Cuando comenzó el pasado 13 de Marzo el estado de alarma fuimos muchos los padres quepensamos que tener a los niños en casa todo el día podría llegar a ser uno de los mayoresproblemas. En muchos casos, padres poco acostumbrados a dedicar tantas horas a sus hijosingeniaban formas para entretenerlos... juegos tradicionales, manualidades, actividades debaile... lo que fuese con tal de tener a los más pequeños ocupados.
Sin embargo, precisamente esos menores con los que no sabíamos muy bien que hacer, nosdieron una gran lección. Si podemos afirmar que las personas somos resilientes por naturaleza,concretamente los niños tienen una increíble capacidad de adaptación y así lo han demostradocada día. En general y si lo pensamos bien, nos daremos cuenta de que los niños se conformancon “poco”, muchas veces sólo un poco de atención de sus padres y cualquier cosa con la quepuedan jugar usando su imaginación.
Evidentemente y si pensamos en el bienestar emocional de los pequeños, no podemosgeneralizar puesto que no es lo mismo una casa en la que el niño tiene un jardín espacioso ohermanos de edades parecidas con los que jugar, que niños que conviven en un entorno hostilo los que viven en pisos muy pequeños sin posibilidad de que les dé el aire.
Pero en cualquier caso y atendiendo a todo lo dicho anteriormente, los niños tienen unasnecesidades que debemos cubrir y es un momento clave para levantar la restricción de salir yasí garantizar su bienestar psicológico.
Ya los últimos días, a los profesionales se nos traslada la preocupación porque los menores estánen algunos momentos tristes, irritables o mas rebeldes de lo normal.
Todo esto no deja de ser una consecuencia generalmente normal, es decir, que los pequeñosestén un poco más alterados e incluso que pasen por distintos momentos en el día sobre todoteniendo en cuenta el cambio tan brusco que han tenido en sus vidas y que su percepción deltiempo es diferente a la de los adultos. Pensemos que para ellos y proporcionalmente al tiempode vida que tienen, es un tiempo mayor que para los mayores.
Además, algo que también debemos considerar es que se puede estar dando un contagioemocional de padres a los hijos. Son momentos excepcionales para todos. Pensemos que losniños regulan sus emocionales a través de las figuras de apego y autoridad y por este motivo, esfundamental que no perciban a padres y madres desbordados por la situación.
Con todo lo anterior, está claro que pensar en salir cada día un rato con los niños sólo puedetener ventajas. Sabemos que el simple hecho de pasear un ratito por la calle favorece sudesarrollo cerebral, ayuda a desarrollar la concentración y la persistencia, aumenta el BDNF unaproteína que ayuda a asimilar nuevos conocimientos y también tiene un beneficio físico, nosayuda a combatir la obesidad.
Salir con nuestros hijos es también una válvula de escape para padres que cada día estánconfinados en sus casas atienden a los niños y el resto de responsabilidades (tareas domésticas,trabajo...). Ese tiempo de paseo también favorecerá el equilibrio emocional en los padres,redundando de nuevo en el bienestar de los hijos.
Sin embargo, son muchos los padres que ya están preocupados por el efecto que haya podidotener este encierro forzoso de más de 5 semanas en los niños en su salud mental futura.
Evidentemente que no contamos con estudios ni experiencias previas de situaciones deconfinamiento similares, pero lo cierto que en condiciones de normalidad donde el niño no viveen su día a día situaciones traumáticas por causas especiales (violencia en el hogar, falta derecursos básicos...), no se prevén repercusiones psicológicas destacables a largo plazo.
Como todavía quedan unos días para que los pequeños puedan salir y sobre todo hasta quepuedan recuperar una normalidad, es bueno tomar en consideración las siguientes cuestiones:
- Establecer y mantener rutinas. Esto nos va a ayudar a generar un bienestar emocional,tanto a niños como adultos. El día debe haber momento para todo: hacer los deberes,jugar, colaborar con las tareas del hogar... .
- Hablar mucho con los niños. Ayudarles a entender que emoción están sintiendo y aexpresarla, comprender y empatizar con ellos y incluso enseñarles alternativas parasolucionar sus conflictos (no resolverlo por ellos ni imponerles una solución).
- Hacer ejercicio físico
- Jugar con ellos y dedicarles tiempo de calidad
- Rebajar el nivel de exigencia. Esto es bueno para favorecer un clima favorable en casa. Hay que cubrir unos mínimos, pero no todo tiene que ser y estar perfecto.
La situación que estamos viviendo sólo tiene algunas cosas buenas y el hecho de poder dedicartiempo a nuestros hijos y volver a priorizar la familia es una de ellas. Por ello es bueno quereflexionemos también un momento en los aprendizajes de estos días y que cuando la situaciónvuelva a la normalidad, los usemos en nuestro beneficio.