Entrevista a Antonio de Diego Arias

06 de Abril de 2019
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Antonio de Diego Arias (1)
Antonio de Diego Arias (1960, Madrid). Licenciado en Bellas Artes, Especialidad de Pintura, por la Universidad Complutense de Madrid, reside en Almería desde los años noventa y, en estos días, presenta su nueva exposición en Meca Mediterráneo Centro Artístico, dirigida y comisariada por Fernando Barrionuevo. Antonio de Diego Arias inició sus estudios en las artes plásticas en el Circulo de Bellas Artes de Madrid. Continuó su formación en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando de Valencia y de Madrid. Y formó parte del Taller de Escultura de Rodolfo Conesa, Catedrático de escultura de la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Se le otorgó la Beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para la Academia de Historia, Arqueología y Bellas artes de Roma, hecho que a posteriori se mostrará determinante en las influencias y en la realización de su obra. ¿Cómo concibes el proceso creativo?- En mi caso como una necesidad y una oportunidad de experimentar en primera persona a través del lenguaje plástico la “experiencia del transitar de lo humano” en una gran diversidad de formas y modos. Proceso que está ligado íntimamente a la necesidad de conocimiento- conocer es ser- y ese es el lugar, el territorio, en donde se asienta mi discurso creativo. ¿Crees que la experiencia es una parte fundamental dentro del hallazgo matérico de la obra?- Bueno diría más, la experiencia es el crisol mismo del ser de la obra y es tanto en su elaboración material como conceptual. La experiencia es entendida como “presencia” de la memoria, de la conciencia indispensables en mi concepción del proceso creativo. ¿Cómo concibes el lenguaje plástico?- Como una enorme oportunidad debido a su increíble capacidad de renovación, transformación e incorporación de procesos, técnicas y temas. ¿Hacia adónde quieres llegar?- Hacia un entorno en lo profesional y personal que me permita mantener de un modo estable, la inercia e incertidumbre que dentro de mí provoca este increíble viaje que es la experiencia artística llena de encuentros y hallazgos. ¿Hay crítica y auto-crítica en tu obra?- Sin duda, la auto-crítica es imprescindible ya que sin su consideración activa, la superación y el crecimiento del proceso creativo quedaría en la oscuridad antes o después. Y en la medida que mi trabajo creativo es en sí una experiencia del ser, una búsqueda del conocimiento. Es fundamental atender y escuchar todo aquello que pueda ayudar a su desarrollo. ¿Qué inquietudes son las que te ha movido a la hora de perfilar esta nueva muestra de tu obra?- Digamos que hay dos. Una, profunda y personal consecuencia de un desencuentro que me hace cuestionarme mi propio ser; y otra, el percibir una profunda deriva dentro de nuestra sociedad en donde el individuo y la misma han perdido gran parte de las referencias en las que se sustentaban. Digamos que estamos ante un cambio de paradigmas en donde lo presente como acción total del hombre ya no es posible. Italia, en concreto Roma, ha sido un referente muy importante en tu obra. ¿Qué queda aún de tus influencias italianas? ¿Cuáles han sobrevivido al paso del tiempo?- Mi relación con Italia sigue siendo muy intensa ya que desarrollo una experiencia profesional en otro ámbito aun en la actualidad. Pero seguramente es la consideración de lo “temporal” lo que este más arraigado en mí. La experiencia del “devenir” en Italia por su increíble densidad de actores y la transcendencia de su patrimonio para la cultura occidental es una fuente inagotable de recursos que sin duda están presentes en distintos planos en mi trabajo creativo, ya sean de un modo consciente o inconsciente. ¿Sigue siendo el tiempo una de tus grandes preocupaciones en tu obra? ¿Por qué?- Si duda, ya que es a través de su consideración, de su intuición el modo en el que tomamos conciencia de nuestra realidad de nuestro transitar. Hace posible la acción de la memoria es fundamental en cualquier proceso de construcción, de conocimiento. Memoria que por cierto está muy disminuida, desacreditada y manipulada en la actualidad. ¿Qué ha cambiado de la concepción del tiempo desde que empezaste hasta llegar a estos precisos instantes?-Quizás su visión, el presente de su experiencia era hace treinta años un presente secuencial, consecutivo excesivamente lineal, por contra hoy es más circular como ondas en un fluido, en donde los posicionamientos son más flexibles y hay una mayor conciencia no sólo del momento sino de su propia memoria. ¿Crees que para que exista un nuevo orden conceptual en la obra de un artista debe haber un distanciamiento entre la vida del autor y el proceso de creación?- Quizás esa sea la tendencia actual en gran parte de los creadores en donde hay a veces una actuación casi quirúrgica en la conceptualización y en la elaboración de los procesos. Un cierto distanciamiento en aras de una objetividad prevalente. En mi caso, abogo por un proceso, por un orden en donde la experiencia y, por tanto, la dialéctica objetividad-subjetividad sea parte de las premisas que se pueden y deben formular conceptualmente. Por lo que el ser del autor está presente en el proceso de creación. ¿Crees que la obra es el producto final o el resultado, sine qua nom, de una ensoñación de un artista?, es decir, ¿es el despertar pleno de esa conciencia íntima del ser?- En mi caso sin duda aunque sea pretencioso. Es más incluso diría de una conciencia poética e incluso metafísica de la obra. ¿Qué destacarías de esta nueva exposición “Prólogos a lo que es posible”?-Seguramente la presencia de la idea de un posible, de la esperanza. La conciencia del fin de un tiempo y la llegada de otro que nos obligará a una transformación radical, en donde la incertidumbre será en sí mismo un actor. Y, desde el punto de vista plástico, la elaboración de las obras deberán adecuar los procesos matéricos y técnicos de tal modo que la presencia del autor, su huella sea irrelevante ante la mirada del espectador. Si estableciésemos el tiempo como un abismo, ¿es esta nueva exposición el relato de esa caída, de cada uno de sus momentos, de sus revelaciones, de sus inexactitudes?- Así lo entiendo, es el punto de partida, el tiempo en su percepción abisal como metáfora del presente. Pero reitero. Hay esperanza entendida como conciencia, el tiempo como memoria y el futuro como posible. Con referencia a tu última exposición, ¿podríamos decir, acerca de tu obra, que en determinados momentos puede ser la representación de un dialogo interno de un ser donde se proyecta esa búsqueda y se termina resolviendo las íntimas estancias del tapiz?- Eso me gustaría pensar que es lo conseguido y que las obras se proyectan al espectador en esa dicotomía de búsqueda y resolución. ¿Tienes en mente algún nuevo proyecto?- En este momento avanzar por el sendero marcado por la última serie “posibles”, profundizar aún más en sus dinámicas internas y simplificar las estructuras que intervienen. Me gustaría modificar la visión del espectador hacia una inmersión más profunda en la obra, aumentando el tamaño y el formato de las obras.El trabajo del artista plástico Antonio de Diego Arias que se podrá ver en la exposición individual que dirige el comisario de arte, Fernando Barrionuevo, y que se presenta en MECA Mediterráneo Centro Artístico, en la calle Navarro Darax, 11, en Almería, del 15 de marzo al 11 de abril, bajo el título “Prólogos a lo que es posible”, donde recopila una selección de obras producidas desde 2017, con la serie " Estallidos ", hasta 2018, la última serie "Posibles". Las obras forman parte de un proceso de aproximación a la percepción de la pérdida de identidad así como a la deriva en la que se encuentra nuestra sociedad en la actualidad, reflejada en la dispersión y disolución de los límites, de los márgenes en los que nos movemos, de la perdida de la memoria como conciencia o de la fugacidad del marco espacio -temporal.
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