Hay que mirar hacia China para comprender este conflicto

08 de Marzo de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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tio sam

Suele pasar con frecuencia que cuando nos hacemos las preguntas equivocadas obtenemos respuestas que no nos sirven para comprender lo que queremos averiguar.

Algo así podría estar sucediéndole a quien quiere tratar de comprender lo que estamos viviendo en estos momentos, la denominada "Guerra en Ucrania", o "La invasión Rusa". Llámelo como quiera, pero sepa que desde aquí, desde Europa nos va a costar mucho poder encontrar información, análisis que nos permitan ampliar el foco y llegar a obtener conclusiones que respondan y expliquen las incógnitas sobre la mesa.

Qué nos dicen desde la India

Recomendaba la semana pasada el Coronel Pedro Baños que mirásemos prensa de la India o de Pakistán, como ejemplo, para poder acceder a análisis externos de potencias que, sin estar involucradas directamente en este conflicto, pueden darnos una visión mucho más heterogénea de lo que tenemos ante nuestros ojos.

Y efectivamente, si nos asomamos a medios de la India podremos encontrar enfoques muy distintos a los que aquí se repiten como un mantra. El discurso hegemónico en Europa y en los países aliados de Estados Unidos viene a ser, básicamente, que Rusia, dirigida por un presidente endemoniado, que casi puede tildarse de "loco", ha decidido invadir Ucrania para anexionarla a su territorio. Y que Ucrania, al ser una nación soberana debe poder decidir sobre sí misma, y por ende, "elegir" si quiere establecer una base militar de la OTAN y entrar en el club de la Unión Europea.

Nosotros, como Europeos, la visión que estamos masticando es la del "terrible Putin" y "el pobre Zelenski". Incluso en medios como la Cadena Ser, en la tertulia de la mañana de ayer lunes ya pudimos escuchar a uno de los tertulianos asegurar que la responsabilidad no sólo es de Putin, sino de los ciudadanos rusos, porque según él "a la vista está que son muy pocos los que protestan en las calles contra Putin" y que eso serviría de evidencia para demostrar que la mayoría de la población rusa apoya lo que está sucediendo. Es más, iba más lejos y decía que él no dejaría de pensar (y decir en medios como hizo ayer) que seguiría sosteniendo la complicidad del pueblo ruso hasta que no vea que se juegan su propia vida como hacen los ucranianos por defender lo que es justo. Una atrocidad, en mi opinión, pero un discurso que se pronunció en horario de máxima audiencia por una cadena que se las daba de ser medio progresista.

Hasta aquí, más o menos, el discurso que se repite una y otra vez. La justificación sistemática de apoyar desde Europa a Ucrania enviándoles armas y sancionando a Rusia asumiendo que esto nos va a costar caro a nosotros. Y de paso, comprándole el gas a empresas norteamericanas. Una decisión que incluso ha sido criticada por militares expertos en la materia, que consideran que enviar armas a la población civil ucraniana es una auténtica temeridad como José Enrique de Ayala, general de Brigada del Ejército, retirado. Diplomado en Estado Mayor y Estados Mayores Conjuntos. Diplomado en Altos Estudios Internacionales por la Sociedad de Estudios Internacionales. Fue Jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército Europeo.

Me gustaría desde estas líneas facilitarle al lector algunos textos que pueden servirle de ayuda para tratar de obtener una información algo diferente a lo que venimos escuchando de manera repetitiva.

Le recomendaría comenzar leyendo este artículo firmado por Sixto Jiménez, Economista y empresario, ex directivo multinacional, autor de Cuestión de Confianza, que ha publicado El Diario.es.

El artículo titulado "Europa vencida" analiza, en mi opinión muy acertadamente, cómo el siguiente capítulo será el del aumento de tensión con China, "que buscará forzar el distanciamiento de Europa y otros países respecto a China". Certeramente Jiménez señala que "El pulso con Rusia es un mero capítulo inicial de esta guerra multifacética contra China y está destinado a romper las relaciones Europa-Rusia dejando a Europa del lado americano en la creciente confrontación de bloques. Y a Rusia debilitada en la esfera de influencia de China".

