América Latina y el Caribe asisten a una de las mayores crisis de migración infantil del mundo

07 de Septiembre de 2023
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En América Latina y el Caribe los niños migran en números récord, desplazándose principalmente a lo largo de tres rutas: la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración hacia el exterior desde América del Sur, y en puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México, según Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

La proporción de niños en situación de movilidad en la región alcanza al 25% de los migrantes, la tasa más alta a nivel mundial -la media es del 13%-, señala UNICEF en una alerta hecha publica que menciona "la violencia, la inestabilidad y el cambio climático como los máximos detonadores de estos desplazamientos" de población.

Esos factores se van apoderando de la región, cambiando de forma dramática la naturaleza de la migración en la última década.

Cada vez son más pequeños y de sitios más remotos

UNICEF destaca que en los peligrosos viajes en los que se embarcan los migrantes se observa a niños cada vez más pequeños. El 91% de ellos son menores de once años en algunos puntos de tránsito.

“Cada vez hay más niños en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia”, afirma el director de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Garry Conille ha advertido de que, cuando los niños cruzan varios países y, a veces, toda la región, "pueden sufrir enfermedades y lesiones, separación familiar y abusos".

En este sentido, el organismo afirma que los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los niños, que a menudo atraviesan selvas, ríos, vías férreas y carreteras, arriesgando su integridad, al margen de que pueden convertirse en víctimas de violencia, explotación y otros atropellos graves.

Incluso si logran llegar a su destino, su futuro suele seguir en riesgo”, abunda Conille.

Flujos cruzados

Esta realidad plantea desafíos a las políticas migratorias nacionales y a las respuestas humanitarias en los países de origen, tránsito y destino.

Pero esto no es fácil puesto que los flujos migratorios de la región a menudo se cruzan de manera que la mayoría de los países son puntos de origen, tránsito, destino y retorno al mismo tiempo, haciendo de América Latina el escenario de una de las crisis de migración infantil más grandes y complejas del mundo.

Para solventar esta situación, UNICEF ha instado a adoptar un enfoque regional integrado que garantice protección a los niños migrantes y refugiados y a sus familias, y que aborde las raíces de la migración forzada. Para conseguir este objetivo, es necesario, en primer lugar, la movilización de la protección internacional y atender las causas fundamentales de la migración específica de los niños, para aprovechar la naturaleza interconectada de los movimientos migratorios y las respuestas políticas en la región

También es preciso invertir en los países de origen para mejorar el acceso a los servicios, prevenir y responder a la violencia, y crear oportunidades de educación y medios de vida para niños, jóvenes y familias vulnerables, y apoyar a los niños que permanecen en el país de origen mientras sus padres han migrado.

UNICEF ha pedido que se amplíen las vías migratorias seguras y regulares para niños y familias, incluidos mecanismos de reunificación familiar y manteniendo el derecho al asilo. "Se debe permitir que los niños y las familias ingresen al territorio de un estado para solicitar asilo y quedarse allí mientras dure el procedimiento".

Otra de las tareas a abordar es el fortalecimiento de los procesos fronterizos y de recepción para que tengan en cuenta a los niños y para que sean dirigidos por las autoridades de protección infantil en la etapa más temprana posible, implementando salvaguardias específicas, preservando la unidad familiar y garantizando el acceso a servicios legales.

Por último, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, considera básico invertir en sistemas nacionales sólidos de protección infantil para salvaguardar a todos los niños, incluidos los migrantes y refugiados, de la explotación y la violencia, garantizando el cumplimiento de procedimientos adecuados para determinar su interés superior y promoviendo el cruce fronterizo seguro.

UNICEF trabaja, pero requiere recursos

UNICEF trabaja con socios y gobiernos a lo largo de las rutas migratorias para proporcionar información precisa, promover una migración segura, ofrecer asistencia vital y apoyar el acceso de los niños a servicios esenciales.

Estas tareas suponen ayudar a los países a prevenir, detectar y proteger a los niños de la violencia y asistir a los que enfrentan dificultades y explotación durante su viaje.

Asimismo, esa labor precisa de fondos para llevarse a cabo. Por ello, a principios de año, la agencia instó a los donantes internacionales a aportar 160,5 millones de dólares para responder a las necesidades humanitarias de los refugiados y niños migrantes en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guyana, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay en 2023. Hasta el mes pasado, UNICEF había recibido menos del 20% de esa cantidad. 

Por otra parte, el organismo solicitó 142,31 millones de dólares para los niños y familias en la ruta migratoria de Centroamérica y México en 2023. Hasta agosto, contaba sólo con el 26% de la financiación

Al respecto, Garry Conille ha recalcado que la escala sin precedentes de la crisis migratoria infantil en América Latina y el Caribe requiere de una respuesta humanitaria urgente y sólida, además de “la ampliación de vías migratorias seguras y regulares para proteger sus derechos y el futuro de los niños y sus familias, sin importar dónde se encuentren”.

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