Menos del 15% de las hipotecas se destinan a primera vivienda

Un estudio de ASUFIN demuestra que más del 56% de las hipotecas firmadas estaban destinadas a viviendas de inversion

10 de Septiembre de 2025
Actualizado a las 10:38h
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Estrés Menos hipotecas
Foto: FreePik

Es el tema “estrella” que centra las reuniones familiares, las cañas en terrazas con amigos o el café con los compañeros de oficina. La vivienda se ha convertido en un quebradero de cabeza para decenas de millones de españoles que ven cómo, día tras día, es más difícil tener garantizado un techo donde llegar a dormir después de estar fuera más de 8 horas por estudios o por trabajo.   

Alquileres disparados, ya no solo en grandes ciudades sino incluso en zonas periféricas ajenas al boom inmobiliario, e hipotecas inaccesibles para familias que cobran poco más del salario mínimo interprofesional, está provocando una creciente angustia en el seno de nuestra sociedad.

Y así lo reflejan los datos de los últimos CIS: la vivienda es en 2025 el principal problema para más de un tercio de la población y ya muy al 37,30% que alcanzó en el año 2007, antes de que estallara la burbuja inmobiliaria.

Si bien la aprobación de la Ley de Vivienda intentó parar el desproporcionado incremento de los precios del arrendamiento residencial, las trabas o simplemente la rebeldía de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular a aplicar la ley estatal en sus zonas tensionadas, ha motivado que algunas familias se plantearan solicitar una hipoteca para acceder a su primera vivienda.

Si bien los precios de las hipotecas han bajado un 0,70%, con relación al año pasado, el descenso es inferior al experimentado por el Euribor del 1,08%,muchos compradores que aspiran a tener su propia casa no pueden hacerlo: con salarios bajos y la inflación desbocada de los últimos años, en productos básicos como la cesta de la compra, el margen para el ahorro y para “la entrada” mínima del 20 por ciento, exigida por la mayoría de las entidades bancarias, se ve cada vez más reducido.

Salarios bajos, viviendas para unos pocos

Según datos del VI Barómetro ASUFIN de hipotecas, más de 6 de cada 10 consumidores que declara querer pedir una hipoteca, no lo va a hacer porque admiten que las circunstancias económicas no se lo permiten debido a los precios de la vivienda. Asimismo, el mismo estudio revela que más de 2 de cada 10 culpa a su salario como insuficiente para hacer frente a las cuotas de una hipoteca.

Sin embargo, es notable la subida en el porcentaje de usuarios financieros que toman la decisión de hipotecarse como inversión que pasa del 51% al 56% este año, mientras que sigue a la baja el de quienes pueden hacerlo para comprar su primera casa, del 16% al 14,40%.

El 64,80% de las compras tiene como motivación considerar la vivienda como una buena oportunidad de inversión, lo que supone un 5,10% más que hace un año. En el lado contrario, comprar por encontrar buenos precios solo corresponde a un 9,70%, un 12,20% menos que el 21,90% que febrero del 2024.

 En resumen, según el estudio de ASUFIN, más del 56 por ciento de las nuevas hipotecas son suscritas como inversión pero con una peculiaridad: son viviendas que no salen al mercado o lo hacen para usos no habitacionales, como vivienda turística o de alquiler a corto plazo que reduce la oferta y tensiona los precios tanto de alquileres residenciales como de compra.

Una dualidad que golpea más a unos que a otros 

De esta manera, el mercado entra en un círculo vicioso: a más compra de viviendas como inversión, menos oferta para alquiler o compra y en consecuencia, precios inalcanzables para jóvenes y familias trabajadoras en cualquiera de las opciones. Salarios bajos con ínfimos o nulos aumentos interanuales son devorados por la inflación de los últimos años dejando sin alternativas a un porcentaje muy alto de nuestra sociedad.    

Empujados por el alto precio de los alquileres, muchos españoles sueñan con el techo propio.  El estudio de ASUFIN refleja que quieren pedir una hipoteca, no pueden y desisten.

Por otro lado, la mercantilización de la vivienda como inversión se dispara hasta el 56 por ciento de las hipotecas firmadas hasta febrero de 2025 evidenciando que los sectores económicamente más favorecidos tienen más fácil el acceso a la vivienda, ya no para residir en ella, sino como medio de especulación financiera para ampliar sus beneficios patrimoniales, reinvirtiendo incluso los ingresos obtenidos por rentas de otras propiedades o de alquileres turísticos y de corto plazo.

Esta dualidad del mercado de la vivienda golpea, sin duda, a las clases más vulnerables que se ven obligadas a convivir con más miembros en un mismo espacio para reducir costes, a trabajadores a compartir pisos con desconocidos, a familias a alejarse del centro de las ciudades o a jóvenes a retrasar la emancipación del seno familiar más allá de los 35 años.  

La tensión en el mercado de la vivienda se está trasladando al mercado hipotecario en una retroalimentación constante que pone en jaque el bienestar de los ciudadanos que ven como una necesidad básica, la vivienda, ha pasado a ser una mercancía más del sistema económico.   

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