Esta sea quizás una de las preguntas que más nos estamos haciendo los últimos días,
¿debemos prepararnos para un nuevo confinamiento?
Las noticias sobre la evolución del virus no son desde luego muy halagüeñas y en muchas localidades ya se está pidiendo a la población que se queden en casas salvo para cuestiones de primera necesidad. Se trata de una especie de confinamiento voluntario, a la par que se imponen medidas cada vez más restrictivas.
En esta situación, a la gran mayoría, nos asalta el miedo por lo que puede volver a venir, una cierta tristeza por volver al aislamiento y hasta la rabia por la situación con la que nos toca lidiar. Emociones adaptativas y normales ante lo que estamos viviendo y que necesitamos gestionar para mantener el tan deseado equilibrio mental.
Lo cierto es que cada cual responde a estas circunstancias de una forma muy personal y que tiene mucho que ver con su forma de ser, su forma de ver el mundo y la propia situación personal.
No obstante, aunque este escenario se puede afrontar de distintas formas, hay algunas pautas que nos pueden ayudar a prepararnos psicológicamente por si nos sobreviene un nuevo confinamiento:
- Recordar los aprendizajes del primer confinamiento, que seguro que los tuvo. Muchas personas se encontraron de frente con sus verdaderas prioridades y pusieron en orden sus valores, descubrieron fortalezas internas que en otras circunstancias no habrían conocido, dispusieron de ”tiempo” para hacer cosas que les encantaban y para las que no encontraban el momento, descubrieron formas nuevas de generar vínculos con los demás, sacaron la mejor versión de sí mismos para ayudar a otros... . Piénsalo bien... ¿Todo fue malo? ¿Qué aprendizaje sacaste? Ahora puede convertirse en tu mejor aliado.
- Rescatar recursos y habilidades que utilizamos la primera vez y revisar nuestras rutinas. Es el momento de recuperar aquellas cosas que nos ayudaron a enfrentarnos a la situación de una forma más positiva y del mismo modo, analizar los comportamientos, hábitos o rutinas que no ayudaron, para renfocarlos. La experiencia siempre es un grado, como suele decirse.
- Confinamiento no implica aislamiento. Es cierto que hay que limitar el contacto físico y las relaciones sociales tradicionales, pero es más importante que nunca apoyarnos los unos a los otros, y en este sentido, el teléfono y las nuevas tecnologías pueden ser nuestros compañeros. No te sientas sólo y no permitas que alguien que te importa, se sienta solo.
- Entrena tu tolerancia a la incertidumbre. Hemos hablado ya en otras ocasiones de este tema y lo retomamos porque es fundamental. Al final se trata de vivir el presente, no anticiparnos al futuro y centrarnos en lo que sí podemos hacer, cuidar nuestros pensamientos y evitar pensamientos destructivos poniendonos en escenarios catastróficos. Llevar al consciente lo inconsciente para gestionarlo y que no nos domine la ansiedad y el miedo que puede provocar la falta de certeza sobre el futuro. Algo, tan complejo como posible, si lo deseas.
5. Desahógate si lo necesitas. Son momentos difíciles y a veces la rabia y la frustración estarán presentes, es mejor sacarlo fuera y compartirlo con aquellas personas con las que convives.
Reconocer y hablar de nuestras emociones es el primer paso para aceptarlas y superarlas en favor de una actitud más positiva. El simple hecho de hablar de ello, hace el problema un poco más pequeño.
Además, algunas veces entramos en bucle y contar con opiniones o formas diferentes de enfocar las cosas, puede ser de gran ayuda para salir del circulo vicioso y avanzar.
6. Practica actividades que te lleven al bienestar: Siempre con las medidas de seguridad pertinentes, busca la forma de disfrutar: Pasea, baila, pinta, cocina, date un capricho, charla y bromea con tus amigos o tu familia, haz ejercicio físico ... se trata de hacer aquellas cosas que te ayuden a estar mejor y que liberen los neurotransmisores que aumentan la sensación de bienestar.
Incluso si no tienes ganas, hazlo. Seguro que después te vas a alegrar. La actitud en este sentido es muy importante.
Para terminar, quiero rescatar una frase de Alex Rovira, escritor y conferenciante, que nos recuerda que “si algo hemos aprendido de la anterior cuarentena es que el ser
humano tiene la maravillosa capacidad de adaptarse y salir fortalecido de situaciones, a priori, adversas”.
Lo cierto es que, aunque un confinamiento general no tenga porqué producirse, muy probablemente los contactos y nuestras rutinas sociales se vean igualmente muy afectadas los próximos meses. De ahí que los consejos que acabáis de leer os sirvan, en cualquier caso.
Por mi parte, os invito a ser muy responsables para que la situación pueda mejorar y por supuesto, a mantener una actitud positiva ante el futuro. Pensemos que “esto también pasará”.
Si finalmente llega un nuevo e indeseado confinamiento, os animo a pensar en que lo hacemos por un bien mayor (salud) y a confiar en este propósito positivo o algún otro que encuentres para sobrellevarlo lo mejor posible.
Y como siempre, no estás sólo. Si la situación te desborda, busca ayuda profesional.
Si tienes alguna duda y quieres contactar conmigo, puedes hacerlo enviando un email a [email protected]