La Navidad dispara las ventas… pero hunde las condiciones laborales

Exceso de trabajo, salarios bajos y precariedad extrema en los supermercados

16 de Diciembre de 2024
Actualizado a las 9:59h
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La Navidad supone un gasto medio que ronda los 500 euros por persona en compras. | Foto: Pexels
La Navidad supone un impulso para la economía, con un gasto medio que ronda los 500 euros por persona en compras. | Foto: Pexels

La Navidad, el momento álgido para las empresas de distribución alimentaria, se convierte cada año en un período crítico para las plantillas de supermercados, según un informe de CCOO. Mientras las ventas se disparan hasta un 30% respecto al resto del año, las condiciones laborales de las personas trabajadoras empeoran drásticamente, evidenciando un sistema que prioriza los beneficios empresariales sobre la salud y los derechos laborales.

Un modelo laboral agotador

Las plantillas de los supermercados enfrentan jornadas interminables, horarios rotativos y una presión constante por mantener el ritmo de ventas durante este período. En 2023, en lugar de reforzar el empleo, se destruyeron 18.000 puestos de trabajo en el sector de la alimentación, según datos de laEncuesta de Población Activa. Esto supuso una caída del 2,6% en el empleo justo cuando la actividad debería haber requerido más personal.

El desequilibrio es evidente: mientras las empresas aumentan su facturación gracias al incremento del gasto en alimentación, los trabajadores soportan turnos extenuantes y salarios bajos. Según la Seguridad Social, el salario medio bruto en el sector es de 1.600 euros al mes, un 26% menos que el salario medio nacional. Esta brecha, junto con el incremento acumulado del 29,5% en los precios de los alimentos desde 2021, deja a muchas familias trabajadoras sin margen para afrontar la cuesta de diciembre.

Mujeres y colectivos vulnerables: los más afectados

El empleo en supermercados está marcado por la feminización y la precariedad. Más del 66% de las plantillas son mujeres, muchas de ellas mayores de 45 años o con estudios básicos. Este perfil laboral, históricamente más vulnerable, enfrenta salarios aún más bajos que sus compañeros hombres, con una brecha salarial del 17%.

La alta parcialidad y la falta de contratos indefinidos agravan la situación. Alrededor del 22% de los empleos en el sector son a tiempo parcial, y más del 40% de las personas trabajadoras declaran hacerlo de manera involuntaria. En períodos como la Navidad, esta parcialidad se utiliza para evitar la contratación de refuerzos, lo que resulta en sobrecarga laboral y una reducción de los tiempos de descanso.

Salud física y mental bajo presión

Las condiciones de trabajo en los supermercados no solo afectan a la economía de las plantillas, sino también a su salud. Dolencias musculoesqueléticas, estrés por la organización del trabajo y agotamiento físico se intensifican en estas fechas. Las largas jornadas de pie, la movilización de cargas pesadas y la exposición a temperaturas extremas, entre otros factores, agravan los problemas de salud laboral, especialmente en plantillas envejecidas.

Además, la falta de formación adecuada para las nuevas contrataciones durante las campañas de Navidad sobrecarga aún más al personal fijo, que debe asumir tareas de supervisión mientras realiza su propio trabajo.

Beneficios empresariales a costa de la precariedad

En 2024, las empresas del sector continúan registrando márgenes de beneficio positivos. Según el Observatorio de Márgenes Empresariales, las grandes cadenas como Mercadona y Carrefour operan con márgenes sobre ventas superiores al 3%, mientras que operadores regionales como Gadisa o Ahorramás alcanzan hasta el 7,2%.

Sin embargo, este crecimiento no se traduce en mejores condiciones para las plantillas. La inversión en salarios y contratación sigue siendo mínima, ya que las empresas prefieren destinar sus recursos a estrategias de expansión y crecimiento.

La urgencia de una regulación estatal

El sector de los supermercados está marcado por una negociación colectiva fragmentada, con más de 50 convenios provinciales y autonómicos que generan desigualdad salarial y laboral entre comunidades. Una regulación estatal uniforme podría garantizar condiciones mínimas en todo el territorio, incluyendo:

  • Salarios dignos: Establecer un salario base acorde al coste de vida y a las exigencias del trabajo.
  • Tiempo de descanso: Garantizar fines de semana libres y limitar las horas extras no remuneradas.
  • Promoción y formación: Crear itinerarios formativos claros para la promoción interna y la mejora de competencias.
  • Salud laboral: Implementar medidas para reducir el impacto físico y mental del trabajo en supermercados.

Cambios necesarios para un sector estratégico

La Navidad no debería ser sinónimo de explotación laboral. Las plantillas de los supermercados, que constituyen un 5% de la población asalariada en España, merecen reconocimiento y condiciones dignas. Mientras las empresas buscan maximizar sus beneficios, es imprescindible que el sector adopte una perspectiva más responsable, garantizando que su crecimiento económico no se produzca a costa del bienestar de sus trabajadoras y trabajadores.

El reto está en manos de sindicatos, legisladores y empresas para construir un modelo laboral más justo, que reconozca el papel crucial de quienes sostienen el sistema de distribución alimentaria, especialmente en los momentos de máxima actividad. La mejora de las condiciones laborales no solo es una cuestión de justicia, sino también una inversión en la sostenibilidad del sector a largo plazo.

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