Tras el incremento de las tensiones en el Estrecho de Taiwán debido a las presiones militares, económicas y diplomáticas que China ejerce sobre Taiwán, el temor a que se desencadene un conflicto en la zona preocupa no solo a Taiwán y al resto de países vecinos, sino a toda la comunidad internacional.
Además de firme defensor de la democracia en Asia, Taiwán es hoy un elemento clave en el comercio internacional. De todo ello hablamos con el embajador José María Liu, representante de Taiwán en España, quien pide a la comunidad internacional y a los países democráticos que se una frente al expansionismo hegemónico de China y en favor de la paz, y que apoyen también la participación de Taiwán en organismos internacionales, como es el caso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que celebra su Asamblea este mes de mayo en Ginebra (Suiza).
¿Cómo es actualmente la situación en el Estrecho de Taiwán?
Utilizado como pretexto que nuestra presidenta Tsai Ing-wen se reunió con el presidente de la Cámara de Representantes de EE UU, Kevin McCarthy, durante la escala que hizo en Los Ángeles el pasado mes de abril, China inició de nuevo maniobras militares para cercar a Taiwán, como ya hizo en agosto de 2022 tras la visita de Nancy Pelosi a Taiwán. Es evidente que China está desafiando claramente el orden internacional y socavando la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán y en toda la región. Con ello, China viola los principios de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas sobre la solución pacífica de disputas. La visita de mandatarios a países aliados, en este caso nuestra presidenta Tsai Ing-wen, en actividades diplomáticas, es una práctica común y un derecho fundamental de todo país soberano, sobre el que China no tiene ningún derecho a intervenir.
¿Significa esto que puede haber riesgo de guerra en el Estrecho de Taiwán?
El riesgo de guerra sí existe, pero como miembro responsable de la comunidad internacional, Taiwán no agravará la situación ni instigará la confrontación, sino que seguiremos trabajando con nuestros socios de ideas afines para impedir la expansión autoritaria, defender el orden internacional basado en reglas y garantizar un Indo-Pacífico libre y abierto. Nuestra posición ha sido siempre la de no doblegarnos ante la presión ni tampoco actuar precipitadamente cuando tengamos apoyo. Nosotros estamos dispuestos a trabajar con China, siempre bajo los principios de racionalidad, igualdad y respeto mutuo, para encontrar una solución aceptable para ambas partes que mantenga la paz y la seguridad en el Estrecho de Taiwán. El uso de la fuerza militar no es en absoluto una opción para resolver las diferencias, porque sabemos que en las guerras nunca hay ganadores, solo perdedores.
Teniendo en cuenta la importancia estratégica de Taiwán en el mundo, ¿qué consecuencias cree que tendría una guerra en el Estrecho de Taiwán para la comunidad internacional?
Más del 40 por ciento de los productos que se transportan al mundo atraviesan el Estrecho de Taiwán. Además, Taiwán produce más del 60 por ciento de los chips del mundo y el 90 por ciento de los semiconductores más avanzados. Una guerra en Taiwán interrumpiría más del 40 por ciento del comercio mundial. Una intervención militar de China en Taiwán provocaría un verdadero tsunami en la región y no dejaría indiferente a nadie, ni a Japón, ni a Corea del Sur ni por supuesto a EE UU, que es nuestro principal aliado internacional, y si sucediera, que esperamos que no, podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial. Nosotros no pedimos a EE UU que intervenga en una guerra directamente, sino que nos proporcione herramientas defensivas y nos ayude a formar a nuestros soldados para que seamos capaces de defendernos en caso de agresión. La autodefensa es la mayor disuasión contra la amenaza china.
¿Cómo es el apoyo que Taiwán está recibiendo de la comunidad internacional?
En respuesta al anuncio de China de realizar maniobras militares, el Departamento de Estado de los Estados Unidos reaccionó de inmediato para instar a China a actuar con moderación y a no modificar unilateralmente el statu quo en el Estrecho de Taiwán. Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reiteró una vez más durante su reciente visita a China que "la estabilidad de Taiwán es de importancia vital y que cualquier cambio unilateral y por la fuerza en el actual statu quo en el Estrecho de Taiwán es inaceptable". Y el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha pedido a las armadas de los países miembros que "patrullen el Estrecho de Taiwán" para "mostrar su compromiso con la libertad de navegación en una zona absolutamente crucial". Por último, los ministros de Asuntos Exteriores del G7, reunidos del 16 al 18 de abril en Japón, han reafirmado en un comunicado la importancia de la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán como elemento indispensable para la seguridad y la prosperidad de la comunidad internacional.
