Ucrania está perdiendo la guerra y todas las alarmas han saltado en la OTAN. En las últimas horas se ha filtrado un supuesto informe en el que se asegura que la Alianza Atlántica está planeando enviar militares instructores a Ucrania, según fuentes del New York Times. Colocar militares aliados en suelo ucraniano sería atravesar un peligroso Rubicón.
Mientras Rusia sigue avanzando en el frente ucraniano, la OTAN estaría sopesando dar un paso adelante en la escalada, un movimiento que implicaría todavía más a Estados Unidos y a Europa en la guerra. La Administración de Joe Biden, no obstante, insiste en que no enviará tropas estadounidenses sobre el terreno.
La guerra parece entrar en una fase decisiva. Putin amenaza con tomar Járkov, la segunda ciudad del país en importancia. Sin embargo, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró ayer, al término de su visita a China, que sus ejércitos no tienen planes para conquistar ese preciado bastión. Putin culpa a Kiev de la actual ofensiva rusa en Járkov, y añade que las tropas rusas están intentando crear un cinturón de seguridad para proteger las regiones fronterizas rusas que son atacadas continuamente por la artillería ucraniana.
Sin embargo, la OTAN posee informes secretos que van en un sentido totalmente contrario. Según la inteligencia aliada, Rusia tiene planes muy concretos para cerrar la pinza sobre Kiev, una envolvente que dejaría aislada a la capital ucraniana. La situación en el frente empieza a ser desesperada. Zelenski ha aplazado todos sus viajes a las capitales europeas (entre ellos el que tenía previsto en Madrid, donde iba a firmar una serie de convenios de colaboración con Sánchez).
Hasta donde se sabe, la OTAN ha diseñado al menos dos planes a corto y medio plazo: un plan A ofensivo para enseñarle los dientes a Putin, sobre el terreno, y un plan B más conservador, que consistiría en reactivar ladiplomacia y la negociación con el Kremlin. La partición de Ucrania en dos zonas, una rusa y otra aliada, tal como ya ocurrió al final de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, se contemplaría como una opción. En ese sentido, el director del Real Instituto Elcano, Charles Powell, tiene claro que la OTAN no emprenderá un diálogo con Rusia hasta que el país detenga la guerra en Ucrania, aunque considera que a partir de ese momento habrá que “tender puentes” entre ambos bloques, informa Efe.
En una entrevista con la agencia española de noticias, Powell recordó que hace 12 años, cuando se estaba preparando el “concepto estratégico” de 2010, hoja de ruta de la organización atlántica, “se hablaba de Rusia como socio privilegiado”. “Creíamos que era posible, entre otros motivos porque al abrirnos al comercio pensábamos que estaríamos cada vez más interconectados y que los propios rusos no iban a querer tensar la cuerda tanto”, añadió.
“Somos conscientes de que no es fácil hablar con el régimen de Putin, tampoco creemos que sea tarea nuestra exigir un cambio de régimen en Rusia; es algo que tienen que exigir libre y democráticamente los rusos si fuese posible, cosa que quizá no sea posible en un futuro próximo”, ha analizado.
El Instituto Elcano es una fundación privada creada en 2001, centrada en estudios internacionales y estratégicos, cuya labor es contribuir a la elaboración de respuestas “innovadoras, sólidas, inclusivas e informadas” sobre los retos globales y su gobernanza, y sobre el papel de España en el mundo, según explica la organización.
La guerra no va mal para Rusia, según los informes de la OTAN, pero la situación tampoco es boyante ni invita a la euforia al régimen de Moscú. De hecho, el Kremlin sopesa movilizar a presos actualmente en las cárceles rusas ante la falta de soldados en el frente. El ejército ruso ha sido diezmado en los últimos dos años. Ucrania, armada por sus socios occidentales, les ha hecho mucho daño, y ya se habla de más de 50.000 bajas en lo que va de invasión. Putin ha recurrido a varias movilizaciones generales, incluso de reservistas, pero esta medida es políticamente impopular y no le conviene apretar demasiado a la población. La amenaza de una revuelta en la calle sigue estando latente. Aunque apenas nos llega información sobre la opinión pública rusa (los medios de comunicación han sido todos controlados por el Gobierno), es fácil entender que la moral de los ciudadanos está seriamente tocada. Miles de familias han perdido a alguno de sus miembros en la guerra y las sanciones de la UE no hacen que la vida sea precisamente fácil en el país. Hay inflación, miedo al derrumbamiento de las exportaciones y al corralito financiero. Todo esto se recoge en los informes secretos de la OTAN, que se van filtrando con cuentagotas.
China, vigilante
En las últimas horas, Putin ha discutido “con todo detalle” la situación actual de la guerra de Ucrania con su homólogo chino, Xi Jinping, durante la visita oficial a Pekín del mandatario ruso, que finalizó este viernes. “Ambos han conversado cara a cara y con todo detalle sobre esta cuestión”, ha manifestado el asesor presidencial ruso Yuri Ushakov en un momento en que Rusia ha redoblado su ofensiva en la región ucraniana de Járkov, en el noreste del país, con vistas a la captura de su estratégica capital, la segunda ciudad más poblada de Ucrania.
Putin ha elegido China como el destino de su primer viaje oficial tras renovar su mandato en las elecciones del pasado mes de marzo, aprovechando la conmemoración del 75 aniversario de la apertura de relaciones diplomáticas entre ambos países. Los servicios de inteligencia de la OTAN siguen muy de cerca los movimientos del gigante asiático, ya que, de implicarse directamente en la guerra, consolidando dos bloques (el ruso-chino y el yanqui-europeo) el escenario podría convertirse en aún más tenso y diabólico para la paz y la seguridad mundial.