La Alberca
Es uno de los pueblos más populares y bellos de la provincia de Salamanca. Ubicado en lo que se conoce como la Sierra de Francia, La Alberca es un pueblo declarado Conjunto Histórico Artístico y es conocido porque en su interior alberga las típicas casas serranas, una plaza mayor monumental y espectacular y varias iglesias y ermitas de gran interés. Aparte de su arquitectura, que contiene un gran encanto y una excelente conservación de sus viviendas, a pesar su de antigüedad centenaria, desde este pueblo podemos dirigirnos hacia el valle de las Batuecas, que te cautivará por su naturaleza selvática, y a la Peña de Francia, que ya es citada en El Quijote de Miguel Cervantes.
Ciudad Rodrigo
Es uno de los pueblos más completos, en lo que se refiere a su patrimonio arquitectónico y artístico, y es realmente una pequeña ciudad, a pesar de los embates del despoblamiento y el envejecimiento de su población. Esta bella urbe amurallada posee en su interior un castillo, una catedral, palacios, bellos edificios civiles y varias iglesias de interés artístico. Aparte de su encanto medieval y sus murallas, bien conservadas y que se pueden recorrer, la oferta gastronómica y hotelera ofrece precios para todos los gustos y públicos. Por cierto, no te puedes ir de Ciudad Rodrigo sin probar su famoso farinato, una suerte de embutido potente que se elabora con manteca o grasa de cerdo, pan, harina, pimentón, cebolla, ajo, sal, anises y aguardiente.
Miranda de Castañar
Siendo uno de los pueblos quizá más desconocidos de la provincia de Salamanca, es un lugar con mucho encanto, sabor histórico y muy acogedor. En un blog de viajes hemos recogido esta reseña, que citamos literalmente: “En referencia a su patrimonio histórico y cultural, Miranda del Castañar es una plaza fortificada con muralla y castillo. Recorrer su casco antiguo es viajar a su pasado medieval con casas de mampostería y madera características de la sierra, junto a casas de granito con blasones en las fachadas. Miranda del Castañar conserva la muralla de algo más de 600 metros, intacta y completa, con las cuatro puertas que dan acceso al recinto histórico, orientadas a los cuatro puntos cardinales: la de Nuestra Señora, San Ginés (junto al castillo y la vieja alhóndiga), el Postigo y la de la Villa. También se conserva la torre del castillo, símbolo de la jurisdicción condal durante más de quinientos años”.
Béjar
Villa muy famosa en el pasado por su industria textil, que desapareció casi por completo en las décadas de los ochenta y noventa, Béjar fue en el pasado un ducado que aparece citado en El Quijote de Cervantes. Pese a haber pasado altibajos económicos y la pérdida de algo de población, esta pequeña ciudad sigue conservando su interés artístico y monumental, contando con numerosos museos, como el Judío Davil Melul, el textil ubicado en una antigua fábrica y el dedicado al escultor local de proyección internacional Mateo Hernández, y el famoso Palacio de los Duques de Béjar. Aparte del interés propio del pueblo, que cuenta con buenos restaurantes y bares, desde Béjar podemos conocer en sus alrededores lugares para la práctica de la montaña, como la Covatilla y el pico del Calvitero, y practicar el senderismo a través de numerosas rutas, como las conocidas como la de la Fuente del Lobo y la Peña de la cruz, por citar solamente algunas. Finalmente, te recomendamos el palacio renacentista conocido como El Bosque.
Mogarraz
Es un pueblo pequeño, recóndito, muy pintoresco, bello y me atrevería a decir que muy desconocido. Es una villa medieval construida y repoblada en el siglo XI por franceses, gascones y roselloneses, procedencia manifiesta en sus apellidos de origen galo. Se ha conservado perfectamente hasta nuestros días su arquitectura civil de tramonera y piedra. Destaca su agricultura en terrazas perfectamente integradas en la naturaleza, lo que llama la atención del visitante. En muchas guías y rankings aparece como uno de los pueblos más bonitos de España y no es para menos.
Candelario
Es casi un barrio de Béjar, ya que se encuentra a muy poca distancia de esta villa y por carretera se llega en apenas unos minutos. Conocido por sus empedradas vías que se dirigen hacia las montañas y sus típicas casas serranas construidas en tiempos inmemoriales, la villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores. La ciudad fue nombrada Conjunto Histórico Artístico en 1975 y es una de las mejores muestras de arquitectura rural de la provincia de Salamanca, desde donde podemos llegar en menos de una hora en coche. Luego está dotada de numerosos alojamientos rurales para pernoctar y buenos restaurantes y bares para almorzar, siendo una de sus especialidades más conocidas sus patatas meneadas, que no debes dejar de probar.
Ledesma
Situada a apenas media hora de la ciudad de Salamanca, Ledesma es un pequeño pueblo muy desconocido en España pero muy conocido en la provincia salmantina por su famoso balneario. Aparte de este lugar, muy visitado y frecuentado por locales y extranjeros, en una visita a la ciudad no debe faltar el puente de Ledesma, conocido como el Puente Viejo; junto al puente, en el extremo opuesto al que se ubica la localidad, nos encontramos con la ermita de la Virgen del Carmen, patrona de Ledesma, cuya construcción data del siglo XVI aunque posteriormente ha sido remodelada. También en las inmediaciones del río encontramos un mirador en cuya parte central se encuentra una gran pieza cilíndrica de roca granítica, que tradicionalmente se ha denominado el menhir, aunque hay bastantes dudas de que realmente lo sea. Tampoco debe faltar en una vista el famoso castillo de Ledesma y la imponente Casa de la Alhóndiga, construida en el siglo XVI en estilo gótico tardío.
Hay varias iglesias interesantes en Ledesma, como la de San Miguel, la de Santa Elena, en inconfundible estilo románico, y la de Santa María la Mayor, situadas en el centro de la ciudad a unos pasos de la típica Plaza Mayor que encontramos en casi todos los pueblos de España, lugar obligado para tomar un aperitivo y si es posible probar una tapa de chanfaina, una suerte de paella local elaborada a base productos del cerdo. Como curiosidad final, y para concluir, debemos visitar la Puerta o Arco de San Nicolás, la única que actualmente se conserva de las murallas. Cuenta la leyenda que la puerta recibe este nombre porque aquí un musulmán de la villa mandó martirizar a su hijo Alí, bautizado como Nicolás y llamado Nicolasín, junto a los clérigos Leonardo y Nicolás, quienes lo habían convertido a la fe cristiana.
Sequeros
Es un pueblo poco reseñado y conocido, lo cual lo hace todavía más atractivo, al ser un lugar casi inédito y poco frecuentado por el turismo de masas, que tanto daño hace muchas veces a los parajes naturales de nuestro país. Encajonado entre Béjar y Ciudad Rodrigo, en una ruta realmente selvática y con numerosos bosques de robles y encinas, muy característicos de esta región, Sequeros fue declarada Conjunto Histórico Artístico en el año 2004. En un blog de viajes, hemos podido encontrar esta reseña que nos detalla su patrimonio: “Saqueros posee un rico patrimonio natural, precisamente en uno de los parajes de mayor belleza natural, tras una cortina de robles, se erige la iglesia parroquial en el lugar donde se encontró la imagen de la Patrona del pueblo, la Virgen del Robledo; las figuras de la Moza Santa (profeta de tormentas y visionaria) y Simón Vela (descubridor de la figura de la Virgen Morena en la Peña de Francia, sobre la que se erige un santuario) vienen a completar el elenco de sucesos, entre la tradición religiosa y la leyenda, de este auténtico mirador de la Sierra”.