En un ataque que ha sacudido tanto a Oriente Medio como al panorama internacional, Ismael Haniya, líder político de Hamás, fue asesinado en la madrugada del miércoles en Teherán, la capital de Irán. El movimiento fundamentalista palestino, así como el régimen iraní, han señalado a Israel como responsable del atentado, aunque las autoridades israelíes aún no han emitido un pronunciamiento oficial.
Israel afirma haber matado en Beirut al número dos de Hezbolá
Fuad Shukr, al que el ejército israelí responsabiliza de la matanza de los menores, era un histórico miembro de la milicia libanesa de Hezbolá al que EE UU acusaba de haber participado en la muerte de 241 de sus ciudadanos en 1983
Golpe mortal en Teherán
La muerte de Haniya se produjo durante una visita oficial a Irán, donde había participado en la ceremonia de inicio del mandato del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian, y había mantenido reuniones bilaterales con altos mandos del régimen. Según un comunicado emitido por Hamás, el ataque que acabó con la vida de Haniya fue una “traicionera redada sionista”. La Guardia Revolucionaria iraní, un cuerpo de élite del régimen, confirmó la muerte del líder palestino y añadió que uno de sus guardaespaldas también fue asesinado en el ataque.
Hamás, a través de sus portavoces, ha condenado el asesinato como una “grave escalada” y ha prometido represalias. “Esto no quedará impune”, afirmó Moussa Abu Marzuk, uno de los principales dirigentes del movimiento, en declaraciones recogidas por Al Jazeera. Por su parte, Sami Abu Zuhri, otro portavoz de Hamás aseguró que esta acción no logrará sus objetivos y reiteró la determinación del grupo de “liberar Jerusalén” de lo que denominan la ocupación israelí.
La muerte de Haniya se produce en un momento de alta tensión en la región, marcada por la reciente escalada de violencia entre Israel y las milicias chiíes, particularmente Hezbolá en Líbano. Horas antes del ataque en Teherán, Israel había llevado a cabo un bombardeo en un barrio residencial del sur de Beirut, matando a Fuad Shukr, considerado el número dos de Hezbolá y responsable de varios ataques contra civiles israelíes. Este ataque se dio como represalia por la muerte de 12 menores en los Altos del Golán, incidente atribuido a Hezbolá.
El asesinato de Haniya, encaja con Israel
El asesinato de Haniya, aunque aún no reivindicado oficialmente, encaja en la estrategia israelí de debilitar a Hamás y sus aliados regionales, una misión que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha destacado como uno de los objetivos principales de su gobierno. La política israelí ha sido clara en su intención de desmantelar la estructura tanto política como militar de Hamás, aunque dentro del propio ejército existen dudas sobre la viabilidad de este ambicioso objetivo.
La muerte de Haniya ha provocado una ola de reacciones a nivel internacional. Rusia, a través de su viceministro de Asuntos Exteriores, Mijaíl Bogdanov, calificó el asesinato de “inaceptable” y advirtió que podría llevar a una “escalada de tensión” en la región. Turquía, otro actor clave en la región, también condenó el ataque y acusó al gobierno de Netanyahu de no tener “ninguna intención de lograr la paz” en Gaza, sugiriendo que el asesinato de Haniya pretende extender el conflicto a escala regional.
En Palestina, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, también condenó el asesinato, calificándolo de “acto cobarde y peligroso”. Abás hizo un llamado a la unidad entre las facciones palestinas en un momento en el que el conflicto con Israel ha alcanzado niveles críticos de violencia.
Un golpe estratégico para Israel
El asesinato de Ismael Haniya representa un golpe estratégico para Israel en su lucha contra Hamás. Haniya, quien había liderado el movimiento desde 2017, era una figura clave en la estrategia política y militar del grupo. Su eliminación no solo desestabiliza a Hamás, sino que también envía un mensaje claro a Irán, el principal aliado y patrocinador del grupo, de que Israel está dispuesto a llevar su lucha contra las milicias chiíes y suníes a cualquier territorio, incluso dentro de las fronteras iraníes.
Este ataque, además, se enmarca en una serie de operaciones militares israelíes que han tenido como objetivo a líderes de Hamás y Hezbolá en las últimas semanas. A pesar de la falta de reconocimiento oficial por parte de Israel, estas acciones son parte de una estrategia más amplia para desarticular las redes de apoyo que Hamás y Hezbolá han construido en la región, especialmente en un momento en que las negociaciones para un alto el fuego parece cada vez más lejanas.
La muerte de Ismael Haniya marca un nuevo capítulo en la violenta confrontación entre Israel y los grupos fundamentalistas en Oriente Medio. Mientras que Hamás promete venganza y sus aliados regionales condenan el ataque, la incertidumbre sobre las consecuencias de esta acción persiste. Lo que está claro es que la región se encuentra en un punto crítico, donde cualquier acción puede desencadenar una escalada aún mayor de violencia. Con la tensión en aumento, el asesinato de Haniya podría ser el preludio de una nueva fase en el conflicto, una fase que podría extenderse más allá de las fronteras de Gaza y Líbano, abarcando a actores poderosos como Irán y Turquía.