La salud mental está en jaque. Nos hemos despertado a la urgente necesidad de hablar de salud mental, de salud de las personas a todos los niveles, y las empresas y organizaciones no son una excepción, sino todo lo contrario. Son tiempos de dudas profundas, tiempos que han provocado datos que bien merecen una parada técnica. Más de 4.000 suicidios en España en el año 2020. El INE cifraba en 2020 en un 5,4% la población con algún tipo de cuadro depresivo, 2,1 millones de personas.
En este mar de incertidumbre, de necesidades, de búsquedas y de angustias que vive la sociedad y la economía global en la era Covid-19, las empresas necesitan, ahora más que nunca, unos capitanes con un estilo de liderazgo centrados en la búsqueda de la calidad de vida de su capital humano y las "4 Íes", es decir Innovación, Intraemprendimiento, Integridad e Inteligencia. Bajo la conjunción de estos sombreros se esconden unos líderes transformacionales y flexibles que se adaptan a las tormentas inesperadas del mercado desde los principios rectores de la inteligencia emocional, el altruismo, la ética, el trabajo en equipo, la empatía y el optimismo.
La imbricación de estos elementos, unidos a otros factores vinculados con la psicología positiva, ponen de manifiesto la necesidad de un estilo de liderazgo que gravite alrededor del bienestar corporativo de sus clientes internos, o, dicho de otra forma, líderes preocupados por los latidos laborales de sus personas empleadas. Y es que, es precisamente en sus equipos es donde se encuentra el corazón de las organizaciones, y, por ende, su éxito empresarial. Un enfoque que pone en el centro del debate de las teorías de la gestión de personas un liderazgo que vigorice holísticamente la confianza, el compromiso, la fidelización, el pensamiento disruptivo y la pasión laboral de las personas trabajadoras a través de la búsqueda de su felicidad colectiva. Quizás así amilane el desafío a quien esté reconsiderando su estilo de liderazgo por el temor de no estar a la altura.
Es precisamente ahí, en preguntarse en el por qué y en cómo, dónde empieza este viaje. Porque los equipos no buscan súper héroes, ni súper poderes en las personas que lideran sus organizaciones. Buscan y creen en las personas a las que las personas les importan de manera genuina. Si volvemos la mirada y ponemos el acento en ese cómo, las citas siempre resultan tremendamente inspiradoras y quizás portadoras de verdades que pueden servir como inicio y respuesta a las preguntas. Decía Sócrates “el camino más noble no es someter a los demás, sino perfeccionarse a uno mismo”. Y en este perfeccionase y mirar adentro encontramos el cómo, y en las noticias el por qué; y es que la utopía se ha convertido en inminente necesidad, la necesidad de vivir y trabajar mejor, y mejor también implica más felices. Quizás la pregunta de esta partida de ajedrez que la vida nos plantea es ¿estamos preparados?