Los enfrentamientos entre el ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido se han intensificado en El Fasher, la capital de Darfur del Norte, cerrando el cerco de la guerra sobre la población civil. Así lo ha advertido la coordinadora residente de la ONU para Sudán.
En un comunicado, Clementine Nkweta-Salami destaca el terrible deterioro de la situación humanitaria en la región de Darfur, en el occidente sudanés, agudizado por más de un año de hostilidades.
Nkweta-Salami señala que los combatientes no permiten que las familias, incluidos los niños y ancianos, salgan de El Fasher en busca de seguridad.
"Estamos recibiendo informes profundamente preocupantes de que las instalaciones médicas, los campos de desplazados y la infraestructura civil crítica han sido atacados por las partes en el conflicto", apunta.
Sin alimentos ni servicios básicos
La responsable de la ayuda humanitaria en Sudán detalla que muchas zonas de El Fasher se han quedado sin electricidad ni agua y que cada vez es más la gente que no puede adquirir alimentos, además de que el acceso a la atención sanitaria y otros servicios esenciales es muy limitado.
"Después de más de un año de conflicto brutal, las familias han agotado sus escasos recursos y su resiliencia se está erosionando con cada día de violencia", afirma.
Las guerras tienen reglas
Nkweta-Salami enfatiza, asimismo, que todas las partes deben evitar el uso de armas explosivas en áreas pobladas y tomar todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y la infraestructura civil.
"Las guerras tienen reglas que todos deben respetar, pase lo que pase", subraya.
Según la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) la guerra ha desplazado a más de siete millones de personas dentro de Sudán, más de la mitad de ellos niños, cifra recogida por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Además, dos millones de personas han huido de Sudán a países vecinos desde que estalló el conflicto en abril de 2023.
Al borde de la hambruna
Los organismos de la ONU y sus socios continúan trabajando para responder a la inseguridad alimentaria en Sudán, donde unos 18 millones de personas pasan hambre y cinco millones están al borde de la hambruna.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha anunciado que llevará 1.200 toneladas de víveres para unas 116.000 personas en Darfur Central y Darfur del Sur, incluidos los campamentos de desplazados en Nyala.
Los suministros provienen de un convoy de esa agencia que cruzó a Sudán desde Chad la semana pasada. También se están realizando distribuciones de alimentos para 135.000 personas en el estado de Kordofán del Sur. El PMA ha reiterado que la ayuda debe llegar de manera segura a las comunidades vulnerables.