En el corazón de Andalucía, la ciudad de Granada se convirtió esta semana en el epicentro político de Europa, al ser anfitriona de la tercera cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE). Con España como timonel de la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea, la cumbre logró convocar a 50 líderes europeos, demostrando una vez más la capacidad de cohesión y diálogo del continente.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tomó un papel protagonista en el plenario inaugural, acompañado de figuras notables como Ursula Von der Leyen, Charles Michel y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Sánchez resaltó la trascendencia del foro como símbolo de igualdad, confianza y la construcción conjunta de la «Europa del futuro».
Múltiples fueron los temas en la mesa de debate, desde el avance vertiginoso de la digitalización y sus implicaciones, pasando por la soberanía energética de Europa, en donde la guerra en Ucrania juega un papel crucial, hasta el compromiso con un orden multilateral basado en reglas. Precisamente, el multilateralismo fue uno de los puntos donde Sánchez puso especial énfasis. Subrayó la necesidad de «reforzar, modernizar y revitalizar» todas las instituciones multilaterales, con Europa al frente de este cometido.
El delicado escenario internacional marcó la pauta de muchos de los encuentros bilaterales. El presidente Sánchez y Volodímir Zelenski abordaron la situación del conflicto en Ucrania, mientras que con el primer ministro de Finlandia, Petteri Orpo, se discutieron desafíos comunes como la despoblación y la reciente incorporación de Finlandia a la OTAN.
La ampliación de la UE también estuvo en el foco de atención. Sánchez discutió con Dimitar Kovačevski, primer ministro de Macedonia del Norte, el largo proceso de adhesión del país a la Unión, y con Jakov Milatovic, presidente de Montenegro, otro país candidato desde hace más de una década.
Uno de los encuentros más significativos fue con Svetlana Tijanóvskaya, líder de la oposición democrática bielorrusa. El respaldo y preocupación de España hacia la situación en Bielorrusia desde 2020 fue evidente.
La cumbre en Granada muestra del compromiso de los líderes en abordar de manera conjunta los retos que enfrenta el continente. La Comunidad Política Europea, consolidada como foro de diálogo, se perfila como una herramienta esencial en la construcción de una Europa unida y resiliente.
