Uso de ansiolíticos entre adolescentes: ¿medicados sin control?

08 de Agosto de 2025
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Uso de ansiolíticos entre adolescentes

Cada vez los jóvenes consumen más ansiolíticos y pastillas para dormir.

Un 10% de los jóvenes toma sin receta ansiolíticos y pastillas para descansar, lo que supone una clara evidencia de que hay una crisis de salud mental entre nuestros adolescentes. Estamos ante un fenómeno que no es aislado, puesto que nuestro país lleva encabezando desde hace unos años el consumo de benzodiacepinas en adultos y jóvenes.

Lo que realmente es alarmante es que esta clase de consumo se ha normalizado entre los adolescentes. Los jóvenes los toman para estar más tranquilos, dormir mejor o pasar el día sin pensar demasiado y en demasiadas ocasiones sin visitar la consulta del médico.

La necesidad de acudir al médico

Cuando tenemos un problema, se debe acudir al facultativo, algo que parece evidente, pero que muchas veces no se hace. En ocasiones se retrasa la visita, escudándose en la tardanza de la sanidad pública en atender, algo que puede evitarse al Comparar seguros online, puesto que muchas veces puede ser interesante contar con seguro médico privado a buen precio para toda la familia.

De esta manera, se puede evitar la medicalización sin control que hacen los adolescentes del malestar, algo que ocurre, no solo por la escasez de recursos públicos en materia de salud mental en España, también por el fácil acceso a los medicamentos en los hogares y por una percepción cultural menor sobre los riesgos de los psicofármacos.

La adolescencia: una etapa complicada

El cerebro en los adolescentes todavía está en fase de maduración, en especial en la corteza prefrontal, que es la responsable del control de los impulsos y en la toma de decisiones. Cuando se consumen ansiolíticos, esto interfiere de manera directa en el desarrollo y se producen alteraciones a largo plazo en la gestión de las emociones y en la estabilidad mental.

No hay que olvidar que el adolescente tiene una mayor vulnerabilidad a que se desarrollen patrones de dependencia. Este consumo de ansiolíticos supone una vía de escape ante el estrés o el malestar emocional para que se establezca un patrón conductual complicado de revertir. Cuando no se supervisa este uso, los riesgos se multiplican.

El impacto en las emociones y la salud mental

La utilización prolongada de ansiolíticos no soluciona un problema de base. Con frecuencia, hasta se agrava. Hablamos de que no se enseña al adolescente a conocer y regular las emociones, ofreciéndole una vía de escapatoria rápida que lo que hace es reforzar la evitación y desconexión de las emociones.

Todo ello puede acabar derivando en cuadros depresivos, aislamiento social, anhedonia (incapacidad para experimentar placer) o baja autoestima. Es bastante habitual que se pueda alterar la memoria, la atención o el propio rendimiento académico, de tal forma que se perpetúa el malestar.

Prevención y opciones del uso de ansiolíticos en adolescentes

La complejidad del consumo de ansiolíticos en esta población hace que la prevención sea una herramienta de lo más poderosa. No hablamos solo de restringir el acceso a los fármacos, también de ofrecer alternativas que puedan responder al malestar en el terreno emocional, siempre desde un enfoque saludable.

Educar y concienciar

Lo primero que se debe hacer es hablar con claridad. La información a los adolescentes sobre los riesgos de utilizar de forma no terapéutica los ansiolíticos es básica, lo mismo que enseñarles a identificar síntomas de ansiedad y solicitar ayuda cuando sea necesario.

Los centros educativos y la familia pueden tener un papel importante en este proceso. Por ello, adquiere importancia incluir educación emocional a los jóvenes, así como ir generando espacios seguros en los que se pueda hablar de salud mental o formar a los docentes a la hora de detectar síntomas, siendo estas unas medidas necesarias y urgentes.

Terapias y enfoques no farmacológicos

Hay una serie de alternativas eficaces a la utilización de los ansiolíticos. La terapia cognitivo-conductual es de las que más se usan en los adolescentes con ansiedad, con una serie de resultados más positivos.

Esta terapia lo que hace es ayudar a que se puedan identificar pensamientos que son disfuncionales, desarrollando habilidades a la hora de regular las emociones y afrontar los miedos progresivamente.

Se pueden mostrar técnicas útiles para que se produzcan relajaciones musculares progresivas, el mindfulness, respiración consciente o la actividad física regular. Ello colabora a que se reduzcan niveles de ansiedad basal y a que mejore la autoestima.

La salud mental adolescente, un problema médico y social

El uso de los ansiolíticos en la adolescencia nos deja claro que existe una juventud que se siente sola, desbordada y ansiosa, que no encuentra con espacios para poder realizar una gestión adecuada de su mundo interior.

Afrontar el consumo de ansiolíticos en los adolescentes al final es un tema que necesita de una respuesta en lo colectivo. Estamos ante un problema que se resuelve no con pastillas, hay que tener compromiso y comprensión sobre los problemas, atender, escuchar y dar las respuestas adecuadas.

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