mayores de 50 años, más flexible y con mayores incentivos que animara a las empresas a contratar, algo que ya existe en otros países.

Como conclusión de la jornada se incidió en la necesidad de mantenernos como “trabajadores empleables”, aportando hasta la jubilación, actualizándonos en conocimientos y redefiniendo nuevos roles, todo ello en un entorno favorable que promueva una cultura pro-edad que ponga en valor la experiencia y la sabiduría de los mayores.

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