El impacto psicológico de la guerra de Ucrania amenaza a más de 7 millones de niños

07 de Marzo de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El drama de la guerra en Ucrania está dejando en la población unas secuelas devastadoras no sólo físicas, sino también psicológicas. Y los que se llevan la peor parte son los más vulnerables. Según la ONG Save the Children, más de 7,5 millones de niños están en riesgo de sufrir problemas emocionales por culpa del conflicto armado.

Huérfanos

“Van a haber niños que se van a quedar huérfanos de uno o de los dos padres; las secuelas de las guerras son demoledoras”, explica a Diario16 la psicóloga Consuelo Tomas, directora del centro que lleva su nombre y con una dilatada carrera en el mundo de la atención psicológica. Y es que la situación dramática que se está viviendo en Ucrania golpea con fuerza a los más pequeños. “Los niños, de repente, han tenido que dejar a sus padres e irse con sus madres a otros países; el miedo al abandono o a la pérdida de sus progenitores les hace también más vulnerables y proclives a padecer ansiedad”, explica Tomás.

Destruir el hábitat

El impacto de la guerra es transversal, ya que ataca a la identidad del pueblo ucraniano por parte del ejército ruso. “Implantan por la fuerza las ideas, lo que supone anular la raigambre y las tradiciones de un pueblo”, continúa la psicóloga y prosigue poniendo énfasis en los efectos de la destrucción de la sociedad: “Se están destruyendo los hábitats de esas personas lo que implica sufrimiento y dolor”. Los daños van más allá de dejar un país en ruinas: “Luego hay que reconstruir no solo las casas y las ciudades, sino que también hay que reconstruir emocionalmente la vida de esas personas”.

Contener la respiración

Hace semanas que el pueblo ucraniano soporta una enorme tensión psicológica. “Si aquí estábamos todos conteniendo la respiración, esperando ver si de alguna manera u otra no se desencadenaba la guerra entre Ucrania y Rusia, cabe imaginarse lo que estaban viviendo las personas que estaban allí”, explica la experta en salud mental, que alude a la incertidumbre como uno de los principales disparadores de la ansiedad: “Tanto los civiles como los soldados preparados para defender o invadir Ucrania vivían una incertidumbre; y la incertidumbre es uno de los factores que a nivel emocional genera más tensión y ansiedad, porque realmente no sabemos lo que va ocurrir”, pero también es cierto que esa incertidumbre no afecta a todos por igual: “Cuando hay una baja tolerancia a la incertidumbre las personas empiezan a experimentar síntomas de depresión, porque se tiene una visión muy negativa acerca de lo que va a ocurrir”.

Tomar las armas

Sorprende como una sociedad que vivía el día a día de forma pacífica, de la noche a la mañana, tienen que empuñar las armas para defenderse de un enemigo militar extranjero. “En un conflicto bélico se pierde la seguridad, los trabajos, los estudios de los hijos y de repente la prioridad es defenderse del enemigo”, cuenta la psicóloga. Las imágenes de civiles preparando cócteles molotov para defenderse han dado la vuelta al mundo: “Se produce una cohesión de grupo muy importante porque se están defendiendo frente a un enemigo común”, esto explica cómo el ser humano se adapta a situaciones tan contundentes como una guerra: “Hay personas que a lo mejor no han tenido preparación militar y se les está llamando a defender su país”.

Europa afectada

Pero los efectos psicológicos de la guerra de Ucrania traspasan las fronteras y llegan a casi toda Europa. “Hay muchas personas que en este momento, en otras partes del mundo, están muy preocupadas y con síntomas de ansiedad o problemas de insomnio porque tienen muchísimo miedo a que se extienda esta situación y se vean afectados”. Y es que los mensajes en estos días de Vladimir Putin asustan a Europa por su carácter belicista: El temor y la angustia también nos están afectando a todos porque estamos conteniendo la respiración, estamos ante una guerra a las puertas de Europa”, señala Tomás.

Miedo a morir

La pérdida de seres queridos es otro de los efectos traumáticos de las guerras: “Estas personas no saben si sus familiares siguen con vida, y luego está lo complicado que puede ser vivir el duelo a distancia; es una situación que desgarra a cualquier persona”, explica la psicóloga. Y es que a veces se nos olvida lo obvio: “Detrás de todas las personas que están combatiendo hay familiares que están sufriendo”. Lo que indica que no estar en primera línea tampoco resulta fácil: “Hay personas que han tenido que exiliarse sin saber si van a llegar a la frontera sanos y salvos; y dejando atrás una vida, compañeros, amigos y familiares”. Y luego está el miedo más primigenio: “Hay miedo a morir indiscutiblemente como en cualquier guerra; y este miedo va acompañado de sentimientos de tristeza, de impotencia, de rabia y de ira”. La tensión constante durante tantos días acaba por pasar factura: “La población está sometida a un estado de alerta constante y la sensación de indefensión es muy grande”.

Paz

En el contexto actual la psicología va a jugar un papel clave: “Hay una crisis monetaria, hay un éxodo y esto lo que fomenta son: sentimientos de tristeza, de amargura, de rabia, de dolor, de incredulidad, de odio, de desesperación y todo esto es muy importante que se aborde porque las secuelas van a perdurar en el tiempo”. Y es que el tratamiento psicológico va a ser más necesario que nunca según la experta en salud mental: “En estos momentos sería conveniente que los exiliados reciban apoyo psicológico y también hay que atender las secuelas físicas y mentales de los combatientes y de las personas que están en primera línea”. Y como deseo y antídoto ante la locura de la guerra: “La paz nos da seguridad, la paz nos da confianza, la paz nos da tranquilidad, la paz nos permite desarrollar nuestras vidas de forma adecuada y fortalece nuestra relaciones”.

Todos afectados

La guerra va a tener también un impacto directo en la salud en general: “No olvidemos también los ancianos, personas que tienen unas necesidades especiales o enfermos graves que de golpe no pueden recibir la atención necesaria; la guerra destruye todo el hábitat y esto supone afectar a la salud de las personas”. Y luego están las personas que ya padecían un trastorno psicológico antes de la guerra: “En el caso de aquellas personas que ya tenían problemas emocionales, estos se van a ver agravados”. Como en todo conflicto, sobrevivir es la meta aunque conlleve el precio del recuerdo: “Los que sobrevivan al conflicto pueden llegar a tener problemas de estrés postraumático, depresión o ansiedad”. Y es que las situaciones límite se quedan grabadas a fuego en la memoria: “Van a tener flashbacks, recuerdos que vienen a la cabeza cuando has visto gente muerta o has presenciado un bombardeo”, explica la psicóloga.

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