Este es el punto de partida del análisis cuya lectura recomiendo, puesto que Europa, que en mi opinión nunca ha dejado de ser una sucursal norteamericana (para eso fue creada) está ahora mismo teniendo que demostrar un seguidismo vergonzante a una política norteamericana que se ha pasado las últimas décadas rompiendo los pactos, generando guerras a base de mentiras y esquilmando los recursos de aquellos lugares del planeta donde los hubiera.

En la misma línea argumental, y más detallado, el análisis de Ignacio Ramonet, Periodista Francés, que publica el Observatorio de la Crisis bajo el título "Una nueva edad geopolítica". Señala el autor en su entradilla que "la posición de Washington resulta tanto más sorprendente cuanto que su gran rival estratégico, en este siglo XXI, no es Rusia, sino China".

En esta pieza, más extensa y pormenorizada, se pone en evidencia cuál ha sido el comportamiento del "terrible Putin" durante las últimas décadas. Algo que no encaja con el relato que ahora mismo nos quieren vender. Es más, algo que se ha venido incluso defendiendo por nada más y nada menos que tertulianos como el Señor Francisco Marhuenda en el año 2014.

Estos planteamientos que en estas líneas se exponen, están queriendo ser silenciados, atacados, y se promueve además desde Europa -apoyado por España- una política de censura que corte los posibles canales de información que nos permitan comprender, nada más y nada menos, que estamos cometiendo un gravísimo error. Y lo estamos cometiendo porque a España todo este apoyo a Estados Unidos le va a costar caro: en primer lugar porque a nosotros, lo que nos interesa es ser soberanos energéticamente hablando, una cuestión que no ha interesado poner en marcha, suponiendo que a día de hoy estemos pagando 500 euros por kilowatio/hora. Una auténtica temeridad que tenemos que pagar de nuestro bolsillo las clases trabajadoras.

Como el hecho de enviar armas a Ucrania: otra temeridad que en primer lugar pone vidas en riesgo y que además nos supone un coste que se agrava a nuestro gasto público en cuestiones absurdas (y dañinas).

Por si todo esto fuera poco, enemistarnos con Rusia, que históricamente ha mantenido buenas relaciones con España es otra temeridad. Dependemos de Rusia en muchísimas cuestiones (no me refiero a esos multimillonarios que obtenían todo tipo de beneficios del Estado español si se compraban fincas aquí); me refiero a las compras de carne, pues Rusia era uno de nuestros principales destinos de envío; me refiero a la compra del cereal de nuestros ganaderos. Me refiero al abastecimiento de Rusia de gas a buena parte de Europa. Ese gas que nosotros comprábamos a Argelia y que hemos dejado de comprarle principalmente para hacerlo a Estados Unidos a un precio muchísimo más caro.

¿Por qué el Gobierno no nos explica este giro en la adquisición del gas? ¿Por qué no nos cuenta que está negociando con Marruecos la implantación de empresas españolas en los territorios ocupados del Sáhara occidental para generar nuevas energías? ¿Será por eso que le hemos dado la espalda al gas argelino y nos estamos posicionando ya con nuestro amigo norteamericano que nos hace el truco de ofrecernos energía a precio de oro?

La política que está llevando a cabo España en estos momentos no se comprende si se plantea en términos de beneficio a nuestra propia ciudadanía. Se entiende en base al servilismo imperialista norteamericano. Porque oiga, puestos a señalar de imperialistas a Putin (que evidentemente lo es), no nos olvidemos del amigo estadounidense, que de imperialismo sabe algo.

No se trata de que querer la guerra sea una proclama de pacifistas, de "abrazaballenas" (que también, y a mucha honra). Se trata de que defender la paz es clave para defender los intereses de la población: de la Ucraniana, de la Rusa, de la Europa y en definitiva, de la del mundo, porque las clases más pobres, las clases trabajadoras son las que vamos a pagar esta "fiesta". Como siempre. Y van a conseguir que lo hagamos sin rechistar queriendo inocularnos el virus del odio.

¿A quién beneficia esta guerra? Escuchen este impecable análisis

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