Acusan al Vaticano de tener tecnología para borrar el rastro de dinero ilícito

La “llave maestra” del Vaticano: nuevas acusaciones reavivan los fantasmas de blanqueo de capitales en la Santa Sede

11 de Agosto de 2025
Actualizado a las 11:46h
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Leon XIV Vaticano Economía

El Vaticano vuelve a estar en el ojo del huracán financiero. Libero Milone, ex auditor general de la Santa Sede, asegura que descubrió una herramienta capaz de alterar nombres y números de cuenta en transferencias internacionales después de haberse ejecutado, una supuesta “llave maestra” que, de existir, habría permitido operaciones de blanqueo prácticamente ilimitadas, en violación de las normas más básicas contra el fraude.

La acusación, publicada inicialmente por el medio católico The Pillar y confirmada por Milone en una conferencia de prensa, llega en un momento políticamente delicado para el recién elegido Papa León XIV, que busca restaurar la confianza en las finanzas vaticanas tras décadas de escándalos, investigaciones y déficit creciente.

Un auditor expulsado y acusado de espionaje

Milone, ex socio de Deloitte, fue designado en 2015 por el difunto Papa Francisco para sanear las cuentas del Vaticano. Pero en 2017 fue abruptamente obligado a dimitir, acusado por altos funcionarios de “espiar” a sus colegas. Él sostiene que su salida fue una represalia por haber identificado irregularidades que involucraban al entonces cardenal Giovanni Angelo Becciu, condenado en 2023 por malversar fondos de la Santa Sede.

Según Milone, la supuesta herramienta de manipulación de transferencias estaba bajo control de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el organismo que gestiona los bienes y nóminas del Vaticano. La alerta inicial, afirma, provino del cardenal George Pell, fallecido en 2023, quien le pidió investigar la solicitud de APSA para “modificar los controles en el sistema SWIFT” en 2016, algo que calificó de “potencialmente ilegal”.

Milone asegura haber informado de sus hallazgos al Papa Francisco, al secretario de Estado Pietro Parolin y a otros altos cargos, sin obtener respuesta de algunos de los organismos responsables de la supervisión interna.

Negación oficial y dudas técnicas

El portavoz vaticano, Matteo Bruni, ha rechazado las acusaciones calificándolas de “totalmente infundadas” y alegando que APSA dejó de manejar cuentas privadas en 2015, antes de los supuestos incidentes. Además, una fuente experta en el sistema SWIFT sostiene que es “técnicamente imposible” alterar el contenido de un mensaje de pago ya enviado, debido a la seguridad criptográfica que lo protege.

Sin embargo, The Pillar y el propio Milone insisten en que hay indicios de que las transacciones fueron modificadas, aunque no han presentado pruebas públicas concluyentes. Milone afirma no querer “chantajear a nadie” y ha sugerido que aún posee más información comprometedora.

Un historial que pesa

Estas nuevas denuncias amenazan con empañar los avances recientes en la salud financiera del Vaticano, que en 2024 reportó beneficios récord gracias a la gestión de APSA y del Instituto para las Obras de Religión (IOR).

Pero el fantasma de los escándalos pasados sigue presente. Desde el caso del “banquero de Dios” Roberto Calvi en los años 80 (vinculado al blanqueo de capitales de la mafia y hallado muerto bajo el puente Blackfriars de Londres) hasta el fiasco inmobiliario en Londres que costó más de 100 millones de euros, el historial financiero de la Santa Sede está marcado por episodios de corrupción, opacidad y relaciones peligrosas con intereses políticos y criminales.

Implicaciones internacionales

Si las acusaciones de Milone fueran verificadas, el impacto sería devastador: el Vaticano podría ser incluido en listas negras financieras internacionales, quedando prácticamente excluido del sistema bancario global. Eso significaría, en la práctica, aislar económicamente a la Santa Sede, limitando sus operaciones a transacciones en efectivo.

Por ahora, el caso se mueve entre la denuncia mediática y la opacidad documental. Sin pruebas verificadas, el peso de la acusación radica más en la credibilidad de quien la formula y en el historial de irregularidades de la institución que en evidencias técnicas sólidas.

Pero en el Vaticano, donde la política interna se entrelaza con las finanzas sagradas, incluso las insinuaciones pueden encender un fuego que arda durante décadas.

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