El establishment respira aliviado por la victoria de Macron, pero sigue sin hacer autocrítica

24 de Abril de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
Guardar
Macron

Las reacciones a la victoria de Emmanuel Macron no se han hecho esperar desde todos los ámbitos del establishment y, en base a los mensajes transmitidos, el escenario es de gran alivio. Una de las primeras ha sido Ursula von der Leyen, quien, a través de su cuenta de Twitter ha felicitado al presidente francés y ha afirmado que "espero continuar con nuestra excelente cooperación. Juntos, haremos avanzar a Francia y Europa".

La máxima representante del capitalismo en Europa, la francesa Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, también ha felicitado a Macron: "Un liderazgo fuerte es esencial en estos tiempos inciertos y su incansable dedicación será muy necesaria para abordar los desafíos que enfrentamos en Europa", ha afirmado en su cuenta de Twitter.

Boris Johnson, primer ministro británico, ha felicitado a Macron y ha señalado que "Francia es uno de nuestros aliados más cercanos e importantes. Espero continuar trabajando juntos en los temas que más importan a nuestros dos países y al mundo".

Por su parte, Pedro Sánchez, que tanto contacto ha tenido con Macron en los últimos meses, no ha querido faltar a la ronda de felicitaciones y ha transmitido un mensaje de felicitación muy poco original, por cierto. "Los ciudadanos han elegido una Francia comprometida con una UE libre, fuerte y justa. Gana la democracia. Gana Europa".

Sin embargo, la realidad es que mucho mensaje de más Europa, de liderazgos fuertes, de victoria de la democracia, pero ningún tipo de autocrítica por parte de los representantes del establishment. Semejan a los burros con antojeras, que sólo miran a sus objetivos primordiales, es decir, beneficiar a las élites mientras las clases medias y trabajadoras siguen empobreciéndose.

Los líderes políticos representantes de ese establishment no están leyendo lo que está ocurriendo en realidad entre la ciudadanía. Marine Le Pen y el resto de partidos de extrema derecha no están creciendo porque haya habido una epifanía fascista mundial que ha convertido a los pueblos en simpatizantes de unas formaciones que crecen en base al odio.

La cuestión es que los pueblos de Europa y del mundo están hartos de que desde los poderes no se les dé soluciones reales a sus problemas, quiere poder tener un salario que le permita llegar a fin de mes y ahorrar un poquito. La ciudadanía quiere estabilidad en el empleo y no la explotación a la que los someten las multinacionales a las que protegen esos políticos y representantes económicos que hoy felicitan aliviados a Emmanuel Macron.

Por esa razón la gente está buscando el contrapoder que ha mencionado Marine Le Pen como ya ocurrió en la década de los años 30 del siglo XX. La ineficiencia de los políticos o, directamente, su venta por cuatro reales a las élites ha llevado a esta situación. Si no se ejecuta ese contrapoder desde el poder, al final, la extrema derecha terminará gobernando.

Lo + leído