¿Cree que es sincera la actitud de China cuando dice que quiere convertirse en mediador para la paz en Ucrania?
Durante la reciente llamada del presidente chino, Xi Jinping, al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, el pasado 26 de abril, el primero ha querido sumarse a los intentos de pacificación de Europa mencionando que el diálogo y la negociación son la única salida viable, recalcando que en una guerra nuclear no hay vencedores y argumentando que "la posición central de China es promover la paz mediante conversaciones". Si es verdad que la intención de China es la de hacer de mediador para la paz, sería de esperar que China defendiera y asumiera que la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán es también un asunto imprescindible para el mundo. Si China quiere ser mediador para para la paz, es el momento de demostrarlo en Europa y también en el Estrecho de Taiwán. Ahora que Rusia y China están caminando juntos, los países democráticos tenemos que estar más unidos que nunca frente al expansionismo hegemónico, y el apoyo de la Unión Europea a Taiwán ha de ser significativo e imprescindible.
Una consecuencia directa de la presión de China sobre Taiwán es su exclusión de organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud. ¿Qué podría aportar Taiwán a este organismo?
La República de China (Taiwán) apoya plenamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas relacionados con la salud, y está dispuesto y capacitado para compartir su experiencia para ayudar a la comunidad internacional a trabajar hacia la realización de tales objetivos. Durante la pandemia de la covid-19, el exitoso modelo de respuesta antipandémica de Taiwán hizo que Taiwán ocupara el sexto lugar más bajo en las tasas de mortalidad y letalidad de la covid-19 entre los 38 estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) más Singapur. Taiwán también ocupó el cuarto lugar en cuanto a tasas de cobertura de al menos una dosis de vacuna contra la covid-19, y el tercer lugar en términos de vacunas de refuerzo administradas. Ahora que la pandemia de la covid-19 está disminuyendo y se está acelerando el diálogo sobre el fortalecimiento de los sistemas de salud en todo el mundo, Taiwán no debe quedarse atrás. Taiwán puede ayudar, y la inclusión de Taiwán en los mecanismos de la Organización Mundial de la Salud haría que el mundo fuera más saludable, más sostenible y más equitativo.
¿Esperan este año un mayor respaldo de la comunidad internacional para participar en la Asamblea Mundial de la Salud que se celebra este mes en Ginebra?
A pesar del fuerte apoyo por parte de EE UU y la Unión Europea a la participación significativa de Taiwán en la Organización Mundial de la Salud (OMS), el llamamiento constante para que la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) incluya a Taiwán como observador no ha sido respondido en los últimos seis años. Se trata de una situación anómala que debería ser impensable, porque excluir a Taiwán de estas importantes discusiones sobre salud pública y prevención de enfermedades no solo es perjudicial para los derechos de los ciudadanos taiwaneses, sino que también está privando a la comunidad internacional del conocimiento y la experiencia que Taiwán puede y quiere aportar, haciendo uso de sus lemas "Taiwán puede ayudar" y "Taiwán está ayudando". La terrible pandemia de la covid-19 nos demostró que los virus no conocen de fronteras ni nacionalidades, que el derecho a la salud ha de ser un derecho universal y que, como bien dice el lema de la propia OMS, en materia de salud nadie debe quedarse atrás. Si Taiwán quedara excluido, la OMS mostraría una total indiferencia con el derecho a la salud de los 23,5 millones de taiwaneses. Dado que el próximo 21 de mayo de 2023 dará comienzo en Ginebra (Suiza) la 76ª Asamblea Mundial de la Salud, instamos a la comunidad internacional a que apoye a Taiwán como observador y a que incorpore plenamente a Taiwán en las reuniones, mecanismos y actividades de la OMS, lo cual no iría en detrimento de nadie sino en beneficio de todos.