La extrema derecha suma y sigue, ahora Polonia

El euroescéptico Karol Nawrocki gana la presidencia de Polonia por un estrecho margen, en un nuevo avance del populismo ultraconservador en Europa

02 de Junio de 2025
Actualizado a las 14:41h
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Polonia Extrema Derecha

En unas elecciones presentadas como las más decisivas desde el fin del comunismo, el candidato respaldado por el partido ultraconservador Ley y Justicia se impuso por un margen mínimo, abriendo una nueva etapa de tensión institucional y alejamiento de los valores fundacionales de la Unión Europea.

Un país dividido 

Polonia ha dado un nuevo giro hacia la derecha radical. Karol Nawrocki, candidato euroescéptico y firme defensor del ideario ultraconservador, ha sido elegido presidente tras imponerse en la segunda vuelta electoral con un ajustado 50,89 % de los votos frente a su rival liberal, el actual alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski. La diferencia: apenas 369.452 votos, en una jornada con participación récord del 71,63 %.

Nawrocki, respaldado por el partido Ley y Justicia (PiS), se presentó como el garante de los valores tradicionales polacos y la soberanía nacional frente a la "injerencia de Bruselas". Su victoria supone la prolongación del enfrentamiento institucional que ha marcado la política polaca en los últimos años, al enfrentarse a un Parlamento liderado por el europeísta Donald Tusk.

Ambos candidatos se atribuyeron la victoria antes de la confirmación oficial, reflejando la tensión vivida durante toda la jornada. Trzaskowski prometió gobernar para todos, mientras Nawrocki proclamó que “salvará Polonia” de lo que considera una deriva liberal y globalista. El tono confrontativo augura un futuro cargado de choques institucionales y bloqueo político.

Mal síntoma

Lo ocurrido en Polonia no puede entenderse como un fenómeno aislado. La extrema derecha continúa su avance imparable en Europa, consolidándose en países tan diversos como Italia, Francia, Hungría o los Países Bajos. Sus mensajes, centrados en la identidad nacional, el miedo al otro y el rechazo al proyecto europeo, encuentran eco entre amplios sectores de población desencantada con la política tradicional.

Lo preocupante no es solo el resultado, sino el contexto social y cultural que lo permite: polarización extrema, debilitamiento de los medios de comunicación independientes, desinformación y una creciente desconfianza en las instituciones democráticas. El ascenso de Nawrocki es el reflejo de una Europa cada vez más fragmentada, donde los valores liberales pierden terreno frente a discursos excluyentes y autoritarios.

La democracia en riesgo

Conviene recordar que las democracias no siempre mueren con golpes de Estado: muchas veces lo hacen desde dentro, por vía electoral, cuando quienes llegan al poder desprecian los contrapesos institucionales, atacan la independencia judicial o restringen las libertades en nombre de una supuesta voluntad popular.

El auge de líderes como Nawrocki plantea un riesgo real para los cimientos democráticos. No se trata de una alternancia política convencional, sino de un cambio de paradigma que amenaza con erosionar derechos, polarizar a la sociedad y romper con décadas de construcción europea.

La elección en Polonia debe leerse como una llamada de atención. No solo para los polacos, sino para toda Europa. Porque cuando la extrema derecha suma, la democracia resta.

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