Putin podría estar pensando en avanzar en su ofensiva contra Europa para reconquistar territorios de la antigua Unión Soviética. Sobre el tablero de sus generales hay otros objetivos posibles además de Ucrania, como Moldavia o Georgia. Según ha publicado la agencia rusa de noticias Tass, “francotiradores entrenados en Ucrania están llegando a Georgia, para realizar provocaciones durante las protestas masivas”.
“En sus intentos de desestabilizar la situación política interna en Georgia tras las elecciones del 26 de octubre y desatar otra revolución de colores, los occidentales no se detendrán ante nada. Francotiradores entrenados en Ucrania están llegando a la república para organizar provocaciones durante las protestas masivas”, aseguró la fuente consultada por la agencia.
La Comisión Electoral Central de Georgia (CEC) anunció el recuento de votos en cinco colegios electorales seleccionados al azar en cada distrito electoral. Las comisiones electorales ya han elegido los colegios electorales donde se realizará el recuento. Georgia ha celebrado sus elecciones parlamentarias, las primeras en las que se utilizaron urnas electrónicas. Según el principal organismo electoral, el partido gobernante, Sueño Georgiano, obtuvo el 53,9% de los votos y formará de manera independiente el nuevo gobierno.
Cuatro partidos de la oposición superaron el umbral del 5% necesario para entrar en el parlamento, pero todos rechazaron los resultados de las elecciones. Pero mientras el país decide su futuro, el Kremlin parece tener otros planes que pasan por la injerencia en los asuntos internos de los georgianos.
La guerra ruso-georgiana, también llamada invasión rusa de Georgia, fue un conflicto armado entre Georgia, de un lado, y Rusia con el apoyo de las autoproclamadas repúblicas prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia por el otro. Empezó el 7 de agosto de 2008. Los combates se iniciaron en Osetia del Sur, con la batalla de Tsjinval, y se extendieron posteriormente a otras regiones de Georgia y al mar Negro. El 12 de agosto Dmitri Medvédev decretó el fin de las operaciones militares rusas en territorio georgiano y posteriormente aceptó el plan de paz propuesto por la Unión Europea, que conllevaba la retirada de ambos bandos a las posiciones anteriores al comienzo del conflicto.
Ahora Putin parece tener otros planes, y si bien la invasión parece demasiado precipitada, sí que es evidente que el gobierno ruso está dando pasos en la sombra para aumentar su influencia sobre el país vecino. “Si rascamos bajo la superficie aparece una realidad más siniestra: una Europa inmersa en una guerra híbrida prolongada y feroz que exige nuestra atención”, asegura el experto Alexander Borum en Euronews.
“Desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, el mundo occidental ha comprometido un nivel sin precedentes de apoyo militar y económico para frenar la marea de violencia desenfrenada contra el país. Si bien este apoyo ha sido crucial para garantizar la independencia de Ucrania, también ha intensificado la actual guerra híbrida de Rusia contra Occidente, en particular contra la Unión Europea”, añade. Aunque Rusia es el agresor más destacado, no está sola en sus esfuerzos antioccidentales. Ha equilibrado diligentemente sus intereses con los de Occidente, reclutando socios como Bielorrusia, Irán y Corea del Norte.
Nos guste reconocerlo, estamos en guerra contra Rusia y el Kremlin mueve sus piezas. El objetivo de Putin: ensanchar territorio, ampliar fronteras hacia el oeste mediante la política militar de hechos consumados. Los planes secretos contemplan conquistar pequeños estados antes en la órbita comunista. Georgia, un lugar al que la UE no presta demasiada atención (a diferencia de las repúblicas del Báltico, mejor custodiadas por la OTAN), es uno de los que están en la diana. Y podría caer en manos de Putin sin que nos diésemos cuenta.