“Madrid es la única capital europea de fundación islámica”

El historiador Alfonso Mateo-Sagasta nos invita en Un paseo por el Madrid de Cervantes (Reino de Cordelia) a buscar los rastros que aún recuerdan el paso por la capital del reino del autor del Quijote cuando ansiaba triunfar en el mundo de la literatura

20 de Octubre de 2024
Actualizado el 21 de octubre
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Alfonso Mateo Sagasta 1 Madrid

Con ilustraciones del famoso viñetista José María Gallego, este paseo imaginario e interactivo por el Madrid de hace cinco siglos y medio que propone el historiador Alfonso Mateo-Sagasta (Madrid, 1960), nos invita de una forma amena y cercana a sentirnos como Cervantes cuando llegó a la capital del reino con ansias de triunfo y halló una ciudad deslavazada, sucia, caótica y en proceso de un brutal crecimiento poblacional.

¿Cómo era, a grandes rasgos, aquel Madrid de 1566 al que llegó Cervantes para comerse el mundo?

Era una pequeña villa castellana sin enlosar, sin alcantarillado, sin apenas espacios públicos y con pocas viviendas, que de buenas a primeras se convirtió en la capital del vasto imperio de la rama occidental de los Habsburgo. En veinte años su población se quintuplicó.

Aunque con los ojos abiertos se hace prácticamente imposible apreciar aquella ciudad de hace casi cinco siglos, usted invita a verla dejándonos llevar por la mente. ¿De qué manera se puede conseguir?

No es tan difícil, el trazado de las calles es prácticamente igual, y aunque  apenas quedan vestigios de aquella época tan solo hace falta un poco de imaginación y dejarse seducir por las sugerencias del texto. En la guía yo voy diciendo lo que tiene que ver y lo que debe eliminar para que aquel Madrid surja en la cabeza del paseante.

Toma como referencia el Plano de Teixeira de 1656 para articular su recorrido. ¿Por qué precisamente este?

El trazado del paseo se fija sobre un plano desplegable del Madrid actual que va al final del libro, pero es cierto que para ilustrar mejor cada tramo del recorrido el texto incorpora fragmentos del plano de Teixeira que sirven de referencia y comparación. El plano es una maravilla, y aunque es posterior al Madrid de Cervantes que pretendemos reconstruir y que muchos de los edificios que aparecen en él no existían cuarenta años antes, sin duda es la mejor representación gráfica que hay del Madrid del Siglo XVII y cumple muy bien su función de evocar un mundo del que solo nos quedan sombras.    

Aquel Madrid crecía de una forma desorbitada y sin control urbanístico de ningún tipo. ¿Cómo sufrió la población aquel crecimiento alocado en el día a día?

El principal problema se derivaba de la escasez de vivienda y de la regalía de aposento que se promulgó para solucionarla. Por ley, todo propietario de casas de más de un piso estaba obligado a ceder parte a la Corona para que pudiera alojar a sus servidores, lo que propició que cundiesen las construcciones “a la malicia”, es decir, ocultando a la vista esos espacios extra para librarse de las tasas. Por lo demás, nacidos en Madrid eran pocos, la mayor parte de la población era recién llegada siguiendo la estela de la Corte y malvivía como podía. 

“Paradójicamente, el punto de Madrid con mayor sabor cervantino es la casa de Lope de Vega”

De todos los lugares que podemos recorrer para hacernos una idea aproximada del Madrid de Cervantes, ¿cuál es el que mejor identifica al padre del Quijote?

Paradójicamente, yo creo que el punto del recorrido con mayor sabor cervantino es la casa de Lope de Vega, una de los pocos edificios civiles que se conservan de la época. En la actualidad es la casa-museo del poeta y desde luego merece la pena visitarse, más aún si se hace coincidir la visita con el paseo. Es un final perfecto.

¿Qué pequeña curiosidad revela en su libro que aún no sepan incluso muchos madrileños?

Le voy a decir dos, aunque tienen poco que ver con Cervantes. La primera es que Madrid es la única capital europea de fundación islámica, y a ello hacemos referencia al pasar junto a San Nicolás y su torre–minarete. La otra se cita también en el paseo y hasta ahora son pocos los que la conocían. Me refiero al ángel caído que hay sobre la terraza de la casa que hace esquina de la calle Mayor con Milaneses. Estrellado, más bien, pues se le ve chocando de cabeza contra el muro. Como digo en el libro, es curioso que la antigua capital de la Monarquía Católica tenga hoy en día dos monumentos al demonio.

¿Qué papel histórico tiene la imprenta Madrigal en nuestro recorrido espacio-temporal?

La imprenta de Madrigal era una de las más importantes de Madrid, aunque en este momento Pedro Madrigal ya había fallecido y la propietaria era su viuda, María Rodríguez de Rivalde. Popularmente siempre se cita la imprenta como de Juan de la Cuesta, que era marido de María de Quiñones, sobrina y heredera de la propietaria, y fue administrador del negocio durante un tiempo, pero él solo estuvo a cargo de la primera y la segunda edición de la primera parte del Quijote. Aunque se sabe que en 1607 huyó a América por deudas, su nombre siguió apareciendo en todas las portadas y colofones, ocultando el hecho de que eran dos mujeres las que siguieron adelante con el negocio y las que, en definitiva, fueron responsables de la edición de las dos partes del Quijote y de las Novelas Ejemplares.

Para conocer mejor aquel Madrid, ¿qué aconseja? ¿llevar bajo el brazo una edición de bolsillo del Quijote o su guía? ¿o ambas?

Madrid no aparece en el Quijote de Cervantes, ni en la primera parte de 1605 ni en la segunda de 1615, aunque sí lo hace en el de Avellaneda. Si se trata de pasar una tarde agradable a la sombra en una terraza de la plaza de Santa Ana, lleven el Quijote, pero para pasear por las calles que pisó Cervantes, lleven mi guía. Sin duda. Mejor mi guía. 

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