La Fundación Humanitaria para Gaza ha decidido posponer sin fecha la reapertura de sus centros de distribución de alimentos, en un contexto marcado por el hambre extrema, el caos en los repartos y una creciente condena internacional a la gestión israelí del acceso humanitario. Las autoridades israelíes siguen restringiendo las rutas de ayuda, mientras la ONU denuncia ataques letales contra civiles que solo buscan sobrevivir.
La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), una organización respaldada por Estados Unidos e Israel, ha anunciado que sus centros de distribución de alimentos no reabrirán por el momento, pese a que estaba previsto retomar su actividad este jueves tras la suspensión del miércoles. A través de un comunicado en su página oficial, la fundación ha justificado el cierre por “trabajos de mantenimiento y reparaciones en curso” y ha evitado fijar una fecha concreta para la reanudación del reparto.
“Se compartirá información sobre los horarios de apertura cuando los trabajos sean completados”, señala la escueta nota publicada por la entidad. GHF asegura que está trabajando para garantizar la seguridad de las entregas, una declaración que contrasta con la dura realidad sobre el terreno, donde la población gazatí enfrenta una emergencia humanitaria sin precedentes.
Un reparto marcado por la violencia
En las últimas jornadas, las escenas en los puntos de distribución de ayuda han sido desoladoras: multitudes desesperadas, con ollas y recipientes vacíos, se agolpan para acceder a porciones mínimas de alimentos. La situación es especialmente grave en el norte de la Franja de Gaza, donde no se realiza reparto alguno, lo que condena a miles de personas al hambre.
La pausa anunciada por GHF llega después de días de extrema tensión. El ejército israelí no solo impidió el acceso a los centros de ayuda durante el miércoles, sino que declaró como “zonas de combate” las rutas que conducen a ellos, en palabras del portavoz en árabe de las Fuerzas Armadas israelíes, Avichay Adraee.
Esta militarización del reparto, lejos de garantizar orden, ha exacerbado la violencia y la inseguridad. El alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, denunció que al menos 62 palestinos han muerto y cientos más han resultado heridos en ataques del ejército israelí a civiles que intentaban acceder a la ayuda. Türk calificó la situación como “intolerable” y apeló a la comunidad internacional para que se asegure el respeto al derecho humanitario.
Críticas a la estrategia israelí
El papel del ejército israelí como custodio del reparto de alimentos ha sido objeto de duras críticas por parte de Naciones Unidas. El portavoz del secretario general, Stéphane Dujarric, expresó su preocupación por la “falta de transparencia y responsabilidad cuestionable” de este modelo de distribución, que no garantiza ni el acceso equitativo ni la protección de los civiles.
Mientras tanto, la población gazatí sigue sufriendo las consecuencias de una estrategia de control férreo sobre la ayuda, que lejos de aliviar el sufrimiento, lo profundiza. Las organizaciones humanitarias alertan de que el hambre generalizada podría derivar en una catástrofe aún mayor si no se restablecen inmediatamente los canales de asistencia.
La comunidad internacional debe exigir el cese de los obstáculos al reparto de ayuda, así como investigar los ataques a los civiles que intentan sobrevivir. En Gaza, cada minuto de retraso se mide en vidas humanas.