La Franja de Gaza ha sido testigo de otra noche sangrienta tras un devastador bombardeo israelí que dejó al menos 50 muertos, en su mayoría mujeres y niños. El ataque se produjo en un campamento de desplazados en Rafah, al sur de Gaza, y ha provocado una ola de indignación y llamados a la acción por parte de las facciones palestinas.
El ataque en Rafah es solo el último de una serie de bombardeos que han afectado a múltiples zonas de Gaza. En las últimas 24 horas, se han reportado ataques en al menos 10 centros de desplazados en Yabalia, Ciudad de Gaza, Nusseirat y Rafah. La cifra de víctimas sigue en aumento, con los equipos de rescate trabajando contra reloj para sacar a las personas de entre los escombros.
Reacción de Hamás y Fatah
Hamás, la organización islamista que gobierna Gaza, ha calificado el ataque como una "masacre" y ha llamado a la población palestina a manifestarse. En su comunicado, Hamás insta a "escalar las actividades públicas de rabia y presión para parar la agresión y la guerra genocida". Este llamado a la movilización se produce en un contexto de creciente tensión y desesperación entre los palestinos, que se sienten cada vez más aislados y vulnerables.
Por su parte, Fatah, la facción laica que lidera la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania, ha emitido un comunicado en el que describe la masacre como un reflejo del "fracaso del derrotado ejército israelí en su lucha contra la resistencia palestina". Fatah también ha acusado a la Administración americana y a varios países europeos de ser "compañeros en esta masacre", señalando que su apoyo a Israel facilita estas tragedias.
Desastre Humanitario en Rafah
El Ministerio de Sanidad de Gaza ha informado de cifras alarmantes: desde el inicio de la guerra, más de 36.000 personas han muerto y más de 80.000 han resultado heridas, la mayoría de ellas civiles. Además, se estima que unos 10.000 cuerpos continúan atrapados bajo los escombros. Esta cifra solo aumenta la urgencia de una intervención humanitaria efectiva.
El campamento de Rafah, que albergaba a miles de desplazados, ha sido uno de los objetivos principales de la ofensiva israelí desde el 6 de mayo. La zona de Tal al Sultan, también en Rafah, fue bombardeada recientemente, resultando en la muerte de dos altos cargos de Hamás. Estos ataques continuos han obligado a más de 900.000 gazatíes a huir de sus hogares, buscando refugio en otras partes de la Franja que tampoco están preparadas para acoger a tal cantidad de evacuados.
La inacción de la comunidad internacional
La comunidad internacional ha sido criticada por su aparente inacción ante las continuas agresiones en Gaza. Organizaciones de derechos humanos y líderes globales han sido llamados a intervenir para detener lo que muchos describen como una catástrofe humanitaria. La ONU y otras organizaciones han solicitado repetidamente el cese de las hostilidades y la apertura de corredores humanitarios para proporcionar asistencia a los civiles atrapados en el conflicto.
Las escenas en Rafah y otras áreas afectadas son desoladoras. Sobrevivientes y testigos describen momentos de pánico y desesperación mientras intentaban salvar a sus seres queridos. "Salía del local y se ha caído todo entero, es una pena; teóricamente cada año se tiene que hacer una inspección. Estamos tocados. No puedo hablar, eran mis vecinos”, relató Raúl Pursnami, propietario de una tienda contigua al local afectado.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha expresado sus condolencias y ha ofrecido la colaboración de España para proporcionar todos los medios necesarios para la emergencia. Por su parte, Marga Prohens, presidenta de Baleares, y otros líderes políticos han manifestado su solidaridad y apoyo a las familias de las víctimas.
Masacre en Rafah
La situación en Gaza sigue siendo extremadamente crítica. La reciente masacre en Rafah es un recordatorio sombrío de la necesidad urgente de una solución pacífica y duradera. Los llamados de Hamás y Fatah a la movilización reflejan la desesperación y la determinación del pueblo palestino para detener lo que consideran una guerra genocida.
Es imperativo que la comunidad internacional actúe de manera decisiva para proteger a los civiles y trabajar hacia un alto el fuego inmediato. Las vidas de miles de inocentes dependen de ello. La tragedia de Rafah debe servir como un llamado a la acción para que se tomen medidas concretas y se ponga fin a la violencia desenfrenada que continúa devastando la región.